Adrián San Miguel es el portero de moda en la Premier League inglesa. Llegó al West Ham la temporada pasada procedente del Real Betis y, tras unos primeros momentos complicados, logró hacerse dueño de la portería de los hammers y su progresión ha sido espectacular.
Sus actuaciones en la presente temporada están contribuyendo de manera decisiva a la buena marcha de su equipo, situado en la séptima posición de la tabla clasificatoria. De hecho, según el ranking de la página oficial de la Premier, el portero sevillano es el tercer mejor de todos hasta la fecha, por delante de guardametas de la talla de Thibaut Courtois o Joe Hart.
Sin ir más lejos, esta semana ha vivido Adrián uno de los momentos más especiales y emotivos de su carrera. En el partido de la Tercera Ronda de la FA Cup frente al Everton, el excancerbero del Betis anotó el tanto decisivo en la ronda de penaltis. Tanta era su confianza que, mientras caminaba hacia la pelota, se quitó los guantes con tranquilidad, sabedor de que su lanzamiento acabaría en gol.
He de confesar que, aun alegrándome sobremanera por los éxitos de Adrián, no puedo reprimir sentimientos de nostalgia y enfado por no ver a este porterazo defendiendo la portería del Real Betis. Los males actuales del club verdiblanco empezaron cuando dejaron escapar a canteranos como Adrián o Cañas, piezas fundamentales de la clasificación para la Europa League de la temporada 2012-2013.
Dentro de poco más de un mes Vicente del Bosque ha de dar una nueva lista de convocados para la jugar con la Selección Española. Si Adrián sigue con su buen momento de forma, no es descabellado pensar en una llamada a filas al portero sevillano.