Ya no queda nada para la cita por antonomasia del fútbol. El polémico Mundial de Catar está a la vuelta de la esquina y nos presenta un escenario inédito a nivel de clubes. Las consecuencias son imprevisibles aunque algunas de ellas ya las estamos viendo.
Seguro que en alguno de los últimos partidos de tu equipo has visto como uno de los jugadores a la mínima molestia pide el cambio. Fueron los recientes casos por ejemplo de Cavani con el Valencia en su partido contra el FC Barcelona o del propio Kounde. Todo quedó en un susto. Sin embargo, el trasfondo es totalmente psicológico. Los futbolistas tienen un miedo, real, a quedarse sin ir al Mundial. Por eso, no dudan en salir del terreno de juego o, como se apunta hoy en el caso de Depay, alargan sus recuperaciones para llegar a la cita mundialista en perfectas condiciones.
Lo cierto es que el Mundial no encaja en el calendario, y no lo hace porque se disputa en un país con poca tradición futbolística y con un clima insufrible para la práctica de este deporte, lo que llevó a meterlo con calzador en el mes de diciembre. El eslogan de la FIFA es que el fútbol es de todos, y esta afirmación parece tener sus matices cuando se ve lo que se está perpetrando. El fútbol es de todos salvo al parecer de esos aficionados que acuden a ver a sus equipos cada fin de semana y que se ven en muchas ocasiones privados de disfrutar de sus estrellas por el dichoso Mundial.
A esto hemos de sumarle el hecho de que nadie sabe qué consecuencias tendrá la disputa del Mundial en el resto de la temporada. Equipos que hoy día vuelan sobre el césped temen que dentro de dos meses sus jugadores sufran un bajón físico que les impida conseguir los objetivos que hoy día parecen al alcance.
El Mundial en diciembre es en definitiva un elemento imprevisible. En economía esto se conoce como un «cisne negro». La teoría la desarrolló Nassim Nicholas Taleb en 2008, aunque su origen se remonta al siglo XVII cuando los primeros exploradores europeos que llegaron a Australia se encontraron una especie de cisnes de color negro. Hasta ese momento, se creía que todos estos animales eran de color blanco, y este descubrimiento cambió la percepción que se tenía hasta la época. En economía se dice que los análisis que se basan en evaluar el pasado (o lo conocido) para predecir el futuro, se verán tarde o temprano refutados por un cisne negro
Esto es el Mundial de Catar, un cisne negro en la planificación de la temporada.
Pues si,una anomalía que rompe el calendario de las ligas nacionales y al no existir precedentes deja en el aire sus consecuencias posteriores.En el caso de nuestras competiciones,tanto nacionales como europeas,puede ocurrir que esta ruptura del ritmo,y como apunta Antonio Ros,perjudique a equipos actualmente en buena forma,pero también a la inversa,permita enderezar el rumbo de los que actualmente no han conseguido niveles aceptables,caso por ejemplo del Sevilla.
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