El 25 de noviembre de 2020 una noticia mundial sobrecogía de manera unánime al mundo, el universo y la galaxia. Nadie fue indiferente a ella, independientemente de su afición o no al deporte rey, el fútbol.
Esta fecha quedará grabada por siempre para much@s en su memoria como la más triste de su vida, en la cual fallecía Diego Armando Maradona, un ídolo, un referente futbolístico y para muchos una religión de vida cuyo D10S era Diego.
El inigualable y carismático jugador nos hizo vivir momentos inolvidables, que afortunadamente con la imparable evolución de las tecnologías de estos últimos cuarenta años han quedado grabado en los anales de la historia para el goce de cualquier aficionado, tanto del presente, como del futuro.
La mezcla explosiva futbolística que aglutinaba Diego Armando Maradona, basada en su innata técnica de control y manejo del balón, junto con su picaresca y aceptación carismática del público mundial, hicieron de su persona más allá de sus problemas y adicciones, un ser admirado y querido en todo el planeta.

Sin embargo aunque tod@s tuvimos la esperanza de que algún día enderezase su vida personal y lograse ser un referente para niños y mayores, tanto en el plano deportivo, como en su desintoxicación de sus adicciones, tal y como lo deseamos para cualquier ser cercano y familiar que nos rodea, no fue así y el sueño se volvió pesadilla.

De este modo tan silencioso la luz de su estrella después de transcurridos escasos sesenta años de su nacimiento, el director de orquesta en su clímax futbolístico de Boca Juniors, Fútbol Club Barcelona, S.S.C. Nápoles; y toda una leyenda única en la selección albiceleste Argentina nos abandonó dejándonos sin el D10S más aclamado del fútbol mundial.
Pelé fue el Rey, Maradona el D10S, y aunque las comparaciones son odiosas en este caso son obligatorias a la vez que imprecisas por haber desarrollado sus carreras en épocas distintas, la de Pelé menos restrictivas en cuanto a normativa y las de Diego más estrictas orientadas al actual formato vigente.
El imborrable legado deportivo del argentino, que es lo que al final importa, es un infinito carrusel de emociones y victorias, que el “Pelusa” con su actitud sobre el césped, nos transmitió a cada uno de nosotr@s con cada jugada y gesto en el rectángulo de juego.
Que se habrá ido al tercer anillo como el resto de aficionados y profesionales sevillistas que dejan este mundo,y allí nos acabaremos encontrando con ellos cuando nos toque.
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