El fútbol no sólo es correr tras la pelota, regatear a un rival, celebrar un gol,… También los niños deben aprender valores que más tarde les servirán en su vida.
Durante un partido de fútbol, los jugadores deben tomar muchas decisiones. No sólo técnicas y/o tácticas, sino también en función de valores como el respeto al contrario, la honestidad o la importancia del esfuerzo.
Muchos entrenadores de fútbol base trabajan los valores de sus jugadores a la vez que les preparan técnica, táctica, física y psicológicamente. Estos entrenadores saben que hay valores que les ayudarán a rendir más en el terreno de juego. Pero al fomentar estos valores saben que les preparan para algo mucho más importante que darle unas patadas a un balón. Les preparan para situaciones que se van a producir en su vida tanto personal como profesional en un futuro.
Los niños se encuentran en un periodo de formación en el que absorben todo aquello que sucede a su alrededor. Son capaces de interiorizar lo que les enseñan figuras de referencia como su madre, su padre o su entrenador. Por ello la clave principal para enseñar valores es que estas figuras prediquen con el ejemplo.
Este deporte ayuda a que los niños interioricen los valores adecuados gracias al ejemplo que perciben en las personas que son importantes para ellos. Y es importante la constancia de ponerlos en práctica una y otra vez, porque hay que muscular los valores del mismo modo que las piernas.

Existen una serie de valores que los entrenadores debemos aplicar en nuestros equipos:
- El respeto por los demás. No insultar al árbitro o rival, no reírte del contrario y animar a los compañeros. Es importante enseñar a los niños a que cuiden su lenguaje y se dirijan al árbitro o al contrario con educación.
- La importancia del esfuerzo. El entrenador debe perdonar el error, pero no que los niños no se esfuercen. Esfuerzo es una palabra que no está suficientemente valorada hoy en día. Es importante que los niños aprendan el valor del esfuerzo y el fútbol puede ayudar en este sentido, porque sin esfuerzo no ganas los partidos.
- El trabajo en equipo. El fútbol es un deporte de equipo, donde el jugador debe aprender a colocarse en función de los demás. Por ejemplo, si un compañero pierde la posición, debe ocupar su lugar. Y así aprende a confiar en que su compañero hará lo mismo por él. Es el valor de la disciplina y del trabajo en equipo.
- Orden e higiene. Es básico que los niños lleven el uniforme limpio y que sean ordenados en el vestuario.
- Encajar las frustraciones. Hay que aceptar que en la vida también hay decepciones. El fútbol te enseña a perder, porque antes o después pierdes. Es importante asumir la derrota de la manera más adecuada posible.
- Asumir responsabilidades. Enseñar al jugador a que sea capaz de asumir responsabilidades es una actitud fantástica para la vida. Por ejemplo, cuando un niño es elegido capitán del equipo, asume responsabilidades.
- Saber ganar. Cuando se gana, hay que llevar con naturalidad esta situación. No pueden faltar al respeto al rival, aun venciendo por goleada. Inculcar que, por muchos partidos que ganen, eso no garantiza que vayan a vencer en el siguiente. Y que la victoria se consigue con el esfuerzo.
Por lo tanto, los entrenadores de la base tenemos que ser conscientes de que, al fomentar e inculcar valores a los más pequeños, les preparamos para algo mucho más importante que marcar o evitar un gol. Les preparamos para la vida.