Duncan Edwards nació el 1 de octubre de 1936 en una familia humilde afincada en Dudley, un pueblo del centro de Inglaterra. El país británico aun no lo sabía, pero acaba de llegar al mundo el mayor talento que jamás haya vestido la camiseta de la rosa Tudor. Incluso el mismo Duncan dudaría de sus posibilidades durante su juventud, de hecho decidiría aprender el oficio de carpintero por lo que pudiera pasar. Lo que tampoco sabía nadie es que lamentablemente la carrera del interior izquierdo (si es que se le podía asignar una posición ya que llegó a jugar de defensa y delantero) tendría un corto recorrido.
El genio precoz
Sus primeros pasos en el fútbol los dio en el West Midlands, un club de la sexta división inglesa. Se dice de él que a los 11 años ya era el mejor en los partidos que disputaba contra niños de 15. Con tan solo 12 años, el Manchester United gracias al ojo de Jack O’Brien comenzó a seguirle, siendo este un hecho sin precedentes. Hoy día nos puede parecer normal que los equipos controlen a niños con talento, sin embargo en los años 30 ni siquiera existía la figura del ojeador como tal.
Finalmente, y ante el interés de equipos como Wolverhampton Wanderers y Aston Villa, el empleado del Manchester United Bert Whalley fue personalmente a la casa de Duncan con la orden directa del entrenador Matt Busby de ficharle. Así fue como a sus 16 años firmaba como jugador amateur (tan solo un año después se le haría contrato profesional). Llegaba al club en el que se convertiría en leyenda. Leyenda del Manchester United y del fútbol inglés.
Cuenta Bobby Charlton que una vez Duncan Edwards fichó por los reds un empleado del club le llamó y le dijo, «hemos fichado un jugador con potencia, técnica, ambidiestro, visión de juego…». Bobby Charlton pensó que exageraba. No existía un futbolista así. Al día siguiente, fue a entrenar a Old Trafford y no creyó lo que sus ojos veían. Aquel no era un jugador como el resto…
Inglaterra y el mundo a sus pies
Duncan Edwards disputó su primer encuentro en la Premier League contra el Cardiff City el 2 de abril de 1953, tenía tan solo 16 años y 185 días, convirtiéndose en el jugador más joven de la historia en debutar. A partir de ese día, el Manchester United fue una auténtica apisonadora. Ganaron dos Ligas y dos FA Cups consecutivas en las temporadas 1955/56 y 1956/57.
Sin duda el mejor jugador con el que he jugado. Era literalmente imparable. Sabía controlar el balón con el pecho y enviarlo con precisión a sesenta metros, con una pierna o con otra. Y eso con los balones pesados y mojados de la época no era ni mucho menos sencillo. Nunca me sentí inferior a ningún futbolista hasta que jugué con él.»
Bobby Charlton

Con la Selección inglesa debutaría contra Escocia el 2 de abril de 1955 convirtiéndose en el futbolista más joven en hacerlo desde la Segunda Guerra Mundial hasta que Michael Owen rompiera su récord en 1998. Pese al clamor popular para su convocatoria con la selección absoluta, Duncan Edwards no lo tuvo fácil. En hasta dos ocasiones, miembros del equipo que seleccionaba jugadores se desplazaron a ver en acción a aquel prodigio del que todo el mundo hablaba, concretamente en marzo de 1954 contra el Arsenal y en septiembre del mismo año contra el Huddersfield Town. En ninguna de las dos ocasiones fue elegido.
Pese a que en su debut jugó un buen encuentro, sería su exhibición ante la potente Alemania, campeona del mundo en Suiza en 1954, la que pondría el nombre de Edwards en boca del mundo entero. Inglaterra visitó al equipo germano en Berlín. Pocos pensaban que aquel equipo podría siquiera plantar cara al «martillo alemán». Al poco de comenzar el partido, las opiniones comenzaron a cambiar. Inglaterra terminaría ganando 1-3 siendo el primer gol de un chaval al que ya todos temían: Duncan Edwards.
Hasta que la vida le dio la espalda…
En tan solo dos temporadas y con sendos dobletes, era una obviedad que al Manchester United de Duncan Edwards y Bobby Charlton (joven suplente en aquella época) Inglaterra se les había quedado pequeña. Los «Busby Boys«, nombre dado a los jóvenes que el entrenador inglés subió al primer equipo ante el claro envejecimiento de su plantilla, formaban un equipo llamado a cotas más altas. Todo hacía pensar que la Copa de Europa les esperaba…
Con el paso del tiempo cuando escuchaba a Muhammad Ali decir que era ‘el más grande’, no podía sino sonreír. El más grande fue Duncan Edwards.»
Jimmy Murpy, ayudante de Matt Busby
En la temporada 1957/58, con un equipo ya mucho más conjuntado y sólido, el Manchester United se plantó en la semifinales del torneo de clubes por excelencia. Acababa de empatar a tres contra el Estrella Roja en los cuartos de final haciendo bueno el 2-1 del partido de ida. El AC Milán esperaba.
Sin embargo, aquel 6 de febrero de 1958, el vuelo que tendría que traer de regreso desde Belgrado a la mejor generación de futbolistas ingleses de la historia nunca llegaría a su destino. Tras hacer escala para repostar en Munich y pese a las malas condiciones climatológicas, el piloto intentó despegar. Los motores fallaron y el avión terminó estrellándose. Murieron en el acto 7 jugadores y 14 pasajeros más. Sobrevivieron Bobby Charlton y Matt Busby (a quien se le llegó a dar la extremaunción). A Duncan Edwards se lo llevaron a un hospital de Munich moribundo, con quemaduras y con un riñón prácticamente perdido.

15 días fueron los que estuvo luchando tras el accidente. 15 días en los cuales todo un imperio estuvo en vilo. Finalmente, el 21 de febrero de 1958, con tan solo 21 años, Duncan Edwards se «rendía» por primera y última vez en su vida.
El mito

La muerte de Duncan Edwards conmovió a todo el mundo del fútbol. Tan solo jugó cuatro temporadas en el fútbol profesional, un total de 175 partidos oficiales. Suficientes para dejar su sello en la historia de este deporte al cual amaba. Lo amaba hasta tal punto que no podía dejar de pensar en él. De hecho, en la temporada 1956/57 llegó a disputar un total de 95 partidos entre el United, la Selección y el equipo del ejército.
El propio Jimmy Murphy decía de él que podría jugar todos los días del año, solo le faltaban partidos suficientes. Cuentan que en los días en los que estaba debatiéndose entre la vida y la muerte en el hospital de Munich, Duncan Edwards hizo que llamaran al propio Jimmy a quien le preguntó: «Jimmy, ¿a qué hora es el partido contra los Wolves? No me lo quiero perder por nada del mundo.»
Así era Duncan Edwards, un futbolista que de haber podido jugar el Mundial de Inglaterra de 1966, habría sido quien levantara la copa de campeón.