El pasado día 7 de este mes la Premier League anunció la compra de uno de sus clubes más legendarios, el Newcastle United, por parte de un nuevo y adinerado fondo de inversión. La noticia no sólo copó los tabloides ingleses, sino que se viralizó en todo el mundo al conocerse quién se encontraba detrás, el billonario príncipe saudí Bin Salman, convertirá a las urracas en el club más rico de Inglaterra. Se habla de una cifra que ronda los 400.000 millones de euros, lo que multiplicaría por catorce el capital del antes incontestable Manchester City.
Este bombazo reflotará a un conjunto norteño al que mis coetáneos recuerdan con cariño. Porque aunque cuente con 128 años de historia, lleve décadas en la élite y ganase títulos a principios del siglo XX, the toon difícilmente viva una etapa de tanto esplendor como la que atravesó en los años 90. Una época en la que no era descabellado encontrar a algún chaval con la casaca Adidas blanquinegra marcada por la mítica publicidad cervecera. Tanto, que los que aún no controlábamos el idioma de Shakespeare creyésemos que se trataba de un añadido de su escudo. Una era que valió a los geordies el sobrenombre de the entertainers*.
Keegan, contigo empezó todo
Como se puede extraer del documental de Sky, estrenado casualmente este año, Newcastle: The Entertainers, el artífice de la edad de oro en Newcastle fue su entrenador, Kevin Keegan. Aunque para ser exactos, el motivo de la llegada de la leyenda del Liverpool fue obra del empresario inmobiliario John Hall, cuyo desembarco en el club produjo un reflote importante de los blaquinegros, por lo que la planta noble también influyó bastante. El cariño que le profesó la hinchada del St. James durante sus últimos años de futbolista convenció a Mighty Mouse (El Súper Ratón) para dejar su retiro español de siete años.
Y eso que aceptar el reto en la 91-92 rozaba la insensatez con un equipo abocado al descenso a tercera división, en bancarrota y con un feudo, el St. James’ Park, totalmente destartalado. Pero la inyección de ilusión que produjo la llegada del técnico de Armthorpe revolucionó todos los estamentos del club, desde los aficionados a los jugadores. El primer año consiguió la permanencia, al segundo el ascenso a la flamante Premier y en el tercero maravilló a propios y extraños con una tercera posición acompañada de un estilo de juego atractivo.

Era el Newcastle que atraía las miradas de toda Europa con un fútbol alegre de ataque. Entre sus bazas, destacaba el juego entre líneas y la profundidad de su juego de bandas, quizás la seña más característica de la libreta de Keegan. En cuanto a esquema, solía disponer un clásico 4-4-2 aunque a veces optaba por potenciar las bandas con tres centrales y dos carrileros de largo recorrido. Todo hasta que para sorpresa general dimitiera de sus funciones en la cresta de la ola allá por enero de 1997. Funciones que retomaría Sir Kenny Dalglish con menos éxito.
Por un puñado de libras
Mucho más que eso fue necesario para sanear las maltrechas cuentas del club de Tyneside. A la llegada de John Hall a la directiva de las urracas, la institución se encontraba cercana a la bancarrota. Un agujero que tuvo que tapar el magnate inmobiliario con la atracción de inversiones, entre ellas la suya propia. Algo que unido al bajo momento deportivo de los geordies no auguraba buenos presagios. Sin embargo, no sólo se le dio un vuelco a la plantilla sino que la inyección económica también sirvió para la muy necesaria remodelación del St. James’ Park, que acogería poco después partidos de la Eurocopa de 1996.
Pero sobre todo, los nuevos aires en la jerarquía blanquinegra se notaron en la secretaría técnica. Rob Lee y Andy Cole primero y los internacionales Ginola y Asprilla después fueron el reflejo de una ambiciosa política de traspasos. Línea que llegó a su culmen con la costosa incorporación de Alan Shearer, el jugador franquicia de la entidad durante varios años. Sin embargo, se trataba de un dispendio con cabeza puesto que se traducía en buenas clasificaciones ligueras y consecuentemente apariciones europeas. Todo hasta que en 2007, ya olvidada la época entertainer, el señor Hall decidiese vender el club tras años de mayor austeridad económica.
Los verdaderos entertainers
Aunque la mano de Kevin Keegan en el banquillo y la billetera de John Hall en el palco propiciasen el fulgurante ascenso de las urracas, nada hubiese sido del proyecto sin una plantilla copada de figuras inolvidables en el fútbol de los años 90. Empezando por atrás, también en lo cornológico, nos encontramos con Pavel Srnicek. El guardameta checo, llegado antes de la eclosión Keegan, no sólo fue un emblema para the toon, sino también para la mítica selección que rozaría la gloria en la Euro de 1996. Su fallecimiento a los 47 años de edad engrandeció la leyenda de este portero algo palomitero.
No obstante, el primer gran fichaje fue el de Andy Cole, que en 1993 jugaba también en segunda división con el Bristol City aunque ya sonaba como una de las mayores promesas del país. Sus 34 goles en la 93-94 fueron claves para el podium de los geordies, que lo vendieron con polémica al Manchester United media campaña después por una cifra récord en el país. Más tiempo duró en St. James’ Park Peter Beardsley, que aportó veteranía y calidad a las urracas en los años clave.

El verano más animado fue el de 1995, cuando contando con el dinero del traspaso de Cole, el Newcastle se hizo con los servicios del que se convertiría en su sustituto, Les Ferdinand, y del talentoso extremo internacional francés David Ginola. Ambos tardaron poco en convertirse en estrellas para la afición norteña. Estrellato que tendrían que compartir meses después con el colombiano Faustino Asprilla, que provenía del mejor Parma de la historia y maravilló con su eléctrico juego de ataque. Muchas estrellas pero un solo ídolo, el gran Alan Shearer. Sobran las presentaciones para hablar del que durante diez temporadas se convertiría en símbolo de los blanquinegros y máximo goleador de la Premier League hasta ahora.
Será difícil, aunque con dinero no imposible, que la llegada del inversor saudí a Tyneside reverdezca los laureles de un club cuya última década ha contado con más pena que gloria. Desde luego, ya tienen el espejo donde mirarse. De momento, los representantes ya se frotan los manos con sus ofrecimientos a las urracas, porque se viene una amplia remodelación de plantilla. ¿Será suficiente para volver a ver a nuestros jóvenes con la camiseta del Newcastle?
*Entertainer = animador
El dinero es fundamental para poder hacer un buen papel en el competitivo mundo del fútbol,pero si no se acompaña de una impecable gestión y un sensato proyecto,a más de una aceptable suerte,no es suficiente para lograr las metas deseadas.
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Totalmente de acuerdo. Veremos cómo sale el proyecto Newcastle y si llega al nivel de este de los 90. Gracias por el comentario.
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