Garrincha, en 1962, y Mario Kempes, en 1978, esperaban, como únicos jugadores, hasta entonces, en conquistar los tres máximos galardones de una Copa del mundo (campeón, mejor jugador y máximo goleador) a un nuevo compañero, que llegó en el Mundial de España 82.
Cuatro años antes, en Argentina 78, la selección italiana llegó hasta semifinales con una delantera compuesta por Roberto Bettega y un imberbe Paolo Rossi, con solo 21 años. Rossi, recién llegado a la azzurra, deslumbró entonces al mundo del fútbol y marcó tres goles en el campeonato, pero luego llegaron las sombras.
Un escándalo de apuestas en Italia quebró la carrera del prometedor delantero a las puertas del Mundial 82. A Enzo Bearzot, seleccionador italiano, le llovían las críticas en el momento de dar a conocer la lista de convocados para la Copa del Mundo a celebrar en España. Aún así, lanzó un órdago al mundo al incluir en dicha lista a Paolo Rossi.
Tras una fase de grupos más que discreta, la selección italiana cayó en un complicado grupo con Argentina y Brasil. Vencieron a los argentinos por dos goles a uno, pero Rossi aún no había visto puerta.
El siguiente rival era tremendo. Valdir Peres, Leandro, Oscar, Luizinho, Junior, Cerezo, Falcao, Sócrates, Zico, Serginho y Eder. Una selección brasileña que bordaba el fútbol y era considerada como una de las máximas favoritas para el triunfo final.
A los cinco minutos, Rossi decidió salir del ostracismo para anotar su primera diana. Sócrates, siete minutos más tarde, respondió empatando para decir que Brasil quería ese campeonato.

Pero de nuevo Paolo Rossi, en el 25, puso una barrera en el camino de los cariocas. Barrera que quiso derribar Falcao a los 68 minutos, pero Paolo había decidido acaparar el protagonismo ese día. Seis minuto más tarde, en el 74, el equipo brasileño quedaría apeado con el hattrick del italiano.
En semis, dos dianas más de Rossi llevarían a los azzurri hasta la final del Mundial, ante Alemania.
En un trepidante partido, los italianos derrotaron a los germanos por tres goles a uno con otro gol del bambino de oro, que acompañó a Garrincha y Kempes en el trono de la gloria futbolística.
Dino Zoff se convirtió en el futbolista con más edad que levantaba la copa de campeones. Mientras, Enzo Bearzot sonreía para sus adentros convencido de que su apuesta había sido la mejor. Y nadie en Italia se atrevió a discutirle ese pensamiento.
Bonita recreación de la trayectoria de la selección azzurra en el mundial de España basada en la figura del recientemente fallecido Paolo Rossi.
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