Aunque no me atrevo a hacer un pronóstico, si no pasa nada raro, yo soy de los que veo a Diego Costa defendiendo a la Selección Española en el inminente Mundial de Brasil. Su rendimiento durante toda la temporada, al menos hasta la fecha, le hará merecedor de un puesto en esa lista de 23.
Sus acompañantes pueden ser de todos los tipos y colores. Creo que Negredo está muy bien situado, pero Villa también ha pegado en las últimas semanas un pequeño acelerón, Llorente, poco a poco, se va asentado en la Juve, y Torres… ¡Ay, Torres! Con quien no tendrá que pelearse Costa será, por ejemplo, con Soldado ni con Michu.
Sin embargo, la posible convocatoria de Diego Costa con La Roja está levantando una gran polvareda. No la entiendo muy bien, escuchando los argumentos que estoy escuchando. El 99% de las reservas que provoca la llegada de Diego Costa a la Selección las genera… su nacionalidad de nacimiento.
La verdad, si la razón por la que Del Bosque no debe convocar a Diego Costa, hoy por hoy uno de los mejores delanteros del mundo, es porque nació en Brasil y no es «español» cien por cien, Vicente, qué quieres que te diga, tira p’alante y llámale. Menuda gilip…
Los patriotas, así se hacen llamar, se rasgan las vestiduras porque un brasileño va a jugar en la Selección Española. No sé si caerán en la cuenta de que brasileño era también Donato, o incluso el CAMPEÓN DE EUROPA en 2008, Marcos Senna. Kubala y Puskas eran húngaros, Di Stéfano argentino… Vamos, que no me quiero eternizar con la lista de jugadores que han sido internacionales por España sin haber nacido en nuestro país. Así, las cosas, prescindir de un delantero de esa categoría por esa cuestión me parece una niñería y un exceso de purismo que no tiene razón de ser ¿Si Messi pudiera jugar con la selección, también le diríamos que no? Venga ya…

Diego Costa es español y quiere jugar con España. Ahí se tiene que acabar el debate. Y podemos discutir si, deportivamente, podrá aportar algo a la Selección. Yo soy de los que creo que sí, que es un jugador muy valioso, con mucha calidad, mucho -¿demasiado?- carácter y una capacidad de sacrificio como pocos. De momento, es segundo en la clasificación del Pichichi con 23 goles, cifra que por sí sola debería garantizarle un puesto en la lista definitiva de Del Bosque, y en la clasificación de la Bota de Oro ocupa la 5ª plaza provisional, lo que habla a las claras de su categoría.
Pero mentiría si dijera que no hay ninguna razón que me quite el sueño -metafóricamente, claro- en cuanto a su presencia en La Roja. Y esa razón, desde luego, no es la deportiva -debe haber quedado claro ya que Diego Costa ha hecho méritos más que suficientes-, ni la nacionalista, que me parece un brindis al sol, y nunca mejor dicho.
Pero sí hay una razón. Su explosiva forma de ser dentro del campo. Me da miedo que Costa pierda los papeles en un partido importante y deje al equipo con 10; me da miedo que Costa genere mal rollo en el equipo -no debería ser así, pero…-.Esos rumores que saltaron hace unas semanas que Sergio Ramos, Xavi Hernández y Carles Puyol estaban liderando un movimiento interno para evitar que el seleccionador convocara a Diego Costa, de ser ciertos, serían preocupantes.
Y si lo fueran, tampoco veo claro que Del Bosque tenga que dejarse llevar por esa sensación. Creo que si alguien es capaz de integrar a Diego Costa en la selección sin resquebrajar el buen ambiente, ese es Don Vicente. Y sí él decide llevarse a Costa a Brasil, sus -buenas- razones anímicas tendrá, de eso estoy seguro.
Dicho todo lo cual, lo único que le pido a Diego Costa, si va al Mundial con España, es que cuando se caliente, cuente. Sí, que cuente. Hasta cien. O doscientos. O mil. Pero que cuente. Y vamos a dejarnos de hipocresías. Si España ganara el Mundial, imponiéndose 1-0 a Brasil con gol de Costa, ¿quien de los que ladra ahora se acordará de su lugar de nacimiento?