Si hay algo que echo en cara al periodismo español actual es su toma de posición deportiva. Es casi imposible dar un con periodista, redactor o locutor -a los comentarista podemos dejarlos aparte, pues su labor precisamente, es la de comentar- del que no conozcamos su filiación futbolística.
Recuerdo cuando se jubiló José Ángel de la Casa, que en una entrevista que le realizaban, creo recordar, en MARCA, le preguntaban por su equipo de fútbol. Y José Ángel no solo no aclaró el entuerto, sino que lamentó los tiempos que se vivían, en los que en cualquier periódico, cadena de radio o televisión, los periodistas se identificaban con sus clubes sin el menor pudor.
Aunque yo nací en 1969, también echo de menos esos tiempos. No puedo soportar, lo siento por ello y por las personas a las que le parece divertido, como presenta las alineaciones del At. de Madrid “Antoñito” Ruiz, no puedo soportar la prepotencia y chulería de Alfredo Martínez cuando habla de “su” Barcelona, diez metros por encima del resto de la humanidad, no puedo soportar las patéticas intervenciones de Tomás Roncero o los vergonzantes artículos de José Vicente Hernaez, “Josevi”. No lo soporto. No soporto ir los domingo en el coche, y cuando cantan un gol en un campo de fútbol, de Primera o de Segunda, me da igual, casi siempre adivino qué equipo lo ha marcado antes de que lo diga el locutor de turno, para alucine de mi hijo…
Y resulta que ahora tengo que hablar de “100 motivos para ser del Athletic (y uno para no serlo)”, de Eduardo Rodrigálvarez (periodista). Y resulta que aunque esté mal decirlo, y más después de las líneas que a esto preceden, debo decir, para quien aún no lo sepa, que yo soy del Athletic. Quizá por eso, he dejado prácticamente de escribir del Athletic en “TresCuatroTres”, y me esfuerzo, aunque estoy seguro que no siempre lo consigo, por escribir de lo que sea unos pasos por detrás del posicionamiento personal. Pero ya digo, no siempre lo consigo, ¿verdad, Florentino?

Bueno, de entrada, un libro con un título como este -sustituyan Athletic por el equipo que quieran- no me provoca un gran entusiasmo y me hace temerme lo peor. 200 páginas de mala propaganda y manipulación histórica del equipo que sea. Pero en este caso, el libro, antes siquiera de haber hojeado sus páginas, tenía ya un punto a su favor: el autor.
Yo empecé a leer a Eduardo Rodrigálvarez a finales de los 80, con unas crónicas que escribía en El País del Athletic que me parecían fantásticas, aunque muy críticas con el juego del equipo. Hay que reconocer que de siempre, en El País se ha escrito bastante bien -cosa que no sucede, ignoro la razón, en la prensa deportiva, y lo cual tiene más inri habiendo trabajado yo en uno de estos rotativos-. Pero Rodrigálvarez escribía muy bien. Joder, escribía de puta madre, si me permiten la expresión.
Otro aliciente de sus crónicas era la poca simpatía que sentía por Javier Clemente, ese entrenador que hizo bicampeón de Liga al Athletic entre 1982 y 1984, y que ha vivido de esos réditos el resto de su vida. Los palos que le arreaba al de Baracaldo eran de aupa. Sin embargo, el paso de los años ha suavizado su “animadversión” por el Rubio y el libro bien deja constancia de ello. Ver la firma de Rodrigálvarez en la tapa me hizo recuperar la esperanza.
Y con razón. “100 motivos para ser del Athletic” es un libro muy divertido. Un libro menor, vale, pero muy divertido y ameno, de esos que empiezas a leerlo, y como quien no quiere la cosa, ya vas por las página 140. Quizá al aficionado del Levante le traiga al pairo, o al del Murcia, incluso al del Madrid o del Barcelona. Pero aquel que sea realmente un aficionado al fútbol, disfrutará con su lectura. Y por varias razones. La primera, la más importante, porque está muy bien escrito. Recuerdo cuando me aficioné a las columnas de Paco Umbral. Casi siempre, me encontraba en las antípodas ideológicas de lo que escribía… ¡¡¡pero como lo escribía!!! Eso, per se, tendría que ser suficiente.
Pero si necesitan más razones para caer en sus redes, podría decirles que esta es la historia del Athletic resumida en 100 tips. Que no tienen por qué ser los más importantes. Son los más importantes de Rodrigálvarez. Y con eso me vale. Es la historia de uno de los mejores equipos de España. Un equipo singular, que tiene seguidores por toda la península, un equipo que suele caer bien, un equipo simpático, a pesar de la ponzoña política que se ha movido a su alrededor. Episodios recientes, como las pitadas al himno español cuando el club se ha clasificado para la final de Copa del Rey, no me hacen feliz, precisamente, pero cuando estás enamorado, hasta estas cosas las disculpas.
Rodrigálvarez ha urdido un libro con un gran sentido del humor, apoyado en la fanfarronería que se atribuye a los vascos, en general, y a los de Bilbao en particular. De hecho, su primer motivo reza “Todo el mundo es del Athletic aunque no lo sepa”. Hay episodios memorables -“El espectáculo de la gabarra”, “Pichichi, sangre unamuniana”, “Se puede ser del Athletic, no ser vasco y no morir en el intento” o “Y en esto llegó Sarabia”-, hay episodios tiernos -“Anónimos con nombres y apellidos”, “Una filosofía molesta” o “Aplausos… al público”-… Hay de todo en estos “100 motivos…”.
Los que amamos este equipo disfrutaremos de la lectura de sus 228 páginas. Pero albergo la esperanza que quien lo lea sin sentir la pasión que provoca la zamarra rojiblanca -la auténtica, la primigenia…- entienda, al menos, a ese modesto aficionado tristemente hecho a la idea de que a pesar de todo lo que significa el Athletic, la actual circunstancia del mundo del fútbol le ha convertido, sin el saberlo, en un club vendedor. Es una desazón que no se cura, pero que libros como este ayuda a sobrellevar de mejor manera.
Querido Errantum Lumen:
Quiero ante todo, agradecerte tus palabras elogiosas hacia mi. En absoluto creo que me las merezca, pero siempre viene bien que alguien nos pase la mano por el lomo. Intuyo que fuimos compañeros de redacción en Marca, es evidente… Fue una época bonita, aquella, y sobre todo, nos permitió ver como era por dentro una profesión que, con todos los respetos que me merece, está venida a menos. Esos cierres hasta las tantas de la madrugada, esas llamadas de «Taller» para que escribiéramos cinco líneas más que faltaban en el artículo de nosequien, o peor aún, corta cinco líneas a un texto de alguna de las estrellas…
En fin, pero aquello pasó, aunque algo siempre queda. Me gustaría saber quién eres, que fue de tu vida… Si lo estimas conveniente. Y si no, pues nada, aprenderé a vivir sabiendo que yo también tengo una «garganta profunda».
En cualquier caso, te animo a que sigas leyendo 3-4-3 y, sobre todo, participando en el mismo a través de tus mensajes y opiniones de los artículos que publicamos. Mis firmas son muy periódicas, una vez al mes, pero seguro que mis excelentes compañeros de blog harán mi ausencia no solo llevadera, sino incluso deseable.
Un afectuoso abrazo,
Víctor M. Martín