A principios de la década de los 70, la República Federal de Alemania reunió a una fabulosa generación de futbolistas que acabaron conquistando el mundo, De hecho, los germanos encadenaron consecutivamente triunfos en una Eurocopa (1972) y un Mundial (1974).
También a nivel de clubs, en el país alemán destacaban dos equipos que acabarían recordándose como legendarios. Por un lado, el Bayern de Munich, liderado por talentos como Beckenbauer, Gerd Müller, Breitner o Sepp Maier. Haciéndoles frente, el Borussia Mönchengladbach, otro equipazo con futbolistas impresionantes como Berti Vogts, Wimmer, Jupp Heynckes o Günter Netzer, Este Borussia fue el primer equipo alemán que conquistó dos Bundesligas consecutivas (1969-70 y 1970-71), aunque el Bayern lo superaría al ganar las tres siguientes.
En competiciones continentales, el Borussia ganó dos Copas de la UEFA. mientras que el Bayern fue el primer club alemán en ganar la Copa de Europa.
En 1973, el Barcelona dio un golpe de efecto al conseguir el fichaje del crack holandés Johan Cruyff, por lo que el Real Madrid tuvo que ponerse manos a la obra de inmediato para contratar a otra estrella y puso sus ojos en Alemania para fichar a Netzer, al que acompañó un año después su compatriota Paul Breitner.
Netzer no era, ni mucho menos, un desconocido, ya que venía como futbolista alemán del año y segundo en las votaciones para el Balón de Oro en la temporada anterior, detrás de Franz Beckenbauer. En 230 partidos con el Borussia, había anotado 82 goles, lo que le definía como un centrocampista con bastante llegada. Pero Netzer ya había dejado muestra de su gran personalidad en el partido que sirvió como despedida antes de su marcha a Madrid.

Se jugaba la final de la Copa entre el Borussia y el Colonia. Previamente a la disputa del encuentro, Weisweiler (entrenador del Borussia), le comunicó a Günter que no sería titular en dicha final, a lo que el jugador contestó sin tapujos: “Es usted muy valiente”. Pero llegó el momento del partido y Netzer, para gran desesperación de los aficionados de su equipo, estaba en el banquillo.
Al descanso se llegó con empate a un gol. En la segunda parte, Heynckes falló un penalti y el marcador no se movió, por lo que tuvo que disputarse una prórroga, A los pocos minutos del comienzo del tiempo suplementario, el jugador del Borussia, Christian Kulik, se acercó exhausto al banquillo para pedir una botella de agua y Netzer se la dio mientras le preguntaba por su estado ´.
“No puedo ni tenerme en pie”, fue la respuesta de Kulik.
En ese momento, Netzer se levantó para quitarse la chaqueta del chándal y se dirigió directamente a su entrenador para comunicarle su rotunda decisión:
“Voy a jugar”.
El melenudo centrocampista pidió el cambio e ingresó en el terreno de juego para sustituir a Kulik. Solo habían pasado tres minutos cundo Bonhof filtró un pase a Netzer para que este controlase el balón y lo alojase en la escuadra para marcar el gol que otorgaba la victoria a su equipo.
El ojo clínico de Bernabéu volvió a acertar, ya que la trayectoria del rubio jugador, aunque corta (solo tres temporadas), se puede definir como exitosa, ya que consiguió ganar dos campeonatos de Liga y otros dos de Copa.
Günter Netzer, un rebelde para unos y un genio para otros.
Otro bonito relato de la variopinta historia del balompié
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