Fue un sevillano diga que está deseando que llegue agosto, con el calor que hace en mi tierra por esas fechas, es una locura. Locura que se convierte en delirio cuando a la vuelta de la esquina está la Semana Santa y, en menos de un mes, la Feria de Abril. Pero como estoy hablando en clave del Real Betis, mi deseo está completamente cargado de lógica. Lo explico.
Esta Liga está siendo la peor de todas y cuantas ha disputado el Real Betis en sus más de 106 años de historia. La temporada ha estado cuajada de decepciones como consecuencia de todos los errores que se han cometido en el club desde el pasado verano.
La situación es tan calamitosa que, a falta de 6 jornadas, el equipo de Heliópolis se encuentra a 9 puntos da la salvación. Matemáticamente no, pero virtualmente descendido sí. Para colmo de males, los béticos hemos sufrido, en mi opinión, es la mayor decepción de todas las sufridas por este club: la eliminación en la Europa League a cargo del Sevilla, desaprovechando u 0-2 obtenido en el Sánchez Pizjuán.
La temporada es un continuo sufrimiento, una tortura cruel que parece no tener fin. Para que sea lo más completa posible, dentro de tres días, el Domingo de Ramos al mediodía, Real Betis y Sevilla vuelven a enfrentarse. Quizá sea el derbi más desigual de todos los jugados. La ilusión que despierta este tipo de partidos no está apareciendo en esta ocasión. Las taquillas apenas tienen movimiento; se prevé una entrada normalita para ser un derbi; conozco a varios abonados que han entregado su carnet porque no les apetece ir. Normal, para pasar un mal rato, en un día tan señalado para la ciudad y con la temperatura que se espera, lo mejor es no ir. Yo iré, porque no escarmiento.

Tras el derbi aun faltarán 5 partidos para el final de la competición liguera. Partidos que servirán de bien poco porque el final de esta horrible película está escrito: el descenso. Comprenderéis ya las razones que me llevan a desear la pronta llegada de agosto. Cuando llegue ese mes, el Real Betis estará comenzando su viaje de retorno a Primera. Habrán venido jugadores nuevos que deberán ilusionar rápidamente a una afición, para que el paso por la Segunda División sea fugaz.
También ha de llegar un nuevo entrenador. Por mucho que Calderón haya mejorado lo anterior, no creo que sea el técnico más idóneo para el equipo verdiblanco. También habrá otro Consejo de Administración, aunque esto no sé si es bueno o malo. Las posibilidades de elaborar un proyecto serio con tanto cambio son mínimas.
Y otro aspecto que se tendría que resolver para el beneficioso del Villamarín es el lio judicial. Para esas fechas debería estuviera resuelto o, por lo menos, muy encauzado y en sus últimos capítulos. Pero eso sería mucho pedir. Más aun cuando la jueza que lleva el caso del Real Betis es la misma que lleva el de los ERES falsos y el proceder de la magistrada, no es precisamente ligero. Y el Betis siempre en medio llevándose todos los palos.