A escasos 27 kilómetros de distancia, algo menos de media hora en coche si la M-40 no fuese una de las vías más congestionadas de España, conviven dos equipos que guardarán este 2018 en el cajón de los grandes recuerdos. Dos rayos que esta temporada han alcanzado el cielo. Dos destellos de luz más en una provincia que ya ha brillado, y de qué manera, este fin de curso con la consecución de los dos títulos más importantes del fútbol europeo. Sólo el Getafe, que se quedó a las puertas de clasificarse para la Europa League, se tuvo que consolar, en este caso, con una nueva temporada en Primera, que no es poco. Y es que hace años, también existían tres equipos madrileños en 1ª (ahora con el Leganés suman cuatro) pero el tercero siempre solía ser otro. Hablamos del Rayo Vallecano, el equipo que mejor define el eslogan culé de Más que un club. Porque el Rayito no sólo es fútbol, es estilo de vida e ideología, mucha ideología, de clase obrera, de equipo de barrio. Y si no, que se lo digan a Zozulya, que ni siquiera pudo debutar con la franjirroja por su choque de ideas con la grada.
Por eso, el Rayo Vallecano es un conjunto peculiar, que atrae por su humildad y cuya historia recuerda grandes noches, incluso alguna en Europa. Un club cuyos despachos han vivido momentos de bastante incertidumbre, antes, durante y tras la era Ruiz-Mateos. Enfrentamientos entre directiva y aficionados, problemas económicos, y otras vicisitudes han hecho del Rayo un conjunto irregular pese a su impacto social. Tras dos años de reinvención con el histórico Míchel a los mandos, el equipo vallecano vuelve a la élite cual rayo que no cesa, obra cumbre de otro Miguel, este Hernández. Dónde mejor para encontrar una solución que en la propia casa. El técnico 100% rayista ha sabido explotar las virtudes de un equipo repleto de veteranía en el que muchos de los jugadores aguantan desde la última etapa en Primera. Seguramente sea otro reflejo del poder de atracción de la camiseta franjirroja.

Desde la portería, defendida por Alberto García (33 años), hasta la delantera, encontramos un buen número de jugadores por encima de la treintena. De hecho, en el once tipo, habitualmente un 1-4-1-4-1, suelen estar Chechu Dorado (35) y Baiano (31) en la defensa, Trejo (30) en la batuta y otra serie de futbolistas que aun sin llegar a esa cifra ostentan un buen bagaje a sus espaldas. Hablamos de Bebé, Adri Embarba o el central Ba, todos ellos supervivientes del último Rayo en Primera. Sin embargo, el éxito de este Rayo no se podría entender sin el joven olfato goleador de Raúl de Tomás, un talento de la cantera blanca con varias cesiones en la maleta. Siendo cedido, habrá que estar muy atentos al futuro del delantero de los 24 goles, por ahora. Eso sí, apunten también el nombre del lateral Álex Moreno, suena con fuerza para el Betis y ya marca hasta goles.
Quien también ha marcado muchos goles este año, los suficientes como para hacer historia, ha sido el Rayo Majadahonda. Curiosamente, este equipo, con sede en una de las localidades metropolitanas más ricas de Madrid, apenas guarda relación con el equipo de Vallecas. De hecho, mientras el Rayo incluyó su franja roja debido a un acuerdo con el Atleti, que le prohibió jugar de blanco merengue, el Rayo Majadahonda lo hizo por el mero hecho de distinguirse entre tanta equipación blanca. Es más, el gran nexo de unión entre los dos rayos es el entrenador del recién ascendido a LaLiga2, Antonio Iriondo, que llegó a mandar a los vallecanos en nueve partidos. Todo un mito en el Cerro del Espino al conseguir en su momento el ascenso a 2ªB, categoría en la que el Rayo Majadahonda sólo ha militado cinco años.

La otra pata del éxito del equipo franjirrojo recae en otra leyenda, pero ésta a nivel nacional, José María Movilla, responsable de la dirección deportiva. Todo ello, unido a la pizca de suerte necesaria con el autogol en el descuento del Cartagena y el resto ya es historia. Los nombres de los héroes: Basilio, Andújar, Dani o Carlitos, grandes desconocidos para el público futbolero, ya se leen con letras de oro en los anales del club. De lo que ha sido este año el Rayo Majadahonda a lo que veremos el año que viene en la Liga123 seguramente quede poco. De hecho, Jorge de Frutos, pieza clave en el flanco zurdo del 1-4-2-3-1, ya ha sido fichado por el Real Madrid para su filial, a modo de ejemplo. Mientras, habrá que reformar el Cerro del Espino, viejo conocido para los colchoneros, y adecuarlo para la categoría de plata. Porque este año no hay uno, sino dos rayos en el cielo.