Decía Luis Enrique en rueda de prensa a pregunta de un periodista sobre el pobre juego del equipo «sed positivos, no miréis el árbol sino quedaros con el bosque». La cuestión es que si el aficionado contempla el bosque la estampa no parece mucho más alentadora. Cierto que el equipo se ha clasificado para su cuarta final de Copa del Rey consecutiva pero no menos cierto es que un milagro (para los atléticos en forma de árbitro) hizo que el Barsa saliera vivo.
El bosque muestra que este Barsa no tiene mediocampo y por consiguiente se ve desbordado y dominado en muchos tramos de los partidos. Si echamos la vista atrás me vienen a vuela pluma los partidos contra el Alavés en el Camp Nou, la Real Sociedad en Anoeta, el de Balaídos contra el Celta, el encuentro contra el Betis, contra el Athletic de Bilbao la semana pasada y redondeando este recuerdo rápido el de anoche contra el Atlético. Ni siquiera la entrada de Busquets e Iniesta puso orden al despropósito.
Con esto no quiero decir que el Barsa no sea candidato a todo, faltaría más con el tridente que tiene arriba. Sin embargo, si sigue por este camino cuesta mucho creer que levante la Champions y que incluso si se diera el caso, esto sería imitando malamente el histórico estilo del Madrid.

Y es que este Barcelona no se parece ni siquiera al primer Barsa de Luis Enrique. En la temporada del triplete el equipo mezclaba el fútbol control, recuerdo lejano hoy día, con una verticalidad endiablada. Este año el mediocampo es un cero a la izquierda y el juego en general está carente de dinamismo. Aun hay tiempo para mejorar, y más con el clavo ardiendo de la vuelta de Busquets e Iniesta, pero o cambia la tendencia o el PSG meterá un rejonazo de 5 centímetros.
En cuanto al Atlético de Madrid, la frase que resume todo es «el gol se paga». Ya puedes controlar el tiempo del partido, crear ocasiones y correr como si el juicio final se acercara, si no tienes un delantero que las meta estás listo de papeles. Todo el mundo sabe que las opciones de Simeone el pasado verano eran Cavani y Diego Costa, al final llegó Gameiro, un buen jugador pero lejos del nivel de los otros dos o de los Falcao, Forlán, Agüero… Por este motivo para mi el club del Calderón no es candidato serio para ganar un título, por la misma razón que el Sevilla. Cuando hay que salir de caza mayor, no valen escopetas de feria.