Hubo un tiempo en que el fútbol italiano era apreciado, admirado y temido. Los mejores querían jugar en Italia y los equipos italianos eran máquinas de fútbol que dominaron Europa durante los años 80 y 90. Y de entre ellos sobresalió un equipo que por juego, carisma y entrega se ganó el sobrenombre de Gli Immortali.
Los inmortales de Sacchi
Arrigo Sacchi llegó en 1987 a un Milan incluso peor que el actual. Hacía años que se arrastraba por la Serie A, lejos de los primeros puestos y aspirando a arañar la última plaza para entrar en la UEFA. Su última Liga databa de la temporada 78-79 y la Copa de Europa se le resistía desde que ganó su segundo trofeo en la 68-69.
Silvio Berlusconi apenas llevaba un año y medio como presidente. Había conseguido sanear las arcas del club tras una grave crisis económica e institucional, y buscaba formar un equipo competitivo y potente, capaz de dominar Italia y Europa.
En su primera temporada ya había iniciado la renovación del equipo y jugadores de la talla de Giovanni Galli, Alessandro Costacurta, Roberto Donadoni y Massaro se unieron a los ya presentes Maldini, Baresi, Tassotti, Evani y Virdis. El sueco Nils Liedholm, ídolo milanista de los años 50, dirigía el equipo, pero no pudo acabar la temporada debido a los malos resultados. A 6 jornadas para el final fue sustituido por un debutante Fabio Capello que pudo clasificar al equipo para la UEFA con un quinto puesto.
1987/88

Así con Sacchi llegaron Carlo Ancelotti, Angelo Colombo, Ruud Gullit y el gran Marco Van Basten. La renovación de equipo estaba hecha y tan solo faltaba el juego y los títulos. Pero es normal que un equipo recién estrenado no termine de funcionar.
En la UEFA fueron eliminados en segunda ronda por el Espanyol sin haber marcado ni un gol en los dos partidos. Y aunque en el torneo doméstico habían mejorado, el Nápoles de Maradona defendía su título con uñas y dientes. Además, Van Basten se lesionaba de gravedad y se perdía gran parte de la temporada, algo habitual en su carrera. Tras una espectacular segunda vuelta, se presentaron a tres jornadas para el final en el Estadio San Paolo a tres puntos del líder y lograron imponerse por 2-3, con dos goles de Virdis y uno del reaparecido Van Basten. Ganarían el Scudetto bajo el apodo de Gli Immortali di Sacchi.
1988/89
A la siguiente temporada llegó Frank Rijkaard para completar el trío holandés más famoso y exitoso del fútbol, quienes a finales de 1988 coparon el Balón de Oro gracias a que ese verano Holanda conquistaba la Eurocopa. El Milan comenzó ganando la recién estrenada Supercopa de Italia ante la Sampdoria de Vialli y Mancini por 3-1, con gol incluido de Rijkaard. Pero aquel año era la vuelta a la Copa de Europa y el Milan centraría todo su potencial en recuperar el cetro europeo 30 años después.
En ronda previa se deshicieron de un inocente Vitosha Sofia por 2 a 7. Lo pasaron mal en octavos al necesitar los penaltis para doblegar al gran Estrella Roja de Prosinecki y Savicevic tras empatar a 1 en ambos partidos. Igualmente se resistió el Werden Bremen al que sólo pudieron eliminar con un gol en San Siro. Y luego llegó el Real Madrid de la Quinta del Buitre.
El partido de ida se saldó con un empate a uno. Pero la vuelta en Milan se convirtió en una humillación histórica. Ancelotti, Rijkaard, Gullit, Van Basten y Donadoni firmaron los goles que llevaban al equipo italiano hasta la final del Camp Nou ante el Steaua de Bucarest. Frente a los rumanos la historia fue más o menos la misma y levantaron su tercera Copa de Europa con dos goles de Gullit y dos más de Van Basten. El delantero holandés se llevaría su segundo Balón de Oro consecutivo por delante de sus compañeros Baresi y Rijkaard. El Milan estaba en lo más alto de nuevo.

