Por esos caprichos que el destino tiene a veces, el calendario ha querido que justo al final de una semana de gran protagonismo de las reivindicaciones feministas, nos encontremos con el partido estrella de la Liga Iberdrola. Los dos grandes, que llevan disputando el título mano a mano en las dos últimas campañas, se encontraron ayer en la Ciudad Deportiva Joan Gamper para determinar gran parte de sus opciones de título. F.C. Barcelona y Atlético de Madrid, empataron a uno en un escenario algo desmerecedor (que buen momento, por qué no, para haber abierto el Nou Camp a esta sección del club que viene dando alegrías a su afición).
Llegaban a este encuentro con un punto de diferencia a favor de las colchoneras, tras haber goleado a domicilio ambos equipos en la anterior jornada. La derrota del Barça ante el Athletic de hace un par de semanas alzó al liderato a las actuales campeonas, que viajaban ayer a Barcelona conscientes de que tan solo aguantar el empate ya les supondría una clara ventaja, habida cuenta de que restan ocho partidos de Liga y que en los 22 anteriores cada equipo ha ganado 17. Ese claro dominio de ambos conjuntos se demuestra en la ventaja a tercero y cuarto clasificado, el sorprendente Granadilla y el Athletic, a 15 puntos ambos del Atlético. La mayor necesidad de ganar los tres puntos se le notó a las barcelonistas durante el encuentro.
El técnico local, Fran Sánchez, planteó un 4-5-1 con la intención de dominar el balón en el medio del campo y aprovechar la llegada arriba de las centrocampistas. En portería dispuso a Sandra Paños, desacertada en el gol visitante. La defensa de cuatro situaba a Melanie Serrano y Fabiana Baiana en los laterales, con Mapi León y Marta Torrejón en el centro. Tuvo que bregar con la móvil delantera rival y sufrió en muchas ocasiones por falta de contundencia. Poblaron las barcelonistas el centro del campo con Patri Guijarro en el eje, Alexia Putellas y Vicky Losada como interiores, y con Bárbara Latorre y la The Best, Lieke Martens, abiertas a las bandas. Aunque cumplieron con el papel de dominar el ritmo del partido y el balón, aparte de la crack holandesa, en pocos momentos pudieron romper la defensa atlética. Arriba, como ariete, la macedonia Natasha Andonova tuvo que cuerpear con la fuerte defensa rival, por lo que, a pesar de hacer un buen trabajo, apenas lució.
Ángel Villacampa dispuso a sus jugadoras para un partido serio y luchado. Apostó por un 4-4-2, sabiendo de antemano que iban a disponer de poco balón, por lo que plantó al equipo en el campo dispuesto a no descomponerse, a hacer un trabajo coral y solidario, buscando salidas al ataque más rápidas que elaboradas. En portería, Lola Gallardo estuvo sobria, sin poder hacer más en el gol de penalti de las catalanas. La defensa fue para la internacional Marta Corredera y la mexicana Kenti Robles en las bandas, con Carmen Menayo y Andrea Pereira en el centro. Estuvo casi perfecta e impenetrable la línea zaguera rojiblanca, con una Menayo impropiamente madura para su edad (19 años) mostrando que tiene un futuro bárbaro en el fútbol español. En el centro del campo, colaborando con la defensa para impedir el movimiento entre líneas de las azulgranas, estuvieron muy concentradas Aurelie Kaci y Silvia Meseguer por el carril central. En las bandas, Ángela Sosa y Amanda Sampedro trataban de conectar con las delanteras. En la línea de arriba, Esther González y Sonia Bermúdez fueron un dolor de cabeza para las culés, sobre todo esta última, la más lista de la clase, autora de las acciones de mayor peligro para su equipo.
Arrancó el partido con el guion claro, según lo previsto por los entrenadores. El Barça dominaba el balón, pero el Atlético se defendía con el orden suficiente para lograr que las locales no agobiaran la meta de Gallardo. Tan solo tiros lejanos o balones colgados, de los que la zaga colchonera se deshacía o que la guardameta resolvía sin peligro. Ya había avisado el Atlético sobre sus posibilidades de llegar arriba, pero en el 21 apareció Sonia Bermúdez para tirar una diagonal desde el centro del campo. Ángela Sosa le quiso enviar el balón en profundidad y, aunque llevaran clara ventaja, la indecisión de Torrejón y Paños dejó la puerta abierta para que la veterana Soni se colara y definiera, con una vaselina precisa, marca de la casa, para adelantar a su equipo.

