El diecinueve de mayo del 2014, un ojeroso y encanecido Andoni Zubizarreta anunciaba algo que todo la hinchada culé esperaba, Gerardo “el Tata” Martino dejaba de ser entrenador del F.C. Barcelona y en su sustitución el club decidía contratar a Luis Enrique Martínez García (Gijón, 8 de mayo de 1970).

Luis Enrique Martínez, «Lucho», siempre será recordado por haber abandonado, en su etapa de jugador, las filas del equipo de la capital para enrolarse en el conjunto de sus amores e iniciar una gloriosa época, no solo por los títulos conseguidos sino sobre todo por la demostración de pundonor y amor por los colores partido tras partido.
Tras tomar la decisión de dejar de correr la banda para recorrer el área técnica, su bagaje como entrenador de fútbol fue tan exitoso en sus inicios como corto, llevó al Barcelona “B” a la mejor clasificación de toda su historia con un equipo con tres reglas básicas fiel reflejo de lo que había sido su entrenador en su época de jugador: correr, correr y correr, y cuando estaban cansados solo hacían una cosa, seguir corriendo. A pesar de su edad, la calidad de los jugadores de la cantera se le presuponía y llegar al primer equipo debía ser fruto del trabajo diario. Desde el filial barcelonista encaminó su trayectoria como entrenador hacia el A.S. Roma, donde fue tan querido por sus jugadores como malos los resultados que estos cosecharon.
Sé de la dificultad del proyecto, pero quiero volver a sentir el himno del Barça en el estadio y ponerme a trabajar».
Luis Enrique en su presentación como entrenador del F.C.Barcelona
Tras una temporada conociendo nuevas formas de entrenar, y unas semanas antes de que Tito Vilanova se viese obligado a abandonar la dirección del primer equipo blaugrana, fue confirmado con entrenador del R.C. Celta de Vigo en la temporada 2013/2014. A pesar de ser el preferido de Andoni Zubizarreta, junto con el “txingurri” Valverde, para comandar la nave culé, la seriedad y rectitud que habían marcado su trayectoria deportiva le impidieron abandonar furtivamente la entidad celeste a pocos día del inicio del campeonato. El barco había tenido que zarpar sin él.
Sin embargo, la diosa fortuna le tenía deparado otro billete en la misma embarcación, el destino quiso que el periplo del «Tata» fuese más corto que las mangas de un chaleco y por fin, este verano, «Lucho» volvió a la entidad que le mantuvo las puertas abiertas desde que siguió su carrera como técnico en Italia.

Desde el primer día Luis Enrique repitió cansinamente algo que todo entrenador primerizo dice para congraciarse con la afición local: “Solo jugará aquel que se lo merezca”, pero a diferencia del resto de entrenadores él lo ha demostrado. Ver un partido del equipo culé a día de hoy es disfrutar de una escuadra seria en la que todos trabajan, incluido Messi, los canteranos compiten en igualdad de condiciones con los de la primera plantilla, les guarda lugar en el banquillo a ilustres jugadores como Piqué, Neymar y Xavi y, todo esto, sin tener todavía disponible a su mayor apuesta de la temporada, el ariete uruguayo Luis Suárez.
Es pronto para decir si la apuesta de Luis Enrique es la más acertada, por ahora los resultados lo acompañan, lo que sí es cierto es que la ilusión, el trabajo diario, el hambre por el balón, han retornado a la entidad blaugrana y eso es algo por lo que los aficionados culés le estamos ya agradecidos.
Hay barcos que, cuando trabajas duro, pasan dos veces y… como dirán los ilicitanos, penaltis inventados que también se ven pasar dos veces a favor del mismo rival.