El partido de ida en Milán había acabado 3-1. Serio correctivo para un Barcelona acostumbrado a arrasar allá por donde pasaba. Diego Milito condenó a una defensa blaugrana perdida. El gol de Pedro Rodríguez fue el único consuelo en una noche aciaga. Un consuelo que daba paso al espíritu de remontada. Un 2-0 sería suficiente.
Y así llegó la noche del 28 de abril del año 2010. Un Camp Nou hasta la bandera confiaba en vivir un partido histórico, y en cierto modo fue así…
F.C. Barcelona | Inter de Milán |
VÍCTOR VALDÉS | JULIO CÉSAR |
DANI ALVES | Javier ZANETTI (C) |
Gerard PIQUÉ | LUCIO |
Gabriel MILITO | Christian CHIVU |
Sergio BUSQUETS | MAICON |
Seydou KEITA | Walter SAMUEL |
XAVI Hernández (C) | Thiago MOTTA |
Yaya TOURÉ | Esteban CAMBIASSO |
PEDRO Rodríguez | Wesley SNEIJDER |
Zlatan IBRAHIMOVIC | DIEGO MILITO |
Lionel MESSI | Samuel ETO’O |
Pep GUARDIOLA (E) | José MOURINHO (E) |
La expulsión de Thiago Motta en el minuto 28 tras ver la segunda amarilla acercaba el sueño de la final. Cualquiera que hubiera apostado a que un Inter de Milán con 10 jugadores durante 60 minutos iba a ser capaz de aguantar el vendaval que se le venía encima habría sido tachado de loco. Pero enfrente estaba un equipo de Mourinho, quien no hizo ningún cambio pese a verse con un jugador menos sino que hizo bajar a Samuel Eto’o al lateral. Con un planteamiento que ni Helenio Herrera hubiera firmado, consiguió hacer lo que mejor sabe, desactivar las virtudes del rival.
Guardiola por su parte, metía cada vez más madera. En el minuto 46 salió el central Gabi Milito para dar paso al lateral convertido en extremo Maxwell. Ante un equipo que se cierra atrás lo que hay que hacer es intentar abrir el campo. El cambio no dio los frutos esperados.
En el minuto 63 doble cambio. Fuera Busquets e Ibrahimovic (desaparecido y sentenciado por la grada), dentro Jeffren y Bojan. Nada de nada. Sin embargo no fue hasta el minuto 84 cuando llegaría el gol de Gerard Piqué. La esperanza volvió a las gradas. Incluso Bojan anotó un gol dos minutos después, anulado por manos previas de Yaya Touré.
Y así se llegó al final del encuentro. Los madridistas respiraron aliviados al ver que el FC Barcelona, gran favorito, no jugaría la final de la Champions en el Santiago Bernabéu. Los culés no podían creer la oportunidad perdida. Y Mourinho…
Mourinho decidió montar su propio espectáculo.

Hasta que alguien puso los aspersores en marcha…