Cómo si de Año Nuevo se tratara, este verano me propuse no volver a hablar del todavía presidente del Real Madrid. Pero la debilidad me ha podido y el esperpéntico no-fichaje de David de Gea por el club blanco ha derribado todas mis defensas, que eran pocas, hay que reconocerlo, a las primeras de cambio. Para rematar las dudas, este señor acudió el jueves a dar la cara-dura- al programa «El Larguero», de la Cadena SER, y ya no hay muro que pueda frenar este vendaval…
Sobre lo que pasó el lunes se ha escrito ya mucho, y dudo que yo pueda aportar algún punto de vista original. Leídas ya las versiones oficiales del Real Madrid y del Manchester, pues estamos en lo de siempre, ¿quién dice la verdad? ¿quién miente? No me preocupa gran cosa. Estando Van Gaal de por medio, no descarto que los retrasos y los plazos de los que habla la Casa Blanca en su comunicado oficial sean ciertos, es decir, que el Manchester se manejó como se manejó para torpedear el fichaje de David.
Pero francamente, no creo que eso sea lo más relevante. En el mundo del fútbol de hoy en día, si un jugador quiere irse de un club y están de por medio el Real Madrid y su representante es, ojo, Jorge Mendes, ese jugador termina por irse. De eso estoy seguro. Si De Gea sigue en el Manchester, estoy seguro que algo ha pasado que no nos han contado, más allá de que según el todavía presidente del Real Madrid, «conocía la falta de experiencia del Manchester United en estos temas».
Pero a mi, si fuera aficionado del Real Madrid, me interesaría saber quién es la persona que decide a quién se ficha y a quién se vende -porque ya sabemos que Benítez no, desde luego, como tampoco lo hacía Carletto-. Porque lo de los fichajes y salidas de los últimos años es para hacer un reality show. Podría ponerme a hablar ahora del sobrevaloradísimo Gareth Bale o el «ilusionante» Lucas Silva, la venta de Álvaro Morata… Creo que con esas palabras ya he dicho todo lo que tenía que decir.
Es mucho más ilustrativo lo que está pasando en la portería. El Real Madrid fichó la temporada pasada a Keylor Navas, un portero extraordinario. Con él y con Casillas, la portería del club blanco estaba perfectamente cubierta. Sin embargo, el todavía presidente del Real Madrid continuó con su campaña de acoso y derribo promovida desde la propia institución contra Iker, que acabó con el sainete del verano: la salida de Casillas del Madrid rumbo a Oporto, la despedida que le preparó el club… Todo aquello, que fue sonrojante, incluso para los que no nos sentimos madridistas, pasó ya. Afortunadamente.
La cantinela de que David de Gea iba a fichar por el Real Madrid inundó la prensa deportiva desde finales de la Liga, y así siguió todo el verano, pero por si la cosa no salía adelante, los blancos se trajeron de vuelta a casa a otro gran portero, Kiko Casilla. También me parece una excelente pareja para llevar la temporada, Navas y Casilla. Pero el todavía presidente del Real Madrid, en su egomanía de querer gastarse los millones -que no son suyos, ¡ay, si los fueran!- a espuertas, de tirar de chequera para comprarse todos los caprichos que se le pasan por la cabeza, siguió con la tontería del fichaje de De Gea. Y digo bien. Tontería.

No porque David no lo valga, que a mi personalmente, me parece mejor que Navas y Casilla. Es que me gustaría saber quien decide que van a gastarse 30 ó 40 millones en un jugador que un año más tarde podría llegar gratis al club. Esto es algo que nadie comenta y a mi me resulta muy llamativo. A lo mejor es que al todavía presidente del Real Madrid le parece de mal gusto fichar a un jugador «gratis». Llegas a un pre-acuerdo privado -como hacen todo los futbolistas y clubes- y en enero de 2016 oficializas el fichaje y ya está. Te quitas de líos y te ahorras un buen puñado de millones.
Pues no. Había que intentar gastárselos, esas pruebas de opulencia a las que es tan dado el todavía presidente del Real Madrid. Eso es para mí lo más curioso. Que teniendo muy bien cubierta la portería, quieras gastarte 40 millones así, por la cara. Lo dicho. No son suyos. Los millones, digo.
Luego todo se tuerce y llegan los palos, merecidísimos, al Real Madrid, que será el mejor club de fútbol del siglo XX, y dice el todavía presidente que también del XXI, pero tiene unos directivos más propios del Medievo, empezando por el propio presidente.
«El Larguero» le ofreció el jueves la oportunidad de purgar sus pecados al todavía presidente del Real Madrid, y es indignante ver como se maneja y conduce este hombre por la vida. Dudo mucho que lo hiciera así si su cuenta corriente fuera la mía. Engarza un embuste con otro con la misma facilidad que Messi tira los caños, sin que se le mueva un músculo de la cara, lo cual ya sabemos que se debe a que la tiene de hormigón armado.
Sólo un niño de siete años creería que el Real Madrid no había hablado con David De Gea hasta el mismísimo 31 de agosto. Sólo un niño de siete años creería que Real Madrid y Manchester no habían cruzado ni un sólo mensaje sobre De Gea en todo el verano. Los nuevos responsables de la salida de Iker del Real Madrid son los medios de comunicación «que han alentado esos pitos» y «que cobijan a los violentos». No se fumó un puro porque ya no lo permite la legislación española que se haga en un lugar cerrado y que no sea un domicilio privado, si no, lo habría hecho.
Dice el todavía presidente del Real Madrid que «me siento acosado […]. Aquí todo son criticas, ganes o pierdas […]». Es curiosísimo que diga esto el mismo hombre que ha despedido a Carlo Ancelotti porque no ganó nada al año siguiente de ganar Champions y Copa. Quizá el primer acosador, el primer criticón sea él mismo. El personaje es insufrible desde todas las perspectivas: «porque yo…», «porque a mi…», «yo digo…», «yo pienso…», «yo creo…» Soberbio, prepotente, ególatra, victimista, embustero… Más de lo mismo. Y me quejo yo de Urrutia…
P.D.: Aylan Kurdi #podiasermihijo