“Quiero ir a la cima de una montaña
Con una radio y buenas pilas
Y tocar una melodía alegre y
liberar a la raza humana
del sufrimiento”
Alarm Call – Björk (letra traducida)
A nadie le sorprenderá leer, una vez más, que este 2020 no está siendo un buen año. Todos hemos vivido una situación que, en mayor o menor medida, ha sacudido todos nuestros cimientos y donde creo que la escala Richter, en demasiados casos, se ha quedado corta. Hoy, seguimos sin saber qué alcance real tendrá en nuestras vidas y, encima, muchos se creen o actúan como si todo esto hubiera acabado, no le importara en absoluto o, peor, como si nunca hubiera sucedido y siguiéramos en la década anterior…

El fútbol, por supuesto, dentro de la poca importancia que tiene respecto a todo lo demás, no ha sido una excepción: paró en todas partes y, en algunos lugares directamente decidieron concluir la competición, como en Bélgica, que fue el primer lugar que terminó todas sus competiciones, con polémica, por cierto, y que ya comenzó la nueva temporada 20-21 el pasado sábado. El fútbol que volvió para acabar lo que se había empezado, lo hizo sin gritos de gol, sin cánticos, sin la voz y el alma de los que aman este deporte (por desgracia, con lo que sí regresó fue con polémica y decisiones, en el mejor de los casos poco claras, aunque para algunos muy claras, tanto que las consideran blancas).
Competiciones como la Eurocopa de naciones o los mismo Juegos Olímpicos se retrasaron al año impar del 21, aunque nadie sabe si de verdad en un año todo estará lo suficientemente bien para poder celebrar un evento de esa magnitud o si se parecerá a lo que aún recordamos, imaginad una ceremonia de inauguración en estas circunstancias… (jamás olvidaré musicalmente la de Londres 2012…) Lo que parece es que nuestra vida no va a ser lo mismo en un corto espacio de tiempo y no sabemos seguro si alguna vez se parecerá a lo que era, apenas, hace unos meses (ay 2019, te debemos tantas disculpas…).

Pero si hay algo que tenemos que tener muy claro que debemos seguir y que va a quedarse, además de la mascarilla, para afectar tanto a nuestro día a día como al fútbol, es el concepto de la distancia social, que en este caso no se refiere a la distancia social que existe entre las personas por su situación en la sociedad, sino al distanciamiento que debemos mantener los unos con los otros para que estar “juntos” o en el mismo lugar sea lo más seguro posible. Por eso, los estadios han estado sin público (lo que ha puesto la liga parecía el primer PC Fútbol) con algunas excepciones poco comprensibles en otros países.

