Decía hace años Juan Luis Cano, componente de Gomaespuma y colchonero hasta el tuétano, que el Real Madrid era como las películas de Disney, que por mal que se pusieran las cosas siempre acababan bien. No es que la película del partido de ayer acabara especialmente bien, un empate nunca es suficiente para el nivel de exigencia planetaria (como diría Florentino) que tiene este Real Madrid, pero el gran culebrón del verano, el no fichaje de David De Gea, ha descubierto a un héroe Disney en Keylor Navas. En un equipo acostumbrado a apelar a sus espíritus (el de Juanito, el de Raúl, el de Bernabéu…) ha nacido uno nuevo, el espíritu de De Gea, que pasó por el equipo blanco como un ectoplasma y dejó a un Keylor Navas descolocado que a base de partidazos como el de ayer está haciendo olvidar el fiasco veraniego.
Porque en esta Liga de la dejación de funciones, en la que el Barça insiste en no ser campeón a golpe de adversidades, el Atlético no engrana y Valencia y Sevilla sufren mal de altura, le llegaba al Real Madrid este derby con la oportunidad de dar el puñetazo en la mesa tras un arranque también dubitativo. Y ya no es que no lo consiguiera, es que prácticamente ni lo intentó.
Mientras, el Atlético de Madrid, tras dos derrotas seguidas y, lo que es peor, la sensación de no dar con la tecla de la refundación del Cholismo que parece exigir la configuración de la plantilla, encontraba en el partido cierta necesidad y la confianza de que los derbys ya no son lo que eran, que ahora se competía con el vecino.
Con el gran ambiente propio del Calderón en estos eventos, presentaban ambos equipos sus formaciones. En la del Atlético empieza a dar la sensación de que por delante de Tiago y Gabi la composición de los cuatro de arriba se decide por sorteo, ya que Simeone ha probado múltiples combinaciones. Ayer fue turno de Óliver, Correa, Griezmann y Torres: dos enlaces de clase y dos puntas rápidos, opción de pase profundo y contraataque. Por el Real Madrid, la noticia fue Casemiro como ancla en el centro del campo. Primer partido contra rivales directos de Benítez y cierta declaración de intenciones que veremos si puede mantener cuando estén al 100% Bale y James.
Arrancó el Real Madrid con ganas y bríos, Modric con la batuta y Carvajal (en combinación constante con Isco) poniendo la profundidad y merendándose a un Filipe Luis algo abandonado, tanto en defensa como en ataque. Pero también llegaba el Atlético, con Correa asomando un futuro de crack mundial a base de chispazos.

Tras un par de acercamientos peligrosos en cada puerta, Carvajal puso un nuevo balón perfecto a la llegada de Benzema que se elevó en el aire para adelantar al Real Madrid a los ocho minutos. Curioso que los merengues crearan tanto peligro en los primeros diez minutos a la otrora inexpugnable por arriba defensa local, pero es que el arranque del partido fue una exhibición de Carvajal que encontró a un Benzema en estado de gracia.
¿Qué fue antes? ¿el huevo o la gallina? ¿Se fue el Atlético arriba o el Real Madrid se replegó? Con Correa dispuesto a encarar siempre, Griezmann suelto por el campo y los laterales locales subiendo, el Atlético ganó metros que no estorbaban a Benítez, que tal vez se relamía con la opción del contraataque.
La voluntad colchonera se tradujo en llegadas, pero no en ocasiones claras. Hubo tiros lejanos, balones colgados, pases bloqueados, etc. pero en un mal común del Atlético en los partidos de esta temporada, todo el juego de ataque intentaba llevarse por el centro, chocando los atacantes con la muralla comandada por Casemiro y casi incluso entre si mismos.
A los 20 minutos la presión local hace que Ramos, víctima habitual de exceso de confianza en sus habilidades, pierde un balón comprometido y acaba cometiendo penalti. Y ahí aparece Navas, el que no voló a Manchester pero sí al palo izquierdo de su portería para sacarle a Griezmann una máxima pena correctamente ejecutada.
Desde ahí al descanso, cloroformo para el partido. El Atlético seguía chocando por el centro a pesar de la brillantez de Correa y al Real Madrid (sobre todo a Benítez) el 0-1 le parecía suficiente renta para seguir esperando concretar la posesión en más llegadas a gol.

