Permítanme que les cuente que yo soy muy partidario de los defensas que defienden. Esto, que puede sonar a perogrullada, contrasta con ciertas ideas del fútbol moderno. Es un hecho habitual, cuando se hace una definición de algunos zagueros, que esta empiece con frases como «saca muy bien la pelota», o «tiene muy buen desplazamiento de balón».
Sin desdeñar esas virtudes, un defensa, principalmente, debe saber defender. Nuestro protagonista de hoy, el central austriaco del Sturm Graz, David Affengruber, es un ejemplo de ello.
Nacido en la pequeña localidad de Scheibbs (por cierto, la primera localidad de Austria en tener alumbrado eléctrico en las calles), desde los seis años se formó en el equipo de la cercana Wieselburg.
El intenso ojeo de jóvenes promesas que realiza el Red Bull Salzburgo, le detectó con doce años. Desde ese momento, se fue desarrollando en la ciudad natal de Mozart, hasta llegar a debutar en la Bundesliga austriaca y tener un importante papel en la Youth League. En la edición 19/20 de ésta competición juvenil, alcanzó las semifinales e incluso aportó un par de goles.
Fue cedido al Liefering, de la segunda división del fútbol austriaco, donde pasó un par de temporadas. Allí estuvo cerca de conseguir el ascenso a la máxima categoría de la Bundesliga austriaca y se convirtió en capitán pese a su juventud.

El pasado verano, Affengruber fue definitivamente vendido al Sturm Graz, donde ha tardado poco en hacerse con el mando de la defensa. En el bien armado y trabajado equipo del técnico Christian Ilzer, la inteligencia, la pausa y las grandes dotes para colocarse en el lugar correcto de Affengruber son muy importantes para que marchen segundos en su liga.
Con su más de 1’90 metros de altura, y a pesar de ser delgado y tener cara de niño bueno, este veinteañero destaca por su excelente colocación y su tranquilidad para resolver situaciones comprometidas. Se mueve como un veterano en el área propia, es muy efectivo para el despeje y sabe tomar las decisiones más adecuadas en cada momento. En esa categorización que hizo Ancelotti hace poco entre defensas optimistas y pesimistas, Affengruber sería del segundo tipo, de los que están siempre atentos para apagar cualquier incendio que surja.
Si se le puede poner alguna pega, le falta un poco de corpulencia para hacerse fuerte ante defensas que le quieran medir en el choque. Además, como se siente cómodo defendiendo en su área, a veces provoca que se retrase demasiado toda la línea defensiva.
Pero suple esas pequeñas carencias con inteligencia y pundonor. En ocasiones parece omnipresente, siempre apareciendo en el momento justo para desbaratar el avance rival. Sobre todo si se trata de contrarrestar centros al área.
Con el balón es más que aceptable, asumiendo sin problemas responsabilidades en el inicio de la construcción del juego. Incluso es capaz de anotar de vez en cuando, rematando jugadas a balón parado.
Pues ya conocemos algo mejor a David Affengruber. Un jovencito austriaco, defensa de vocación, que seguramente dará que hablar en el fútbol europeo de los próximos años. Si con algunos delanteros se habla de que tienen olfato de gol ¿por qué no definir a ciertos defensas por su olfato defensivo?
Artículo para directores deportivos,le facilita el trabajo y le da pistas en su continuo ojeo de nuevos valores del fútbol europeo, y a los aficionados le despierta la curiosidad por una liga no demasiado conocida.
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