Andrés Iniesta Luján, albaceteño de 28 años, 1’70 metros, piel blanquecina y poca pinta de estrella del deporte es, posiblemente, el tipo que mejor interpreta el fútbol en el mundo. Cuando recibe el balón es capaz de sacarse de la chistera pases, fintas o movimientos cargados de magia.
Iniesta despuntó con 12 años, en el Torneo de Fútbol 7 de Brunete, con el Albacete, lo que le valió llamar la atención de los grandes del fútbol español. El Barça se lo llevó gracias a su buena cantera. Llegó al primer equipo en la temporada 2002/2003, aunque no se asentaría como un jugador importante hasta la siguiente, con Franck Rijkaard.
Su alta escuela, esa facilidad para llevar la pelota cosida al pie hasta encontrar una buena salida, le fue haciendo cada vez más importante para el Barça y para la selección, y en referente para cualquier aficionado mundial por la sencillez de su juego.
Ágil y extremadamente coordinado con el balón en los pies, es capaz de analizar cualquier jugada para encontrar la mejor solución como un ajedrecista, siendo capaz de ejecutar con altísima precisión cualquier pase o regate que su mente diseñe. Como Zidane, tiene un don para el control del balón y la elegancia de un bailarín en su conducción, también como el francés tiene ese gesto pausado y sin estridencias en el regate con el que deja sentados a los defensas más seguros. De Laudrup tiene esa facilidad para superar líneas con un pase perfecto y ese recurso de la croqueta (regatear pasándose rápidamente el balón de un pie al otro) con el que driblar rivales.
También con el danés comparte su escasa relación con el gol, como si marcar fuera algo vulgar para jugadores de esa clase. Pero, pese a ser jugador de diez tantos por temporada, sus dos momentos cumbre son dos goles, el que marcó en Stamford Bridge para meter al Barça en la final de la Champions y el que sirvió para proclamar campeona del Mundo a España.
Seguramente es el futbolista mundial que mejor se mueve en espacios reducidos, rodeado de contrarios o encerrado contra la cal. De interior o pegado a la banda izquierda, hasta como mediocentro defensivo (lo fue en Champions frente al Benfica), el balón le quiere tanto que cumple sus órdenes sin rechistar. Iniesta es capaz del convertir el fútbol en danza.

Para mi está al nivel de los 5 mejores jugadores de todos los tiempos. Lo que pasa es que en España somos unos acomplejados y valoramos más a los jugadores extranjeros. ¿Qué tiene que envidiar el juego de Iniesta por ejemplo al de Zidane?
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