A los 41 minutos se produjo una incidencia fundamental para el encuentro. Carvajal caía dolorido sin poder continuar y era sustituido por Arbeloa. «Esto es como una expulsión para el Madrid», me dijo un amigo rojiblanco que, en ese momento, me pareció exagerado.
Óliver dejó en el descanso su puesto a Carrasco en los rojiblancos, en busca de más profundidad por banda. El joven extremeño no solo dejó su lugar en el campo, sino también un jirón más del crédito con el que llegó a principio de curso en un partido gris.
El psicoanálisis de urgencia que les impuso el Cholo en el vestuario hizo al Atleti olvidar el penalti fallado, mientras Benítez debió insistir en la caseta en que el partido estaba controlado y que ya caería el segundo. Correcalles en los primeros minutos, con acercamientos sin concretar de los locales y contra con errores en el último pase para los merengues.
Los entrenadores no suelen ser muy propensos a soportar ese tipo de partidos, así que a los 13 minutos Simeone decidió retirar a su mejor jugador, Correa, por el «inadaptado» Vietto, dejando al público con la misma estupefacción que usted, querido lector, habrá sentido al leerlo. Fue una decisión que pudo haberle costado al Cholo una de las primeras broncas del Calderón si el resultado final hubiera sido otro, pero el técnico parece dispuesto a mimar la progresión de este chico incluso más allá de lo prudente.
Jackson entró por Torres y Bale por Isco (desaparecido tras la salida de Carvajal) a los 20 minutos. El Atlético se plantó en un 4-4-2 con Griezmann en una banda (lejos del gol, donde se pierde el francés) y Vietto con Jackson arriba y el arranque inicial de los colchoneros se apaciguó excepto por leves chispazos del atrevido Carrasco. El Real Madrid seguía amenazando con enganchar una buena contra mientras el Atleti apenas encontraba huecos. Benzema fue sustituido por Kovacic para reforzar el centro del campo. Simeone mando a Vietto a la banda (impreciso, donde no molestara, trayendo de vuelta al centro a Griezmann) y el partido quedó definitivamente planteado en lo táctico.

El punto de locura de Carrasco en banda izquierda, enfrentando a un Arbeloa convertido claramente en el rival más débil, dio un primer aviso en forma de centro peligroso que Vietto cabeceó fuera en área pequeña. Cuando parecía que al Atlético no iba a conseguir romper el muro contra el que chocaba, Carrasco progresó por izquierda, profundizó para Jackson que, en carrera de caracoles con Arbeloa alcanzó línea de fondo, centró para Griezmann que en el primer palo volvió a encontrar a Keylor, pero el balón suelto en área pequeña fue recogido por Vietto que ajustó al segundo poste para evitar la reacción de Ramos, situado bajo palos en estado de emergencia.
Empate a uno inesperado, conseguido por el hombre inesperado, que cambiaba la decepción de bando. Era el minuto 83 y al Atlético se le encendió el chip competitivo. Ese equipo que no se encuentra a sí mismo se tiró arriba, con Godín desatado progresando incluso como lateral izquierdo en alguna jugada, encerrando a un Real Madrid al que el gol encontró con el letargo propio de la siesta de su segunda parte y se vió achicando balones como podía.
La furia desatada colchonera pudo incluso haberse convertido en remontada si no fuera por Keylor, quien si no, que sacó una mano espectacular a lanzamiento de Jackson desde la frontal. Porque, al final de cuentas, en un derby de escaso juego con dos equipos que acaban de funcionar, Keylor fue el hombre fundamental, el que decidió en los momentos clave.
Por lo demás, de no ser por esos diez últimos minutos de furia rojiblanca, el partido habría dejado mal sabor de boca. Un Real Madrid que se adelantó pronto y se convirtió en un equipo comodón, un Atlético sin terminar de identificar aunque con buenos mimbres y una demostración más de que este principio de Liga les ha pillado a los grandes con el paso cambiado que dejan sensación de empate justo por el juego, con mejores ocasiones colchoneras y con Navas como el nuevo héroe de la factoría Disney.
P.D.: Verán que no he nombrado en toda la crónica a Cristiano Ronaldo. De no ser por sus gestos fuera de lugar y su mala elección de disparo desde cualquier lugar del campo, pareciera no haber estado en el partido. Horrible actuación del que es, hasta nueva edición del Balón de Oro, considerado el mejor futbolista del mundo.