Resulta que es mi cumpleaños. No todo los años puede celebrar uno tan importante día escribiendo un artículo, ni siquiera en los ocho cursos que llevo en este blog. Cuando nació un servidor, hacía ya meses de la venida del nuevo dios futbolístico. Aquel que retó a todo un planeta con dos goles celestiales, cada uno en su contexto. Aquel que nos ha dejado hace poco. Quizás, al nacer en diciembre y no haber llegado a tiempo para México 86, no he sabido valorar en la justa medida el talento de don Diego Armando Maradona.
Hace ya 34 años de la irrupción del pelusa en el olimpo del balompié. Mientras, en España, la quinta del buitre, comandada por Emilio Butragueño, ganaba la Liga 85-86. Fue una temporada brillante para los blancos, pues cosecharon un doblete al alzar la extinta Copa de la UEFA. Mientras estos y otros acontecimientos, futbolísiticos o no, como el ingreso en la Comunidad Económica Europea, se producían, una generación de futbolistas veía la luz. Aún era pronto para que, con días o meses, intuyeran que les depararía el destino. Una añada, la de 1986, a la que le dedico estas líneas con el cariño de quien los ha seguido durante estos años.
A nadie se le escapa que por poético que sea el motivo de esta selección, los 34 años es una edad de declive para el deportista de alto nivel. Por ello, no puede resultar extraño que en la lista convivan jugadores que continúan en la élite con otros retirados en mayor o menor medida. Tampoco descarto la crítica al comprobar que algunos de los citados no pudieron mantener el nivel de excelencia durante toda su trayectoria. Ante eso, huelga decir que los criterios son tan personales para el que suscribe este artículo como su génesis en sí. Aquí va la alineación de mis quintos.
Poca broma atrás
Los buenos equipos deben construirse desde atrás, por lo que la defensa es clave en este once. Máxime si tenemos en cuenta el sistema elegido, el 1-3-4-3, como no podía ser de otra manera. No obstante, nunca escondo mi predilección personal por el 1-4-2-3-1 que tanto le achacan actualmente a Koeman en el Barça. En cualquier caso, la portería estaría defendida por el que es, sin discusión, el mejor guadameta de su generación: Manuel Neuer. Dos Champions y un Mundial así lo atestiguan. El alemán sigue siendo un jugador clave para el Bayern de Munich y la selección teutona. Además, en su posición se sufre menos el paso de los años.
Comandando la defensa situaría a Sergio Ramos. Pese a no ser un gran seguidor del camero, estoy seguro de que es de las figuras que más echaremos en falta cuando se retire. Su intensidad y su inteligencia le han valido para ser protagonista de la España del triplete y la consecución de cuatro Champions para el Real Madrid. Casi nada. Actualmente es más que un emblema para los merengues, la roca que siempre permanece. Y cuando no está, como este año con las lesiones, la defensa madridista se echa a temblar.

El capitán blanco es una baza importante en el juego aereo pero, por si falla, también cuento con Diego Godín. El uruguayo, aún peligrosísimo a balón parado, mezcla clase con el corazón que sólo un charrúa puede poner en el césped. Siempre será recordado por el gol que le valió una Liga histórica al Atlético de Madrid, aunque también por las dos Champions perdidas. Su exigencia ya ha bajado en el Cagliari. Aunque no tanto como la del tercero en discordia, Vincent Kompany, ya retirado. El belga ha pasado de entrenador-jugador del Anderlecht a quedarse únicamente con el banquillo. Antes, el técnico central, fue partícipe de los años dorados del Manchester City ganando cuatro Premier Leagues.
Mitos y leyendas
En el centro del campo es donde se traza el fútbol de un equipo. Sin embargo, en esta parcela es donde más alternativas podemos nombrar a la hora de confeccionar un once del 86. De ahí que muchos no entiendan una selección tan personal. No será el caso de David Silva. El único representante de su generación en el mítico tikitaka de la roja merecía un sitio pegado a la banda izquierda. El canario es una estrella silenciosa cuyo brillo no parece apagarse a corto plazo, aún sigue deleitando en Anoeta. A su palmarés sólo le faltó una Champions, a su técnica, nada.
En la banda contraria situaría a Keisuke Honda. El japonés es el gran reflejo del amor por el fútbol exótico de toda una generación que veía como en los 90 el deporte rey comenzaba a globalizarse. Posiblemente el jugador asiático más técnico que haya golpeado un balón hasta ahora. La calidad desplegada en el CSKA de Moscú, donde era temible, le valió un hueco en un AC Milan en horas bajas. De ahí pasaría a retos menores, aunque su pasión por el balompié le ha llevado a ostentar la capitanía del Botafogo. Ya tenemos lanzador de faltas.

Pero no todo puede ser toque en la medular, la parcela ancha también requiere de sacrificios, y para eso cuento con Raúl García. Odiado y querido a partes iguales, de elegir, siempre estaría en mi equipo, nunca enfrente. Un futbolista artesano, de otra época, que lee los partidos como si del Micho se tratara. Ideal si las cosas se complican, además tiene mucho gol. A su lado en el mediocentro, un jugador al que idolatré y que ya ha colgado las botas: Yohan Cabaye. Mucho menos conocido, este centrocampista de creación me encandiló con su técnica cuando vivía en Lille. Luego, desarrolló una carrera interesante en la Premier, con un breve paso por el PSG. Es mi apuesta personal en el once.
El gol por encima de todo
En la delantera no cuento con estrellas que sobresalgan por su juego aunque sí por su contundencia en el remate. Jugar con tres nueves es casi inviable, pero al fin y al cabo, lo es también reunir a estos once cracks. Cracks como Mario Mandzukic. El croata, ya sin equipo, siempre ha sido un garante del gol. Sus números en tres grandes ligas (Bundesliga, Serie A y Liga) así lo atestiguan. Aunque su paso por el Atlético de Madrid no será el más recordado de su carrera, su estancia en Munich le regaló una Champions.
Quien sí tuvo un periplo estelar en el Atleti fue Radamel Falcao. El colombiano tenía mucho más que gol en aquella época, era un auténtico crack. De haber seguido en el nivel de Oporto o Madrid, el tigre podría haber estado a la altura de Messi o CR7. Sin embargo, su fichaje por el Mónaco fue el inicio de un declive que nadie esperaba. Un ocaso que no está dispuesto a asumir nuestro delantero más en forma: Edin Dzeko. El bosnio es el típico atacante al que se le caen los goles. Sin destacar técnicamente, ha sido máximo goleador en Bundesliga y Serie A y sus números son insuperables. Capitán y capital en la Roma, en la que sigue haciendo gala de su olfato goleador.

Éstos son mis once elegidos para la gloria. La mejor alineación que podía plantearse para mi generación, la del 86. Imagínense un equipo con estas once fieras juntas en plenitud. Yo lo haré celebrando, porque aunque sea el año más raro de mi vida, resulta que es mi cumpleaños.
Muchas felicidades al articulista y aún sin compartir plenamente su elección si demuestra su conocimiento del fútbol y su capacidad de análisis .
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