Sin mucho más transcurrió el encuentro hasta el descanso, con el dominio local, pero con Martens como única jugadora capaz de percutir las líneas visitantes. De peligro, apenas algún disparo lejano más por ambos conjuntos. Sánchez dio entrada tras el descanso a Andressa Alves por Bárbara Latorre, ganando, al menos en los primeros minutos, en presencia arriba. Antes de los cinco minutos de la reanudación, un centro de Baiana desde la derecha, buscando a Mertens en el segundo palo, encontró una extraña caída de la lateral colchonera Robles. Según la colegiada, el balón golpeó en su brazo y ésta percepción la llevó al punto de penalti. Muy difícil diferenciar en qué parte del cuerpo le golpeó el balón aun después de ver varias repeticiones, pero el extraño gesto de la mexicana pudo fácilmente despistar a la árbitra. Como consecuencia, Alves anotaba el lanzamiento de penalti, a pesar de que Gallardo acertara la dirección del envío, pero la rabia del lanzamiento (y de la posterior celebración) dieron el empate a las locales.
Este tanto no desarmó a las de Villacampa, que siguieron muy sobrias atrás y buscando vías de salida en ataque. Por su parte, el Barcelona tampoco varió demasiado su juego, siguió dominando el balón, pero sin romper las líneas rivales. Todo ello, a pesar de que Fran Sánchez dio entrada a Toni Duggan en punta como refresco de Andonova con veinte minutos por delante. También, a falta de diez, probó suerte con Marta Unzúe y Aitana Bonmatí por Fabiana Baiana y Vicky Losada, pero aun así, no consiguió que su equipo mordiera más.
Por parte rojiblanca, Villacampa trató desde el banquillo de que el partido no se revolucionara, reforzando el centro del campo. Así, aparte de la salida de Jucinara Soares por Kenti Robles, lesionada, dio entrada a Sana Daoudi por Esther González, le dio los últimos diez minutos tras casi un año lesionada a Lidia Falcón, que entró por Sosa, y perdió tiempo en el descuento introduciendo a Marta Cazalla por Sonia Bermúdez.
Sin duda, lo más peligroso desde el empate barcelonista, fue el precioso centro – chut de zurda desde banda izquierda con el que, una vez más, Sonia Bermúdez, nos deleitó. Por suerte para el Barça, que pudo ver cómo esa jugada a cinco minutos del final le hubiera dejado la Liga casi imposible, el balón de la madrileña se estrelló en el poste de una Paños ya superada. Por cierto, que la meta blaugrana también se vio en problemas al interceptar un balón profundo que estuvo a punto de mantener fuera del área entre las manos.
Así pues, todo queda igual, pero con un partido menos por delante y sin la opción del Barcelona de aprovechar más enfrentamientos directos. La gran superioridad de estos dos equipos frente al resto hacen que al Atlético le pueda bastar ese punto, aunque el average general (en el particular han empatado ambos partidos) favorezca claramente a las blaugrana. No hay que desdeñar que antes de terminar este mes, el Barça tendrá que medirse ante el poderosísimo Olympique de Lyon en Champions, lo que puede desconcentrarle en Liga.

En definitiva, un partido intenso, jugado de poder a poder, con las armas características de cada equipo, que deja abierto el final de esta Liga entre las dos grandes. Y una reflexión para este fútbol femenino en constante ascenso: hoy en día, los dos grandes son Barça y Atlético. El otro grande del deporte nacional, el Real Madrid, desdeña de momento al 50% de nuestra sociedad, y a pesar de la promesa de crear equipos en fútbol base, con los que al menos evitar tener que echar del club a las niñas que a los 14 años entran en categoría cadete (en la que ya no se admiten equipos mixtos), ya llega tarde a una demanda basada en la justicia social más que en los intereses deportivos. El fútbol femenino en España existe y crece sin necesidad del Real Madrid, los clubes españoles van consiguiendo mejorar su posición en Europa, la mejor jugadora del mundo pertenece a un club español y la selección cada vez se intuye más cercana a un gran éxito internacional. Serán los merengues quienes acabarán lamentando su desidia en este tema.