Hace 33 años, nació en el pueblo de Terrasa un caracol, bajito, escurridizo, nada anormal para un ser vivo de dicha especie. Sin embargo, sus padres descubrieron muy pronto que no era un caracol normal, mientras el resto de sus amigos disfrutaban desplazándose con lentitud de un sitio a otro, yendo de morera en morera, sacando sus apéndices al sol, nuestro caracol sólo era feliz cuando veía a niños de metro y cincuenta ir corriendo entorno a un balón, añorando ser como ellos, luego cuando se iban él practicaba en los mismos campos, empleando nueces como esféricos mientras el resto de los caracoles lo miraban con la extrañeza con la que se mira a aquel que osa desafiar las normas de la madre naturaleza, que determina que el perro ladra y el gato maúlla.
Un día, los niños de Terrasa jugaban, como cualquier otro día, un partido en los montes, cerca de donde habitaba nuestro caracol, en un momento dado uno de los niños corrió tan rápido que se resbaló y se torció el tobillo, ya se disponían a suspender el partido cuando, de repente, el balón cobró vida y se movió, uno de los niños fue a cogerlo, pero el balón hizo una extraña ruleta y lo esquivó, el portero lo vio venir y, pensando que ese movimiento era fruto de la humedad del terreno, se lanzó a por él con toda su pequeña envergadura, pero el balón se paró, lo fintó y atravesó la línea imaginaria que determinaba el paso del gol entre dos mochilas.

Cuando al final el balón se quedó quieto, inerte, uno de los niños lo cogió, lo levantó y allí…no había nada, de repente otro se fijó en la base del balón y pegado, exhausto, estaba nuestro caracol…había nacido un mito, había nacido el mito del primer caracol futbolista…Xavi Hernández!
Desde entonces Xavi Hernández dirige con maestría los dos equipos que a día de hoy, mejor representan el fútbol moderno, la selección española de fútbol y el F.C. Barcelona, así es Xavi, feliz, escondiendo el balón de los rivales y girando sobre sí mismo como un caracol, corriendo por los verdes pastos del Camp Nou que desde siempre ha idolatrado mientras dirige la sinfonía futbolística de sus compañeros.
El primer caracol futbolista y quizás el mejor centrocampista del fútbol moderno a pesar de que quizás nunca le den el tan merecido Balón de Oro. Tendrán que pasar años, cuando su retirada sea un funesto acontecimiento en la historia del fútbol, para que aquellos que otorgan estos premios reparen en que en los campos de fútbol el balón ha perdido su felicidad, está apático, llora…porque el caracol del fútbol ya no está.
Gran articulo si señor
0
Muchísimas gracias Iván por tu apoyo. Un saludo.
0