«El Barça es el club más difícil del mundo«. Es una de las frases más repetidas por Xavi Hernández a lo largo de su carrera deportiva, especialmente desde que es entrenador del F.C.Barcelona. Esta última semana ha sido claro ejemplo de lo que quiere decir el de Terrassa. Se logró la segunda victoria en Champions y se continúa invicto en La Liga a 3 puntos del Madrid. Pero las críticas están ahí.
Los meses de octubre,noviembre y diciembre se han convertido en un tiempo cruel para el FC.Barcelona. Por estas fechas, el equipo muestra las carencias propias de estar a media formación, la acumulación de partidos no deja tiempo para una preparación adecuada y las lesiones se multiplican. El Barça es un club que aspira a ganarlo todo cada año. No hace diferencias entre títulos de primera y segunda categoría. Pero en realidad el objetivo no solo es ganar y eso pasa factura.
Mientras que los grandes clubs europeos pueden ir sacando adelante sus partidos, con el Barça las cosas funcionan de otra manera. No solo vale lograr que el balón alcance la red rival. No solo vale liderar o mantenerse en los primeros puestos de la tabla. Tampoco vale ganar en campo de un rival directo en cualquier competición. Al Barça se le pide más, mucho más.
El Barça tiene unos pilares muy claros en su juego. El portero debe parar y evitar goles, pero también tener un nivel alto con el balón en los pies. Los centrales deben cubrir un espacio enorme a sus espaldas y no limitarse solo al corte, sino que también han de tener criterio para sacar el balón. Los laterales deben defender y convertirse en extremos. El pivote ha de cortar el juego, saber deshacerse de la presión rival, distribuir el balón y también presionar. Los interiores deben marcar el tiempo del partido. Y los de arriba han de marcar multitud de goles y también ser los primeros en la presión. Y todo ello desde el primer partido, con un juego preciosista y efectivo, y con el monopolio de la posesión. Demasiadas cosas.
Así gusta el fútbol en can Barça y no se entiende de otra manera. Cuando las cosas no salen, hay polémica. Si se gana y no hay el juego deseado, no vale. Y aunque el culer acepte que en determinados momentos se ha de anteponer el resultado, hay una gran maquinaria mediática que se dedica a recordar y a machacar que el Barça no puede permitirse algo así.
El Barça es el club más difícil del mundo. Este último partido ha sido ejemplo de ello: tiene al goleador más joven de la historia de la Liga, demuestra que la Masia sigue produciendo jugadores de calidad válidos para el primer equipo, es el equipo más goleador de La Liga, es capaz de sobreponerse y remontar un 2-0, incluso habrían podido ganar si César Soto Grande fuera mejor árbitro. Todo ello con bajas considerables y tras un partido exigente en Oporto. Pero lo que más se ha destacado es que el Barça encaja más goles que la temporada pasada y que ha hecho internacional a Bryan Zaragoza. Quizá no hay paciencia.
Tras el parón de selecciones habrá un fin de mes entretenido con la visita de Athletic de Bilbao, Shakhtar Donetsk y el Real Madrid. Será una buena manera para saber el verdadero nivel del Barça. Si las cosas salen mal, las críticas se multiplicarán. Aunque creo que si salen bien, esas críticas también estarán ahí. Al fin y al cabo, es el club más difícil del mundo.
Es una opinión personal del entrenador y que hace suya el articulista,yo creo que el nivel de exigencia de los equipos grandes es muy pareja,y sus aficiones se la demandan,porque es una premisa lógica y necesaria que estimula al equipo,que por otra parte tiene que saber vivir con la presión que eso genera.De otro lado cada equipo,no solo los grandes,tiene una metas en función de su potencial,y sus aficiones suelen exigir en sintonía con esas metas.
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