El escritor guatemalteco Augusto Monterroso dejó para la historia uno de los microrrelatos más famosos (y más breves) de la historia de la literatura en castellano. Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Aplicado a nuestra Liga, el Barça ha ganado siete de las últimas diez Ligas. Para su rival natural, el Real Madrid, y para el outsider, el Atlético de Madrid, el Barça es ese dinosaurio que parece llevar ya toda la vida ahí. Y en las últimas campañas, para cuando los rivales quieren darse cuenta, el Barça es ya inalcanzable… y, además, tiene a Messi.
Para el Atlético, el Barça es inalcanzable por nivel, por calidad pura y dura. Simplemente, no le aguanta el ritmo, no llega a competir en ligas que se van a 90 puntos. Casi ni cuando ganó, que alcanzó justo ese puntaje. Hay que recordar el dato de que Simeone, desde que entrena al Atlético, aun no ha ganado en Liga un solo partido a un Barça habitualmente superior… y, además, tiene a Messi.
Para un Real Madrid que, hasta el desmoronamiento de este año, acumuló cuatro Champions League en cinco temporadas, la molicie en las competiciones nacionales fue aumentando al mismo ritmo que crecía su espectacular palmarés europeo. Cuando los años nos den otra perspectiva, se estudiará a éste Real Madrid en los libros de historia del fútbol, no ya tanto por sus triunfos, como por esa forma de abandonarse y enchufarse a elección según el partido que les correspondiera. Una mezcla de pereza, soberbia y mucho nivel en su plantilla, que el Barça se ha merendado a la altura de Navidades en las últimas Ligas… y, además, tiene a Messi.
¿Pero significa esto que el Barça es el tuerto en el país de los ciegos? Sería muy injusto verlo así. Sin dejar de tener en cuenta que los grandes rivales han estado por debajo del nivel esperado, ganar una Liga tres partidos antes del final, habiéndose dejado ir desde hace ya varias jornadas, implica que eres muy superior al resto. Si a esto le sumamos que en Champions se encuentra en semifinales y es finalista de la Copa del Rey, la evaluación de la temporada del Barça, a falta de cerrar dos competiciones, es ya muy alta… y, además, tiene a Messi.
En mi opinión, el Barça es el mejor equipo de la temporada de largo, pero seguramente por la (injusta) comparación con el equipo de años anteriores, deja una sensación de que algo le ha faltado. Ya lo apuntaba hace unos días mi compañero y tocayo Paco Ros, el juego del Barça no es todo lo atractivo que seguramente el socio blaugrana desearía, pero sí ha sido eficaz… y, además, tiene a Messi.

Sí que ha sido un equipo sólido. Sólo ha perdido dos partidos en Liga: frente al Leganés al principio de temporada, y ante el Betis, en el único partido en el que se ha quedado sin puntuar viéndose claramente superado. Ha conseguido aguantar partidos con resultados igualados sin el nivel de dominio del balón de eras anteriores, matarlos al contraataque esperando un poquito más atrás de lo normal, remontar encuentros en los que no había entrado correctamente… y, además, tiene a Messi.
Precisamente en un año en el que ha tenido mucha volatilidad en defensa, con Umtiti lesionado prácticamente todo el curso, con Lenglet recién llegado, con Vermaelen en su línea habitual de invisibilidad y con Murillo y Todibo fichados en Enero pero con sus camisetas casi sin estrenar (¿será que nadie le ha avisado a Valverde de que forman parte de la plantilla?), han encontrado en Piqué y Ter Stegen a dos de los mejores del mundo en sus respectivos puestos. Lo del portero alemán no es sorpresa, a sus 26 años (mañana cumple 27), sigue la lógica progresión del que ya es uno de los mejores porteros del mundo. Pero Piqué, a sus 32 años, ha vivido esta temporada una especie de segunda juventud. Algo habrá influido su decisión de dejar la selección, pero el hecho es que está firmando una temporada soberbia. Ellos dos han dado seguridad a la defensa, confianza al resto del equipo y una solidez que ha posibilitado que otros pudieran dedicarse a ayudar en otras funciones… y, además, tiene a Messi.
Entre esos otros jugadores que han cumplido roles aparentemente secundarios pero importantes en la intrahistoria de los partidos, destaca un Jordi Alba que ha obligado a Luis Enrique a olvidar rencillas pasadas para darle peso en la selección. También la opción que a Valverde le ha dado de modificar el equipo usando a Sergi Roberto o a Semedo en el lateral derecho, o elegir entre Vidal o Arthur en el centro del campo. O Rakitic, que ha sido un escudero útil para Busquets en el control de la medular… y, además, tiene a Messi.
En la delantera, Coutinho y Dembelé han parecido el gran dolor de cabeza de Valverde, pero verdaderamente lo ha gestionado muy bien. Con un Suárez que, aunque sus críticos saquen datos ciertamente extraños sobre la sequía que sufre en ciertas ocasiones, vuelve a entregar unos registros goleadores espectaculares, la duda queda en el tercer mosquetero. Mientras el francés parecía la pasada temporada un desperdicio de dinero que no iba a adaptarse, este año ha dejado grandes detalles en el campo a pesar de protagonizar a principios de curso noticias por sus retrasos a la hora de llegar a entrenar.
Otra cosa son sus lesiones, pero en eso el técnico extremeño tiene poco que solucionar. En cuanto al brasileño, su innegable calidad no termina de ponerse al servicio del equipo. Es un problema el de la utilidad de Coutinho que puede solucionarse con una buena venta este verano. No es una buena noticia para el Barça, pero si se pierde algo de dinero en esa operación, los resultados de este año apuntan a que pueden servir de colchón para amortiguar ese disgusto… y, además, tiene a Messi.
El Barça ha ganado la Liga, se acerca al Real Madrid en el registro histórico de esa competición, tiene la final de Copa y las semifinales de Champions por delante para ganar un nuevo triplete que a día de hoy parece más que factible, tiene además al equipo femenino en la final de la Champions y al juvenil cayendo por penaltis en la semifinal de la Youth League. Sin duda, sus resultados están siendo estupendos… y, además, tiene a Messi.

P.D: Efectivamente, solo he nombrado a Messi en la coletilla del final de cada párrafo. Por supuesto que ha sido fundamental en los resultados de esta temporada, pero ¿qué análisis vamos a hacer de este futbolista? Pocas dudas me quedan de que es el mejor jugador de la historia y su indefinible temporada lo demuestra. Cualquier cosa que pueda decir de él, le infravaloraría. Ya habla él sobre su grandeza cuando salta al verde, quiénes somos los demás para intentar definirle o, mucho menos, evaluarle.