Ya llevamos casi un mes de depresión. Los aficionados al fútbol seguimos contando los días que separan el final de la pasada temporada con el principio de la que viene. Afortunadamente, el fútbol no nos abandona en el periodo estival y son varias las citas que podemos seguir para acabar con el mono. La primera, de la que escribí en su día fue la Europa Nations League, insuficiente para llenar un año impar, o lo que es lo mismo, un verano sin Eurocopa ni Mundial. Sin embargo, este mes tenemos dos selecciones a las cuales animar en torneos importantes: el Mundial femenino y la Eurocopa sub21. No obstante, el calendario es tan caprichoso, que las confederaciones ajenas al viejo continente han tenido a bien llenar este vacío con las tres competiciones continentales por selecciones. Por lo tanto, lo que podía parecer un verano aburrido se va a agitar con la Copa América, la nueva Copa África, que abandona las fechas invernales, y un tercer torneo mucho más desconocido. Hablamos del hermano pequeño de estos trofeos, de la desconocida Copa Oro.
Organizada por la CONCACAF, el torneo aglutina a las mejores selecciones de Norte y Centro América además del Caribe. Una nómina que también se amplia este año siguiendo la tendencia marcada por la Eurocopa y la CAN, cada vez con mayor cupo. En este caso, serán 16 y no 12 los equipos que disputen una edición también innovadora en cuanto a las sedes, que por primera vez compartirán tres países. A la habitual Estados Unidos, que copará la mayor parte de los encuentros, se les une este año San José de Costa Rica y Kingston en Jamaica, que albergarán algunos partidos de la fase de grupos. Lo que parece inalterable es el calendario, porque, tras varios bandazos, el torneo se ha consolidado como bienal en años impares, la mejor opción a nivel de popularidad. Aunque si hablamos de atractivo, quizás lastra mucho que de catorce ediciones, trece se las hayan repartido entre México (7) y Estados Unidos (6). Quizás ampliando el cupo se produzca en alguna ocasión el efecto sorpresa que encumbre a alguna selección humilde, y aumente así el atractivo de la copa.
La competición, que comenzó esta semana y acabará el 7 de julio se ha estructurado en cuatro grupos de igual número de componentes, de los que dos se clasificarán para cuartos de final. Al abaratarse el acceso al torneo con la ampliación de participantes (van 16 de un total de 40 selecciones posibles) estamos asistiendo ya a acusados desequilibrios, lo que se traduce en goleadas. Por lo tanto, hasta que los seis equipos más potentes, los que juegan el hexagonal para entrar en el mundial, no se enfrentan entre sí apenas hay disputa. Una competitividad que esperemos haga presencia en los equipos que ya pasamos a enumerar.

En el grupo A nos encontramos a la gran favorita, México. Los aztecas no deben tener problemas para llegar hasta la final. El Tata Martino mantiene el bloque del mundial con Ochoa, Diego Reyes, Guardado o Raúl Jiménez, aunque incluyendo a jóvenes como Antuna o Alvarado. Dos delanteros de futuro que han cerrado la puerta a Chicharito. Tras no estar presente en la última final, la tri contará con las ganas de revancha como acicate. Muy por debajo aunque clara favorita para acompañar a los cuates en cuartos nos encontramos a Canadá. La única selección laureada fuera del habitual duelo fronterizo (2000) no llega en su mejor época. Ya son veinte años los que acumula sin formar parte del sexteto que opta a disputar los mundiales, algo que sí logrará automáticamente dentro de siete años como coanfitriona. El equipo comandado por el inglés Herdman se nutre principalmente de la MLS aunque hay que destacar a cinco jugadores europeos: el portero del Estrella Roja Borjan, el veterano central Hutchinson del Besiktas, el medio del Rangers Arfield, el líder Hoilett del Cardiff y el joven goleador del Gent David. Sólo podría darles problemas Martinica, un combinado con acento francés donde encontramos a Camille y Babin, ambos defensas de nuestra Liga123. La cenicienta del grupo es Cuba, donde el fútbol nunca podrá competir con el beisbol.
En el grupo B es Costa Rica quien debe dominar. Para la ocasión, los ticos tirarán de la vieja guardia: Duarte, Borges, Oviedo, Campbell, Bryan Ruiz. Su experiencia será clave para el devenir de una selección que no llega en la mejor forma y viene de un mundial decepcionante. La sele espera que la sensible baja de Keylor Navas no agrande la portería y les permita repetir como mínimo las semifinales de hace dos años. Por debajo y en el redondo puesto 100º del ránking FIFA se encuentra Haití. Los caribeños, invitados hace tres años a la Copa América, presumen del título de 1973, bajo el antiguo formato. Bajo las órdenes del francés Marc Collat, se encomendarán al olfato goleador de Nazon y principalmente Pierrot, ambos jugadores de la Jupiler League belga, para pasar de ronda. Algo que intentarán evitar dos selecciones muy humildes. Por un lado, Nicaragua, que cuenta entre su desconocido plantel con un jugador de Sanlúcar de Barrameda, el nacionalizado Dani Cadena, y poco más destacable. Por otro lado, Bermudas, que ya puso en apuros a Haití en la primera jornada y que cuenta con el delantero Premier Nahki Wells como estrella.

