Ganó el Bayern por 2 goles a 0 en el Allianz Arena ante un FC Barcelona que demostró una versión muy distinta a la que nos tiene acostumbrados los últimos años en Champions. Aún así, fue insuficiente para si quiera puntuar en uno de los campos más difíciles de Europa.
Empezaron bien los culés el partido, con dominancia en el centro del campo, una presión muy alta y llegando con clarividencia. Faltaba precisión en los metros finales, pero las sensaciones eran buenas.
En defensa, sorprendía la presencia de Christensen y de Marcos Alonso en el once inicial. El danés acompañaba a Araújo para sostener a los de Xavi, que lo consideró más hecho que Eric García ante duelos de máxima exigencia. Sin sufrir demasiado en la zaga, los blaugranas brillaban con un centro del campo muy dominador. El crecimiento de Gavi y, especialmente, de Pedri, aporta al Barça mucha seguridad y talento para controlar los partidos. El canario es, ahora mismo, el timón del equipo con 19 años, desplegando un fútbol inteligente propio de un jugador más maduro.
En ataque, mucha llegada pero poco acierto. Lewandowski falló lo que no había fallado hasta ahora, demostrando que también es humano en su regreso a Múnich, y Dembélé y Raphinha encaraban constantemente a la defensa del Bayern con intermitencia.
Tras el 0-0 al descanso, aparecieron los fantasmas del pasado. En cosa de 2 minutos, un par de desconexiones sentenciaron al Barça que, tras una primera parte muy seria, se veía perdiendo 2-0, demostrando que los bávaros no perdonan y la Champions menos. Marcos Alonso, que estaba cuajando un buen debut con el equipo (si perdonamos los 15 minutos que jugó ante el Cádiz) falló en la marca de Lucas Hernández que remató a placer un córner para poner el primero. Todavía noqueados, los culés concedieron el segundo tanto prácticamente en la siguiente jugada, muy pasivos ante un Sané que poco hizo en el partido, pero que sentenció a los de Xavi en una mala gestión defensiva.

El partido también puede ser una muestra de lo que es Busquets hoy en día para el Barça. En la primera parte estuvo superlativo en todas las facetas, recuperando balones, lanzando al equipo en transición y presionando. No obstante, en contextos exigidos y momentos de ida y vuelta, el de Badía sufre en exceso y muestra una cara que no beneficia a los blaugrana.
No obstante, las sensaciones no son del todo negativas para los culés. Siendo justos, no se le puede exigir a este Barcelona, todavía en construcción, ganar en Múnich. Sí competir, y lo hizo, mereciendo más en el partido si es que eso vale de algo en el fútbol. La Champions demuestra que es un torneo feroz, en el que los errores de acierto te condenan y el ritmo exigido es muy alto durante los 90 minutos, por lo que una desconexión, aunque sea por dos minutos, puede condenarte a la derrota.
Indudablemente el Barcelona ha mejorado su imagen y se ha desenvuelto de manera esperanzadora,pero aún carece de suficiente competitividad y eficacia para estar en el primer escalón del fútbol europeo,nuestra Liga es otra cosa y ahí si compite.
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