Es el último día de mercado y los clubes apuran para cerrar sus plantillas. Había leído que se esperaban hasta 60 movimientos entre entradas y salidas. Este día me encanta, pegado a la radio o a twitch (los tiempos modernos mandan) deseando que anuncien la llegada de ese jugador que cambie las aspiraciones de tu club.
Si hablamos del equipo que sigo, el FC Barcelona, parece increíble que Mateu Alemany sea capaz de realizar hasta seis operaciones diferentes en las últimas horas. Lo cierto es que sólo vemos eso, lo que parece improvisación y prisas, pero nada más lejos de la realidad. A los clubes, o al menos al equipo de Mateu, se le presupone una profesionalidad máxima. El negociar operaciones durante meses y trabajar en diferentes escenarios para rematarlos en las últimas 24 horas. Falla el plan A, se pasa al B y así sucesivamente hasta conseguir la pieza que te falta.
Anoche, el conjunto culé intentó sacarse de encima a uno de los capitanes del equipo. Jordi Alba tiene la competencia inesperada de Alejandro Balde y la llegada de Marcos Alonso. Tres laterales izquierdos para una plaza. A esto se suma el malestar en la junta directiva y en gran parte de la afición por la negativa del de L’Hospitalet para bajarse el salario.
Como si no fuera suficiente, añadimos una pretemporada lamentable y un primer partido para olvidar que de hecho le condenó al banquillo. Al final Alba decide quedarse y pelear por la titularidad. Bienvenida sea mientras esté dispuesto a sumar. El que escribe cree que no estamos ante un futbolista que vaya a aguantar bien la suplencia, algo a lo que parece destinado a pocos meses del Mundial (como si Luis Enrique necesitara una excusa para dejarle fuera). El tiempo dirá.
En cuanto al resto de equipos sorprende la planificación del Sevilla. Parece que a Monchi se le ha terminado el brillo este verano, trayendo a un Dollberg cuyas mejores actuaciones tienen ya un aire vintage y un Januzaj que, siendo un jugador de mucho talento, parece un cromo repetido en una plantilla llena de jugones y hecha a medida de Lopetegui, un entrenador cuyo futuro depende de los próximos dos partidos.
En definitiva, quedan las horas más emocionantes por delante. Un mercado que estará siempre ligado a una palabra: inscripción.