El fútbol es un deporte de equipo, con la curiosa particularidad de que, en bastantes ocasiones, los partidos se resuelven gracias a una acción individual.
En la actualidad, predomina el prototipo de jugador eminentemente físico. Y estoy de acuerdo en que el esfuerzo y el sacrificio deben ser colectivos. Pero hay algo en cada equipo que jamás podrá ser equitativo, porque solo lo poseen algunos privilegiados. Me refiero al talento.
Soy un ferviente defensor del jugador diferente, haciendo especial hincapié en la palabra jugador, para diferenciar entre la persona y el futbolista. Pienso que el aficionado paga por lo que puede ver en un terreno de juego, sin importarle si quién le hace disfrutar es ángel o demonio. Y es que, si no fuera así, la mayoría de los genios tendrían prohibido ejercer su profesión. Y me refiero a nombres tan ilustres como Maradona, Mágico González, George Best o Romario, por citar solo a algunos.
Uno de los futbolistas que más me han hecho disfrutar con su juego fue juzgado durante toda su carrera por su trayectoria fuera de los campos de fútbol.
José María Gutiérrez, “Guti”, permaneció durante 25 temporadas en el Real Madrid y en 15 de ellas estuvo en la plantilla del primer equipo.
En la temporada 1995-96 ascendió de las categorías inferiores al segundo equipo madridista, que entonces se llamaba Real Madrid B y militaba en segunda división. Tan solo tres meses después de comenzar la temporada, Jorge Valdano le hizo debutar en primera división ante el Sevilla, con victoria madridista por 4-1.
Durante sus primeros años, en su carrera predominó la irregularidad, aunque todo cambió con la llegada al banquillo de Vicente Del Bosque. Cuando al Real Madrid se le lesionó su ariete titular, Fernando Morientes, Guti ocupó la posición de delantero centro y marcó 14 goles, contribuyendo decisivamente a la conquista, esa temporada, del título liguero.
No fue aquella la única ocasión en la que el madrileño jugó fuera de su posición habitual, que era la de mediapunta. Incluso llegó a actuar, en varias ocasiones, como mediocentro. El colmo de la insensatez; un creador obligado a destruir.
Paradójicamente, la llegada de un entrenador famoso por sus tácticas defensivas, como Fabio Capello, propició que Guti jugase en su sitio para ayudar a ganar otro título de liga.
La temporada de su explosión definitiva fue la de 2007-08, con Bernd Schuster en el banquillo madridista. Ese año se coronó como el mejor asistente de la liga ofreciendo, además, un partido espectacular ante el Valladolid. El Real Madrid venció por 7-0 con dos goles y cinco asistencias del rubio jugador.
En la temporada siguiente, entró en la historia del club blanco al marcar el gol 5.000 del Real Madrid en liga.

Es sin duda reseñable el dato de que solo vistiese la camiseta de la selección nacional en 13 ocasiones, pero entrenadores como Clemente, Camacho, Iñaki Sáez o Luís Aragonés nunca confiaron en el futbolista de Torrejón.
Gutiérrez continuó dejando muestras de su inmensa calidad en forma de asistencias y goles hasta que firmó su gran obra maestra en el estadio de Riazor, al regalar a Benzema un gol con una exquisita asistencia de tacón, solo propia de jugadores tocados con una varita mágica.
Porque solo los diferentes, los elegidos, perviven en el recuerdo a lo largo de la historia junto a sus jugadas inolvidables. Así le pasa a Maradona con su gol a Inglaterra o a Marco Van Basten con su genial volea para batir a Dassaev. También a Guti se le recordará eternamente por aquel magistral taconazo.
De acuerdo en que lo que juzga y atrae al aficionado es lo que el jugador hace en el campo,y que si se prohibiese competir a aquellos cuya trayectoria vital no fuese “correcta” nos hubiésemos perdido a varios genios y jugadores diferenciales,y esto es ampliable a todas las actividades humanas,pero es evidente que una cosa es la extravagancia y otra la ausencia de valores éticos y morales, que sobre todo en esta época donde todo se sabe y airea, da un mensaje público poco edificante máxime a la juventud, que constituye un núcleo importante de la afición,y son personas que fácilmente buscan en ellos un ejemplo y un referente.
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