En términos publicitarios, esta distancia social me hizo acordarme de un anuncio muy antiguo y poco conocido en nuestro país, que con humor mostraba una idea genial, sencilla, directa y que funciona a las mil maravillas, incluso, 21 años después.
Una idea universal, que se entiende en cualquier lugar sin necesidad de sonido y porque con una gran hipérbole comunican la necesidad de usar un tipo de producto del día a día, dándole valor a la marca que lo firma.
Todo en apenas 20 segundos, un plano secuencia, reflejando una situación muy cotidiana en un campo de deportes, hasta que ya no lo es o, quizás en estos días, sí que debería ser algo más normal, porque al menos con una persona se mantiene la distancia social o mejor dicho los demás la mantienen con él … y aunque poco tiene que ver, no pude evitar pensar que al final quizás si la gente dejara de usar desodorante todo sería más fácil y las personas mantendría por iniciativa propia la, tan necesaria, distancia social que muchos no respetan para nada.
Pero uniendo fútbol, publicidad, confinamiento, distancia social y la realidad que estamos viviendo, me vino a la cabeza una figura que tengo la sensación que, tanto el estar confinado, acompañado o solo, como mantener la distancia social, lo ha tenido que llevar o lo está llevando mejor que el común de los mortales. Simplemente, porque sabe hace mucho tiempo lo que es, en su trabajo y demarcación, la soledad o estar en grupo pero siempre alejado, casi aparte. Y no sólo en lo puramente físico, sino también, en lo mental. Está claro que me estoy refiriendo al ermitaño del fútbol o como se le nombra en el argot futbolístico: el guardameta, el arquero, nuestro querido portero, tan importante y tan olvidado porque su función es evitar el climax de este deporte, su meta es evitar el gol.
Y hoy, os quiero hablar de publicidad donde el portero es quien le da sentido a la creatividad. Por supuesto, es fácil suponer que ya que se va a poner a un portero de protagonista sea una figura reconocida, y a veces se cumple, pero justo el anuncio que os traigo hoy debido a toda esa reflexión sobre la idiosincrasia de un meta y toda esta situación está protagonizado por un portero ficticio, pero no me quiero adelantar aún…
Me gustaría comenzar primero por uno de esos anuncios donde la marca aglutina a muchas estrellas mundiales de diferentes equipos y nacionalidades para llegar al máximo público posible y ser lo más internacional que se pueda. En este caso, se trata de un anuncio de una marca de la que todavía no había hablado: Pepsi, porque curiosamente hoy, además de porteros, los anuncios van de refrescos.
Lo interesante de este anuncio del año 99, es que es el portero el que termina dándole sentido a toda la creatividad y que, además no sale ningún jugador sobre el césped, con un balón o jugando, de hecho el único balón que aparece al principio, suponemos que para intentar dar contexto a la historia por si alguien no es capaz de reconocer a estrellas del momento como Rivaldo, Denilson, Burrito Ortega, Owen… o a nuestro protagonista, el portero, que es ni más ni menos que José Luís Chilavert (portero y goleador). La situación la conocemos, la charla nos es familiar y la escena pensamos haberla visto en muchas películas y deportes, pero cuando todos imaginamos lo que va a pasar a continuación, Pepsi (en esa época lo hacía mucho) le da una vuelta, esa vuelta que hace que quiera compartirlo con vosotros.
Y aunque el humor siempre funciona y estamos ávidos de él en estos tiempos inciertos, el anuncio que de verdad muestra lo que significa ser un portero, la presión que aguanta, lo diferente que es al resto de jugadores y lo solo que se encuentra siempre, es un anuncio de otra marca de refrescos, la más conocida del mundo: Coca-Cola. La manera de contarlo, en este caso no es a través de una estrella del fútbol, sino escuchando los pensamientos de un portero ficticio que nos habla de verdades sobre fútbol, que todos creemos y en las que se apoya para explicarnos las razones de que un portero no sea como los demás.
Porque si el espectáculo son los goles, su objetivo es evitarlos, porque si la gente grita gol, él debe silenciar a 100.000 personas con sus paradas en el último segundo, porque un cero en el marcador es el mejor resultado… Pero en esta reflexión hay una pausa, cuando coge una botella de Coca-Cola, la abre y bebe, y después el anuncio cambia, el discurso cambia y nos confiesa que a veces se pregunta: ¿qué se siente al marca un gol?, aunque lo que quiere decir es ¿Qué se siente al ser como los demás? y, entonces, el tono cambia… comienza a sonar una música y O’Henry (así se llama el guardameta) comienza a cambiar, a convencerse que quiere saber qué se siente al ser un héroe y no sólo un villano del fútbol, y decide subir e intentar marca un gol.
El anuncio de 2001, obra deMcCann-Erickson y rodado en el Martínez Valero de Elche, está muy bien realizado, porque todo ayuda tanto visual como sonoramente a contar la historia, a ahondar en esa diferencia entre el portero y los demás jugadores: siempre apartado en los vestuarios, en el túnel, en el campo después. Me encanta ese detalle de una foto que pone: el portero y su mundo o de que el número uno, es el único que no tiene directrices o flechas en la pizarra.
Pero, aunque la reflexión puede interpretarse que es mejor no ser diferente, todo tiene su tiempo, su poso, no cambia radicalmente por beber el producto (como si lo hacía Popeye con sus espinacas) aunque sea el detonante del cambio, se le ve rumiando la decisión, mientras el tono del anuncio, el color, el sonido, va pasando de un tono frío y pesimista a uno optimista y cálido.
El portero deja de estar solo una vez que se decide, todo el mundo está con él, le apoya. Pero para mí lo mejor del anuncio lo que le hace acabar muy arriba, es que no se ve si marca gol, no importa, porque al final lo que cuenta no es el resultado, sino haber tomado la decisión de disfrutar del momento, de intentarlo, de vivir, porque el anuncio cierra con un mensaje muy positivo: “La vida sabe bien”.
Pero todos sabemos que la realidad supera a la ficción y seis años después otro portero, en este caso uno de verdad, vestido de negro también, nos hizo sentir mucha más emoción que la historia de O’Henry, en el momento más épico que he vivido viendo fútbol y que creo que jamás volveré a vivir. Último segundo, última jugada, un córner, un portero que sube, un equipo que en ese momento está eliminado… Gracias Don Andrés Palop, e inolvidable Andrés Montes viviéndolo.
Este artículo,como nos tienes acostumbrado,se lee con interés creciente,con curiosidad y sorpresa,porque nos hace mirar el fútbol de una manera diferente,y poner el acento en detalles que sin tu enfoque nos suelen pasar desapercibidos.Tu ojo de publicista y creativo se hace patente en cada palabra,en cada giro,y el resultado es espectacular y el deseado por quienes se dedican a este arte: impactar a quien se dirige.
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Muy buen artículo. ¿Sabrás el nombre de la canción que se ocupa en el comercial de Portero? Llevo tiempo buscándola, no logro decifrar el pequeño fragmento en inglés. Saludos desde México. 😄⚽
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