El escudo y la historia pesa. El Hércules de Alicante es un grande en el fútbol humilde. Una afición acostumbrada al fútbol de plata y a saborear ascensos a Primera, después de cinco temporadas en el fútbol de bronce, ya no aguantan más. Los herculanos quieren el ascenso, sin excusas, pero la realidad es que faltan 9 jornadas y el equipo aún tiene que ganarse el billete para disputar los playoff. TresCuatroTres se desplaza al Rico Pérez para analizar a un Hércules obligado a ascender pero que habita entre dudas.
El coliseo herculano nació para acoger partidos de primer nivel. Hay que recordar que su diseño actual está vinculado al Mundial del 82 en España cuando Alicante fue la sede de la Argentina de César Luis Menotti y Diego Armando Maradona. Entonces la FIFA reclamó la ampliación y mejoría de un estadio que el club había inaugurado pocos años antes. En 1980 se iniciaron las obras de esa grada frontal que todos reconocemos en el Rico Pérez y que se bautizó popularmente por su forma de tricornio como grada “Tejero” (quién protagonizó el intento de Golpe de Estado en el 81). Y también surgieron esas enormes torres de iluminación a sus costados.

El actual Rico Pérez es una metáfora del Hércules que es y que fue. En algunas zonas a las paredes le hace falta un poco de pintura, las persianas de la mitad de los bares ya no se abren, y no todas las bombillas de las torres de iluminación se encienden (incluso una torre se apagó por completo durante el último partido frente al Lleida y el juego se detuvo unos minutos). En un estadio con capacidad para casi 30.000 personas, son siete u ocho mil personas las que cada fin de semana ocupan sus gradas (y esta cifra tiene mucho mérito en esta categoría). Es un estadio con potencial para ser de los mejores de España pero al que, de momento, no se le puede sacar más rendimiento.
Alicante es tierra futbolera pero están siendo años difíciles de digerir. Tras el descenso en el verano de 2014 el club parecía no encontrar un buen rumbo ni en lo económico ni en lo deportivo. En el aspecto financiero, el Hércules se vio necesitado de acudir hace unos años a un concurso de acreedores para salvar su grave situación y poco a poco mejora.
Esta semana el herculanismo recibía una fantástica noticia, el Tribunal General de la Unión Europea le ha dado la razón al club tras la sanción de la Comisión Europea. Este estamento le pedía 7 millones de euros por haber recibido en el pasado reciente ayudas públicas ilegales de la Generalitat (como el Elche y Valencia). Esta dura sanción podría haber significado el fin para una entidad casi centenaria (en 2022 lo será), pero en cambio el librarse de este pago supone en alivio enorme para encarar el futuro con esperanza.
En lo deportivo, la Segunda B se ha convertido en un laberinto donde no encuentra la casilla de salida. En el curso 2014-15 (su primer intento) comenzó con Pacheta en el banquillo, pero el burgalés no convencía y una mala racha de resultados a mitad temporada que les alejaba de la primera posición provocó su despido. Llegó Manolo Herrero, mejoró el nivel de juego y metió en playoff de ascenso al equipo, pero a la segunda eliminatoria el sueño del ascenso se esfumó.
Herrero se ganó una segunda oportunidad pero esta solo le duró media temporada. La afición exigía pelear por la primera plaza y tras la Navidad el Villarreal B y el Reus ya le aventajaban en más de 10 puntos. Llegó el valenciano Vicente Mir, la afición se volvió a ilusionar con un equipo que sumó 8 triunfos en los últimos 10 partidos de temporada regular. Se metió en playoff y casi alcanza el liderato. Y estuvo muy cerca del ascenso pero en la tercera eliminatoria el Cádiz de Álvaro Cervera encontró el túnel de salida que aún no ha alcanzado el Hércules.
Al siguiente curso el club apostó por Tevenet como entrenador y tras un buen inicio, con el paso de las jornadas el equipo se volvió más irregular. Otra vez la primera plaza se escapaba y le tocaba conformarse con pelear por coger una de las últimas plazas para los playoff. Otra vez más otro despido a mitad de temporada. Y al final se terminó séptimo. La temporada pasada fue para olvidar, tres entrenadores (Siviero, Claudio y Visnjic) y el equipo terminó en mitad de la tabla.
