Como ya hemos comentado en más de una ocasión en este blog, el fútbol moderno que lleva desarrollándose desde los años 90 ha dado un brusco giro a las reglas del juego. La profesionalización del deporte rey ha dejado muchos cadáveres en el camino. Principalmente los de aquellas entidades que no pudieron hacer frente al nuevo modelo de sociedades anónimas deportivas. Clubes cuyas infraestructuras amateur no estaban preparadas para recibir al nuevo balompié, el de los derechos de imagen y el marketing por encima de todo. Un fútbol en el que tampoco tenían ya cabida los presidentes caciques interesados en el blanqueo de actividades poco transparentes con sus fichajes.
Muchas de las entidades se disolvieron debido a los citados problemas financieros. Las mejor paradas acabaron refundándose gracias al empuje de sus aficiones. Otras, se mantuvieron a duras penas, la mayoría rescatadas por entidades públicas, aunque sufrieran los habituales descensos administrativos de la época, y deambulan ahora por divisiones inferiores. Entre ellas, la 2ªB, que copa la presencia de clubes venidos a menos en el fútbol actual. Una categoría constituida como reducto del fútbol tradicional, como refugio para este tipo de entidades. Y este año, la atomización de la división de bronce ha propiciado un grupo, el 2A, repleto de nostalgia. De esos clubes cuyas amarillentas páginas doradas nos recuerdan que ya no somos unos chavales. Éstos son los históricos de este anacrónico cuadro.
La huérfana Cantabria
El Racing de Santander no requiere de presentación alguna. 44 temporadas en Primera División avalan la trayectoria histórica de los de El Sardinero. El emblema centenario de toda una región, que llegó incluso a lograr un mítico subcampeonato en la 30-31. Por no hablar de su efímero paso por la Europa League en la 2008-09 tras hacerse con la Intertoto la temporada anterior de la mano de Marcelino García Toral.
Paralelamente, el club se encontraba en una deriva financiera hacia la quiebra que pudo, aunque con graves matices, rescatar el excéntrico empresario Dmitri Piterman. Un hecho que supuso el origen de la incertidumbre institucional que vivió la entidad hasta que en 2015 volviera a manos de los aficionados.

El impulso de las entidades públicas y su afición les permitió volver a Segunda el año pasado, aunque sólo fuese durante un curso. Y es que los montañeses han vuelto esta temporada a la travesía de la categoría de bronce. Sin embargo, tienen las miras puestas en el ascenso, por lo que destituyeron hace dos meses, contra pronóstico, a Javier Rozada para darle el banquillo a Aritz Solabarrieta. Una decisión no exenta de polémica, sobre todo luego de cosechar varias derrotas seguidas en sus primeros días. El extécnico del Athletic B se tendrá que encomendar a su desconocida plantilla, comandada por el delantero Jon Ander Pérez, para devolver la gloria a los santanderinos.
Clasicismo irundarra
Por su escudo, ajeno a los alardes gráficos que se desarrollaron en décadas posteriores. Por su estadio, que cumple este año 95 temporadas dando cobijo a su fútbol. E incluso por la sencillez de su equipación, la Real Unión de Irún derrocha la pureza del primer balompié.
No en vano, son ya 105 años con los que cuenta una institución que siempre ostentará el honor de encontrarse entre las fundadoras de la Liga, allá por 1929. Sin menospreciar el hecho de que el primer gol internacional de nuestra selección, en los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920, lo marcase un jugador de sus filas, Arabolaza. Lo paradójico es que la implantación de la nueva competición liguera marcara el declive del club.

Décadas y décadas de fútbol en las que los fronterizos deambularon por la antigua Tercera y 2ªB. Salvo en la 2009-10, en la que disfrutó de un corto paso por Segunda, constituyendo el mayor hito de la entidad en la época moderna. Aunque muchos lo sitúen en el curso anterior, cuando eliminaron a todo un Real Madrid, y a doble partido, en dieciseisavos de final de la Copa del Rey.
En el último decenio, los blanquinegros no han sabido culminar un nuevo ascenso a la categoría de plata. Con un equipo modesto pero experto, en el que sorprende el ilusionante Temenuzkhov, cedido por el Leeds, los de Aitor Zulaika se sitúan segundos en la tabla. ¿Será este el año de cambiar el bronce por la plata?
Víctima del olvido
Los que aún recuerdan al tercer club protagonista del grupo 2ª pueden englobarse en la llamada población de riesgo ante el COVID-19. Bromas aparte, son pocos los aficionados contemporáneos que conocen la laureada historia del mítico Arenas de Guecho.
Otro de los fundadores de la Liga, ya van dos en este grupo, y campeón en 1919 de la competición que daría lugar años después a la actual Copa del Rey. Una entidad que, al contrario de la Real Unión, sí pudo sobrevivir durante algunos años, hasta siete, en la élite del nuevo fútbol moderno. Hasta que llegó la Guerra Civil, agravando la crisis que produjo en los vizcaínos la profesionalización del fútbol moderno.

Tanto es así, que nunca pudo volver a la categoría de plata, quedando relegado a Tercera durante la mayor parte de su trayectoria. No obstante, desde la 2015-2016 encadena una racha de seis temporadas en 2ªB, donde parece consolidarse paulatinamente. En el banquillo del histórico, que es como se le conoce en el norte, disfruta de su segundo curso Javier Olaizola, antiguo lateral derecho de la época dorada del Real Mallorca en los 90. El central Uranga, el mediocentro Rementería o el delantero Pradera son algunos de los baluartes de un club que aspira a consolidarse en la división de bronce.
Pese a que los tres clubes citados son los más destacados del grupo históricamente, completan la oncena otras entidades con solera. Como el Barakaldo, que disputó hasta 30 temporadas en Segunda. O el Portugalete, que cuenta ya con 112 años de historia. O el Laredo, que en su día ostentó la curiosa denominación de Charlestón, dedicada al popular baile de los años 20. Sin olvidar al Amorebieta, habitual surtidor de futbolistas para equipos como el Athletic Club.
En definitiva, un grupo repleto de clubes que harían las delicias de los nostálgicos de un fútbol que nunca volverá y los dejó en el camino.
Que bonito artículo donde vemos y se analiza algunos de los clubes históricos norteños que bien se podría ampliar posteriormente con un repaso por los otros grupos de esa división de bronce de nuestra liga.
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