Por Ederzito Antóni Macedo casi nadie sabría decir a quien nos estamos refiriendo, pero si decimos Éder, la cosa cambia. El alto jugador ha pasado de la nada a convertirse en el héroe de todo un país y entrar por la puerta grande en la historia de Portugal, al ser el artífice de la consecución de la primera Eurocopa.
El destino es a veces caprichoso y eso le ha sucedido a este jugador quien vivía muy alejado de la gloria futbolística. Alegrías y sonrisas ahora para intentar compensar en parte los malos momentos en su infancia y su nada fácil carrera profesional. Nació en Guinea-Bissau hace 28 años, pero a los tres se trasladó con su familia a la ciudad portuguesa de Coimbra. La escasez de recursos económicos obligó a sus padres a dejarlo en el Hogar El Girasol, una empresa estatal que se encargaba de cuidar niños, donde pasaría diez años. Le describen como buena persona pero mal estudiante, así que en ocasiones acababa castigado sin jugar con el Ademia, su primer equipo con apenas once años. La anécdota es que como no metía muchos goles, el dueño del bar de las instalaciones le prometía una chuleta por cada uno que marcara. Pese a su gran envergadura de casi dos metros, tenía buena técnica y potencia física.
Pasó por varios clubs hasta que en 2012 recaló en el Braga. En su primera campaña, disputó 18 partidos y anotó 13 goles, quedando como quinto máximo anotador. Fue hasta la fecha su mejor año cosa que hizo que fuera llamado por la selección. En la segunda sólo aportó tres goles y en la tercera, 10 en 29 partidos. Allí, en Braga, conoció a Susana Torres, persona muy importante en su vida, que le hizo confiar en sí mismo, creer en sus posibilidades y se convirtió en su psicóloga personal, su mental coach, tarea que sigue realizando a día de hoy.

En junio de 2015 fichó por el Swansea City por 5 millones de euros que le ofrecía un contrato de tres años y ya debutó en la primera jornada contra el Chelsea. De 15 partidos que disputó fue titular en cuatro y en el resto solo disfrutaba de los últimos compases de los encuentros a lo que se sumaron las críticas recibidas por parte de la afición. No marcó ningún gol.
El club inglés lo cedió el pasado febrero al Lille y pocos días después se estrenaba como goleador en el empate a uno contra el Stade Rennais y fue elegido mejor refuerzo de la liga francesa. Su equipo que estaba en la decimoquinta posición cuando él llegó, acabó el torneo en quinto lugar. Éder marcó el gol del último partido contra el AS Saint- Étienne en el que estaba en juego la quinta posición y por tanto una plaza para la Europa League. Su bagaje fue de cuatro asistencias y seis goles en 14 partidos y siempre que ve puerta lo celebra de una manera especial: sacándose un guante blanco de su media y colocándoselo en la mano. El gesto va para Susana Torres, la mujer que supuso un punto de inflexión en su vida. Dado que el rendimiento ha satisfecho, en mayo el Lille acordó con el Swansea City ficharle por 4.5 millones de euros y un contrato de cuatro temporadas.
A nivel de selección, siempre rechazó ir con Guinea porque esperaba la llamada de Portugal y ésta se acabó produciendo llegando a debutar con la absoluta en septiembre de 2012 en un amistoso contra Azerbaiyán. Formó parte de los seleccionados para el Mundial 2014 pero fue uno de los jugadores con más bajo rendimiento convirtiéndose en diana de las críticas por parte de la afición tras caer en la fase de grupos.
Antes de la Eurocopa, escribió en las redes sociales: ‘Adelante, subestímenme’ al ser el blanco de las críticas de la afición portuguesa que no entendía como podía ser convocado dado su pobre bagaje goleador. Pero el seleccionador Fernando Santos siempre vio algo en él y confiaba plenamente. En la fase de grupos, dispuso de seis minutos ante Islandia y otros seis ante Austria y ya no volvió a jugar hasta la final. Santos confió en él, arriesgó quitando a un medio para meter a un delantero que cambiara el ritmo de juego: que robara balones, provocara faltas y consiguió el efecto deseado. Nadie imaginaba que sería el gran protagonista.
Entró al campo en el 79′, disputando los últimos 41 minutos y en la historia de su país en el 109 con el gol decisivo en la prórroga, gracias a un fuerte disparo desde 30 metros tras controlar y proteger el balón ante la defensa francesa y que nada pudo hacer el portero Hugo Lloris por evitar que entrara. El gol cambió la historia: la suya y la del país luso. Su gol más importante casualmente es el primero que marcaba en partido oficial (los otros tres fueron en amistosos ante Estonia, Noruega e Italia) y serviría para que Portugal alzara su primera Eurocopa y a nivel personal que todas las críticas recibidas se volvieran rápidamente en elogios. Es lo que tiene el futbol: un día abajo y otro arriba, como una auténtica montaña rusa.
Tras el partido reconoció que el capitán Cristiano Ronaldo le dijo antes de salir al césped que él marcaría. Premonición o destino pero como dijo Santos en la posterior rueda de prensa en directa alusión a los críticos: “Parece que el patito feo es ahora el más bonito”. Un seleccionador que en su trayectoria en los banquillos sólo había sido capaz de ganar una liga en 29 años y que ha visto como su fe ciega en un jugador se le ha tornado en el título más deseado.
Éder, o lo que es lo mismo, la gloria merecida para un príncipe que estaba oculto entre tanta niebla de críticas, un diamante en bruto que parece empezar a ver la luz.