El club le otorgó el mando deportivo esta temporada a Lluís Planagumá, un entrenador que pasó con éxito por los filiales del Villarreal, Español y Granada y que tuvo una breve experiencia en el UCAM Murcia. En el conjunto universitario lo cesaron en la jornada 14 tras una mala racha de resultados en un equipo con máxima exigencia tras bajar de Segunda A la temporada anterior. En Alicante tiene la oportunidad de quitarse esa espina, de demostrar que es un entrenador apto para grandes retos.
El inicio de curso ha sido ilusionante para el aficionado con cuatro victorias en las primeras cuatro jornadas. Esta vez sí, la primera plaza que da opción a jugar una sola eliminatoria para ascender… ¡era posible!. Incluso el juego del equipo era bueno. Todo parecían sonrisas por Alicante, pero con el paso de los partidos los herculanos se empezaron a dar cuenta de un defecto que ha crecido a serio problema: les falta gol. La grada se desespera al ver a un equipo al que le cuesta mucho acertar de cara a portería rival.
Y los nervios han aparecido. Un partido fuera de casa en Badalona ha hecho saltar las alarmas. Hace dos jornadas, el equipo vencía 0-1 mostrando una buena imagen en los primeros 45 minutos, pero en una segunda parte horrible se dejó remontar. Esos 3 puntos se esfumaron y la primera plaza se ha empezado a alejar (el sorprendente Atlético Baleares se escapa en el liderato del Grupo 3).
Dos partidos en casa (ante el Lleida y el Olot, en la zona alta ambos) podían servir de impulso para el equipo, o de tumba para el proyecto. Esta tan reñida la zona noble que quien gane dos partidos peleará por el liderato pero quien pierda dos jornadas se puede ver fuera de los playoff. En este primer partido en el Rico Pérez el resultado fue de 0 a 0. El Lleida se quedó con un jugador menos a los 10 minutos por la expulsión de un defensor.
El Hércules estuvo 80 minutos buscando el gol pero no lo encontró. Y parte de la grada empezó a mirar al banquillo, con el recuerdo del desastre en Badalona, pidiendo “Plana vete ya”. El Director Deportivo, Javier Portillo (quién fuese delantero herculano hace unos años) ha asegurado que mantienen «total confianza» en su entrenador, quizás han aprendido que tanto cambio en el banquillo no suele ser positivo a corto plazo.

En la rueda de prensa posterior al partido, a la que asistió Trescuatrotres.es, el entrenador catalán se mostró tranquilo y confiado en poder pelear aún por la primera plaza. Planagumá admitió ser “consciente desde el primer día de la exigencia reinante” y consideró que el equipo había merecido ganar el partido y recordó que faltan aún nueve jornadas para el final, “aún quedan muchos puntos en juego”. Realizó este matiz cuando le preguntaron si el equipo le había faltado ambición al arriesgar poco, jugando en casa y con un jugador más sobre el césped. Pero el técnico repitió: “solo nos ha faltado el gol”. La sensación entre el graderío es que el equipo debería haber elaborado más ocasiones y que necesita mejorar de cara a portería para soñar con el ascenso.
Dudas. El fantasma de las dudas sobrevuela el Rico Pérez. Los herculanos quieren regresar ya al fútbol de élite, desean volver a ver en su estadio a estrellas como Valerón, Villa, Diego Costa, Mata, Joaquín, Cristiano Ronaldo, Messi…jugadores que pasaron por este césped hace tan solo nueve años, el último curso en Primera del Hércules.
Alicante se pregunta: ¿Cómo se sale de esta pesadilla de laberinto que ya dura 5 temporadas? Si sus atacantes Carlos Martinez, Jona, Juli, Benja…encuentran el gol entre sus botas el pasadizo de salida hacia el ascenso estará más cerca. El Rico Pérez merece que las estrellas de nuestro fútbol vuelvan a pisar su césped.