Bajo el prisma culé, la entrada en el 2018 ha sido muy parecida a la del 2017. El equipo de Valverde ha demostrado, sean cuales sean los peones, ser un conjunto altamente fiable. Contra el Celta en la competición copera el equipo no se resintió de la inédita alineación que presentó Ernesto Valverde, si bien es cierto que el Celta es un conjunto con grandísimos jugadores, la alineación de Unzué fue mucho más cercana a la titular, los once jugadores que iniciaron el encuentro demostraron ser altamente competitivos, con especial énfasis en un Arnáiz bendecido por los dioses coperos y un André Gomes que en ocasiones como la descrita destila jugadas de gran calidad.
En el mismo sentido el domingo, ya con Luis Suárez y Messi sobre el verde, el ciclón blaugrana no dio muchas opciones a un correoso Levante. Se agradece desde el punto de vista futbolístico equipos como el valenciano que intentan poner en aprietos al contrario, a pesar de ser conocedores de su manifiesta inferioridad. Podrían haberse encerrado en su área, esperando mantener el empate a cero en su marcador y buscando una ocasión de última hora, pero no lo hicieron. A pesar de ello, cuando un defensa se enfrenta a Messi es muy complicado que salga indemne del duelo, la conexión Alba-Messi volvió a ser altamente rentable. Es cierto que todos los equipos saben que combinarán, lo que es impredecible es como lo harán, si por alto, por bajo,…
En la otra banda Sergi Roberto volvió a evidenciar la injusticia de que no sea convocado por Lopetegui. El reusense demuestra partido tras partido estar en buena forma física y con una privilegiada visión de juego al alcance de pocos jugadores y ningún otro lateral derecho seleccionable. Finalmente Paulinho volvió a demostrar que si lo que se mira para ser Balón de Oro son los goles, como parece ser que ocurre últimamente, es serio candidato para conseguirlo este año.

Para que nada cambiase el Real Madrid volvió a pinchar, nada nuevo en la oficina. El equipo de Zizou ha vuelto a dar signos de la mala planificación del equipo y de la nula capacidad del francés para cambiar el signo del encuentro. Creo que la gloria a Zidane le llegó demasiado pronto como entrenador, sin querer restarle ni un ápice de mérito a su trayectoria. El hecho de su temprano triunfo le ha impedido evolucionar como entrenador. Los fichajes de Marcos Llorente, Ceballos y Theo Hernández parecen, a día de hoy, una mala estrategia para restarle poder al eterno rival más que para aumentar el tuyo. Asensio sigue marginado en el banquillo, aunque bien es cierto que a día de hoy está lejos de ese brillante jugador que pareció demostrar en la Supercopa de España.

El lunes fue día resacoso, la resaca del brillante triunfo del Betis, genialmente dirigido por un entrenador valiente como Quique Setién y espoleado por un bético de corazón como Joaquín. Resaca de los dieciséis puntos que separan al Madrid del Barça. Y resaca de Reyes, Bartomeu trajo el regalo que se le quedó atascado en verano. Coutinho ya se ha enfundado la elástica culé, es cierto que el fichaje de Neymar ha inflado el mercado hasta cotas extraordinarias, también es cierto que es un grandísimo fichaje que no puede jugar Champions, pero también es cierto que su valor real solo se podrá equilibrar cuando el balón eche a rodar y los títulos entren o se escapen de las vitrinas culés.