1989/90

Comenzaron la temporada ganando su primera Supercopa de Europa frente al Barcelona. Tras un empate a 1 en el Camp Nou, decidió un gol de Evani en San Siro. Y continuaron creciendo con la conquista en Tokio de su segunda Copa Intecontinental ante los colombianos del Atlético Nacional, también con un gol de Evani.
Se afianza así el Milan como dominador del panorama del fútbol internacional, a pesar de que aquel año tampoco ganarían el Scudetto, quedando segundos a dos puntos del Nápoles, y también perderían la Copa de Italia frente a la Juventus.
Pero lograron revalidar el título europeo, convirtiéndose así en el último equipo hasta ahora en ganar de forma consecutiva dos Copas de Europa. Volvieron a eliminar al Real Madrid, se impusieron al Mechelen y Bayern Munich, y derrotaron en la final al Benfica con un gol de Rijkaard.
1990/91
En su última temporada de esta primera etapa en el Milan, Sacchi logró renovar los títulos de campeón de la Supercopa de Europa ante la Sampdoria, y de la Copa Intercontinental ante el Olimpia de Paraguay. Volvió a quedar segundo en Liga, a 5 puntos de la Sampdoria. Y fueron eliminados con polémica en cuartos de la Copa de Europa, cuando a pocos minutos del final del partido de vuelta contra el Olympique de Marsella, decidieron abandonar el campo tras un apagón. Los italianos perdían 1 a 0 tras un empate a 1 en San Siro. La UEFA decidió suspender al equipo con una sanción de un año sin jugar en Europa. Al finalizar la campaña, Sacchi abandonó la entidad rossonera para dirigir a la selección italiana. Fue su mejor época como entrenador. Capello tomaría el relevo.
¿Por qué triunfó Sacchi?
El Milan de Sacchi utilizaba un 4-4-2. La alineación más recordada está formada por Galli en la portería; Maldini, Costacurta, Baresi y Tassotti en defensa; el mediocampo lo formaban Donadoni y Colombo en las bandas, y Rijkaard y Ancelotti de pivotes; Gullit funcionaba como mediapunta o segundo delantero; mientras que Van Basten era la referencia más ofensiva. Pero a pesar de utilizar un esquema tan clásico y tan italiano, el Milan era a la vez el equipo menos italiano de la Serie A.
Su juego consiguió aunar el rigor táctico y la solidez defensiva del fútbol italiano, con la esencia del fútbol total holandés reprensentado en Van Basten, Gullit y Rijkaard. El Milan era una máquina de fútbol donde todos atacaban y defendían en bloque, controlando las zonas, los espacios y las distancias.
Presionaban arriba con las líneas muy juntas con la intención de robar el balón y pasar rápidamente al ataque mediante Van Basten o Gullit, o con las incorporaciones de segunda línea de Ancelotti y Rijkaard. La defensa adelantada ahogaba al rival y provocaba el error o el fuera de juego. Era una táctica muy arriesgada, ya que requería mucha sincronización y velocidad. Pero con los años y debido a los cambios en el reglamento sobre la regla del fuera de juego, la táctica defensiva del Milan fue volviéndose cada vez más arriesgada y perdiendo eficacia.
Sacchi ha sido reconocido como uno de los mejores entrenadores de la entidad milanista, así como también uno de los mejores entrenadores italianos y del mundo. Pero su historia en los banquillos no tendría continuidad en cuanto a éxitos se refiere.
Tras dejar al Milan, se hizo cargo de la selección italiana que acabaría perdiendo el Mundial de 1994 de EE.UU ante Brasil. Más tarde volvería a Milán para intentar reflotar al equipo tras la destitución de Óscar Tabárez, pero tan sólo pudo acabar a media tabla. En el año 1998 se hizo cargo del Atlético de Madrid, donde sólo pudo aguantar 7 meses.
Sacchi dejó de ser entrenador en Parma, tras tres semanas en los banquillos decidió ocupar el puesto de director deportivo, cargo que también ejerció en el Real Madrid de Luxemburgo en 2005. A partir de ahí se limitó a ser comentarista televisivo y coordinador de las Selecciones inferiores italianas.
Tremendo equipo que dominó en Europa a base de un sistema defensivo perfecto y un grupo de jugadores delante con una calidad fuera de lo común. Luego llegaría Capello y partiendo de la base dejada por Sacchi le metería un meneo al Barsa en la Copa de Europa del 94…
Enhorabuena por el artículo! Muy completo.
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Gracias!!! Es fácil y agradable escribir sobre grandes equipos.
Un saludo!!!
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