Llevamos toda la semana viendo en los medios de comunicación deportivos de nuestro país informaciones y juicios de valor acerca del comportamiento de Cristiano Ronaldo y de diferentes jugadores del Real Madrid en la fiesta que el luso organizó en un exclusivo restaurante de La Finca el pasado sábado, tras concluir el derbi madrileño.
Por si alguien aún no lo sabe, aunque lo dudo, el equipo de Ancelotti cayó derrotado por 4 goles a 0. Y no fue una derrota más porque el Atlético dio un baño a los blancos sin darles opción a nada que no fuese dejar los tres puntos en el Vicente Calderón.
Los jugadores madridistas ofrecieron una pésima imagen donde el peor de los males fue la falta de actitud que se asoció a muchos de ellos durante los 90 minutos de juego. Quizá, esa carencia de motivación es uno de los factores que más ha molestado a los seguidores blancos y a muchos periodistas y que les ha llevado, bajo mi opinión, a mezclar temas diferentes.
Y digo quizás porque en ocasiones no termino de entender que un futbolista, simplemente por serlo, y por trabajar en el club más importante del mundo, no tenga derecho a festejar su cumpleaños con sus amigos y familiares. Todos tenemos trabajo y cada uno de nosotros derecho a gestionar nuestro tiempo libre como nos apetezca.
Y entonces, ¿cuál es el error? El error es que las imágenes y los vídeos de los jugadores blancos disfrutando, porque obviamente estaban en una fiesta y es lo que solemos hacer todos, han transcendido a la luz pública creando el enfado de todos aquellos que parecen creer que el partido se perdió por culpa de la fiesta de Ronaldo.
Sí, acababa de celebrarse un partido de máxima rivalidad en el que los blancos no habían hecho nada más que dejar el escudo madridista en mal lugar pero, ya eran más de las 18 horas, hora de final de partido y por tanto de fin de jornada para los jugadores, y que yo sepa, a partir de ese momento, no hay reglas ni restricciones para soplar las velas de la forma en que lo prefiera cada cual. Y sobre todo, porque ya no se podía hacer nada para cambiar el resultado mas que plantearse un cambio radical a partir de ya.
Es cierto que hablamos de personajes públicos, también lo es que representan al club en el que juegan y que se deben a su escudo en todo momento porque es quien les firma la nómina a final de mes pero, ¿acaso estos argumentos te hacen perder tu libertad? ¿Acaso por ser Marcelo ya no puedes irte a bailar con tus amigos? Sin duda, es lo que muchos creen y han demostrado esta semana con sus comentarios hacia los madridistas que no han hecho más que divertirse una vez terminada su jornada laboral, por muy mal que hubiese ido y por muy tristes que tuviesen que estar. Que deberían.
¿A quién le gusta perder? ¿A quién le apetece hacerlo frente al máximo rival? Imagino que a nadie, sobre todo, si ya has demostrado tus ansias de victoria a cada momento de tu vida deportiva como ha hecho el portugués cada temporada aunque muchos parezcan no acordarse ahora.
El 7 del Real Madrid ha cumplido años, lo ha hecho acompañado de los suyos, y seguramente volverá a hacerlo en futuras ocasiones, aunque seguramente, sin dar opción a nadie de compartir lo que sin duda pertenece a la vida privada.