En el grupo C, se podría producir alguna sorpresa. Como favorita parte Honduras, que tras llevarse una paliza de Brasil en un amistoso, cayó en la primera jornada ante Jamaica. Por experiencia en tres mundiales y otras grandes citas, la H está llamada a llegar lejos gracias a una mezcla de la veteranía de su mejor generación y juventud. Y en medio el Choco Lozano, delantero del Girona y gran estrella del combinado. Sin embargo, la trayectoria ascendente de la coanfitriona Jamaica, subcampeona en las dos últimas ediciones, hace prever una dura pugna por el primer puesto. Los reggae boyz quieren llevarse el calor de su afición a Estados Unidos y conseguir por fin el ansiado cetro. Su potencial se basa en la velocidad de sus dos extremos: el joven Leon Bailey del Bayer Leverkusen y Dever Orgill del Ankaragucu turco. Menos opciones de pasar posee El Salvador, que llega con una selección desconocida repleta de jugadores de la liga local. Tras ganar el primer partido, los salvadoreños buscarán las dudas hondureñas apoyados en el gol de Nelson Bonilla, delantero de la liga tailandesa. Cerrando el grupo, Curazao parte con pocas posibilidades pese a contar con jugadores de la Premier (Martina y Bacuna) y la Eredivisie (Room y Benschop). Al ser una antigua colonia holandesa, su fútbol está influenciado por los oranje aunque su escaso bagaje saca a Curazao de las quinielas.
Para acabar, el grupo D, el que cuenta con hasta tres equipos del último hexagonal. En este encontramos a Estados Unidos, siempre favoritos en esta competición. Los de Greg Berhalter llegan en una época de transición marcada por la ausencia en el último mundial. Para revalidar el titulo se valdrá de un combinado sin estrellas y con gran preponderancia de la MLS. No habrá que perder de ojo al delantero Tyler Boyd, de los pocos que juegan fuera. Como tampoco hay que dejar de lado a la Panamá de Dely Valdés, que viene de debutar en el mundial de Rusia 2018. Los canaleros viven una renovación en sus filas tras las retiradas de algunos de los jugadores más importantes de su historia, como el portero Penedo o el defensa Baloy. Del talento del oviedista Bárcenas y el acierto de Torres depende el éxito de los panameños. Lejos de la Trinidad y Tobago que jugó el mundial de Alemania 2006 comandado por Dwight Yorke, los caribeños también pelearán sus opciones. Sólo han ganado dos de sus últimos veinte partidos, lo que evidencia el bajo nivel de los soca warriors. Aunque aún peor lo tendrá Guyana, la única debutante este año. Muy poco se sabe de una selección, realmente sudamericana, formada por jugadores de las divisiones inferiores inglesas.

Que no digan que no hay fútbol este verano. Abramos nuestras fronteras de lo balompédico y disfrutemos del oro más recóndito del planeta FIFA. Disfrutemos de la Copa Oro.