Primera parte con 30 minutos donde el Barcelona, habitual últimamente, no olía el balón. Valverde salió con cuatro centrocampistas con la referencia del ‘meneo’ que recibió en el partido del Camp Nou. Ni con esas consiguió el Barsa ver la pelota y es que el centro del campo no se gana por el número de mediocampistas sino por el perfil que éstos tienen. Eso es algo que el técnico azulgrana debería saber a estas alturas.
Delante hubo un Betis resultón pero con dientes de leche. La falta de un delantero esta temporada es un error histórico que el equipo de la Palmera ha pagado caro. Además, Quique Setién brillante en muchas ocasiones no tuvo su noche. Inexplicable la presencia tanto tiempo sobre el campo de William Carvalho.

Aun con todo, 0-2. Sí, Messi de nuevo. Primero de falta antológica y segundo tras obra de arte de Luis Suárez. El resto del encuentro fue un pasar de minutos donde cayó algún que otro gol por ambas partes con nueva exhibición del rosarino, mientras el conjunto verdiblanco esperaba solo el pitido final.
Y con esto el Barsa sentenció la Liga (si es que no lo estaba ya) y comienza a tener una cara de triplete difícil de disimular. Al que escribe le gusta que su equipo gane pero no que lo haga de cualquier manera. No me gusta ver cómo se regala el balón y se espera el fallo del rival para matarlo a la contra. Sé que es una manera lícita de conseguir victorias pero a mi personalmente me desagrada. Y lo hace porque he visto a mi equipo conjugar el buen juego con la consecución de títulos. Y ya no es que hable con nostalgia de épocas pasadas con Guardiola al mando. Hablo de éste mismo equipo que fue capaz de hacer grandes encuentros en Wembley contra el Tottenham o pasó por encima del Sevilla en la final de Copa del Rey del año pasado.
Celebraré cualquier título al mismo nivel que en las épocas de obras de arte semanales, pero una parte de mi sabrá que otra manera es posible.