Por la Avenida de la Palmera se respira ilusión en cada esquina. Los béticos con más veteranía temen mentar el objetivo porque no sería la primera vez en la que la ilusión termina convirtiéndose en decepción. Sin embargo, hasta el último seguidor del equipo de las trece barras ve que estamos ante una temporada histórica. El Real Betis ha vuelto al lugar que nunca debió abandonar.
De la mano del ingeniero Manuel Pellegrini, un entrenador de categoría, y con una hornada de futbolistas de una calidad infinita, los verdiblancos optan a ganar la Copa del Rey y lo que sería ya un resultado excelso, a entrar en Champions League. Es verdad que el calendario en Liga no es precisamente liviano con rivales como Real Sociedad, Valencia, Barcelona o Real Madrid (aunque éste en la última jornada de Liga donde previsiblemente llegará como campeón).
Lo dicho, un camino complicado pero que en mi opinión vendrá marcado por lo que suceda el próximo 23 de abril en la finalísima de Sevilla. La victoria supondría una inyección de motivación que llevaría al equipo en volandas hacia el objetivo de jugar en la primera división europea.
Los pases con escuadra y cartabón de Canales, los penaltis de Borja Iglesias, las genialidades de Fekir, la velocidad de Bellerín, el todoterreno Alex Moreno…cuando son muchos los nombres que destacan lo que verdaderamente está sucediendo es que el equipo está creciendo. Y ésta es una realidad que no sólo los números evidencian.
El equipo es capaz de remontar, domina varios registros, se hace en muchas ocasiones dueño del encuentro, los que salen desde el banquillo aportan, en definitiva una serie de hechos que convierten a un conjunto de media tabla en uno con el derecho a ser llamado grande. Un conjunto de esos que cuando te toca a la jornada siguiente automáticamente piensas que será complicado.
Queda por tanto apenas un mes para comprobar si lo que se intuye termina confirmándose. El todo o la nada. O mejor dicho, el todo o una parte puesto que lo que ya ha conseguido el Real Betis, tras 18 años de un querer y no poder, es que por fin se lo empiece a creer.
Desde la otra orilla también se constata el crecimiento del Betis y se le ve como el adversario más peligroso en la lucha por la Champion aunque está claro que dependemos de lo que hagamos nosotros.Este crecimiento debe ser beneficioso no solo a la Ciudad sino al Sevilla porque tiene que ser un estímulo, y una motivación extra para un equipo que en los últimos años no había encontrado a nivel deportivo la resistencia ni la competencia amenazadora por parte del Betis.Ojalá esta rivalidad redunde en una apasionante y sana lucha por conseguir el preciado trofeo de mejor equipo de Sevilla.
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