El pasado jueves, en medio de un periodo habitualmente vacacional que este año se ha visto teñido por varias noticias negativas, saltaba la noticia del fallecimiento de Johan Cruyff. Aunque todos sabíamos de su enfermedad, un cáncer de pulmón, desde que lo anunciara el pasado mes de Octubre, los únicos mensajes que se habían transmitido desde entonces redundaban en la positividad con la que estaba afrontando la batalla. De ahí que, al conocer que el astro holandés, a los 68 años, había sufrido su derrota final, a todos nos recorriera la espalda un escalofrío, un calambre de dolor. Y es que los futboleros del mundo habíamos perdido a una de las figuras más influyentes de la historia de este deporte.
Entre los redactores de TresCuatroTres la noticia corrió como la pólvora y decidimos hacer un pequeño recuerdo, quisimos ir más allá del obituario o de la rememoración de sus logros, que también constituyen un homenaje necesario y justo. Preferimos darnos unos días para ir recopilando recuerdos, para rememorar el legado que ha dejado en nosotros, para mostrar lo que ha significado en un grupo de aficionados (tal vez algo locos) al fútbol su presencia como jugador y entrenador.
Porque su huella en el fútbol moderno es innegable. Con Rinus Michels en el banquillo, pero con él como máximo exponente en el terreno de juego, la Holanda de los 70 revolucionó conceptos fundamentales del fútbol, llevando el juego a otro nivel. Pero es que lo que consiguió sobre el terreno de juego volvió a hacerlo desde los banquillos. Nadie puede negar que su forma de jugar ha cambiado el fútbol español para siempre. Gracias a él se empezó a hablar del toque o la posesión como valores a tener en cuenta a la hora de hacer un equipo ganador. El fútbol español quedó imprimado por su labor al frente del Barça, y su legado acabó siendo fundamental para alcanzar la cúspide con el triunfo de España en dos Eurocopas y un Mundial sucesivamente. La mano de Cruyff estaba detrás, como lo lleva estando en los últimos 25 años en la época dorada de su Barça. Incluso Guardiola reconocía en la biografía escrita por Guillem Balagué que cuando duda qué hacer en el banquillo piensa «¿Qué haría Cruyff?».
Personalmente, Cruyff fue quien me despertó en el conocimiento profundo del fútbol, en el entendimiento de lo que hace un entrenador, en el valor de la estética con el balón en los pies, que se puede ganar y hacerlo bonito, e innovar y atreverse y trascender el mérito innegable de la victoria para elevar el fútbol a la categoría de arte. Gracias a él empecé a interesarme por las tácticas, el dibujo de los equipos sobre el campo y comprendí que el fútbol es como Matrix, que existe algo más de lo que se ve a simple vista. Por mi edad, acercándome a los 40, suya fue la labor de llevarme por ese camino iniciático.

Al igual que yo, otros compañeros de TresCuatroTres también vivieron la época dorada del Cruyff entrenador en edades en las que todos buscamos referentes y han querido enriquecer con sus recuerdos el mapa de su legado. Como en el caso de Fernando López, quien reconoce que sus primeros recuerdos futbolísticos corresponden a Cruyff y su Dream Team, y que él, como muchos niños en aquella época, se hicieron seguidores barcelonistas gracias a, parafraseando a Fernando, Don Johan Cruyff.
Nuestro entrenador de cabecera, Héctor Riobó, tuvo la oportunidad de acudir a una charla de Cruyff en un Congreso Internacional en 2013. Aunque probablemente el propio Héctor se decida a ampliar esta historia, una frase le dejó prendado: «para dominar el juego, tenemos que dominar el balón». Pura enseñanza del «cruyffismo».
Para nuestros barcelonistas, el recuerdo es, por supuesto, aun más especial. Nuestra compañera Sonia Arnau pudo acudir el pasado sábado al memorial situado en el Camp Nou y escribir en el libro de condolencias allí instalado, un honor para nosotros que, en su persona, TresCuatroTres pudiera estar representado allí. Ella se queda con los recuerdos de los triunfos, aquellas Ligas agónicas resueltas en Tenerife o con el penalti de Djukic, las celebraciones con los Chupa Chups gigantes en recuerdo a la afición sustitutiva del maldito tabaco para Cruyff o las lágrimas que derramó Sonia tras proclamarse por primera vez campeones de Europa en Wembley. Pero también el recuerdo de un juego nunca antes visto o victorias como el 5 – 0 al Real Madrid, muchos momentos que, como dice Sonia rememorando una mítica frase del histórico entrenador, consiguieron ponerle «la gallina de piel».
Desde Sevilla nos llegan recuerdos de su época de futbolista. José Luis Ruiz Mohedano tiene en la memoria la imagen del llamado «gol imposible de Cruyff», el del «holandés volador«, aquel balón magistralmente rematado de espuela en el segundo palo para batir al cancerbero atlético Miguel Reina. Como el propio José Luis reconoce, un gol intentado por todos los que nos gusta el fútbol, pero a la altura solo de algunos elegidos. Pero no solo tiene mérito conseguir anotar ese gol, lo mejor del Cruyff futbolista (como luego fue del Cruyff entrenador) era la capacidad de innovar, de inventar remates como ese o de rescatar jugadas como el penalti indirecto.
El recuerdo de nuestro otro redactor sevillano, Pablo Caballero, tiene una historia personal detrás. Uno de sus regalos más recordados de la Primera Comunión fue una cinta de vídeo (los más jóvenes tendrán que buscar por internet qué narices era eso) con las mejores jugadas de los Mundiales de Fútbol. Aquella que más le gustaba ver una y otra vez era la primera jugada de la final del 74 entre Holanda y Alemania (Mundial del que hablaremos en esta página dentro de poco, no os lo perdáis). La Naranja Mecánica en todo su esplendor, una sucesión de toque de balón y movimientos de jugadores que acaba con un sprint de Cruyff driblando alemanes hasta que es víctima de un penalti. Esa forma de cambiar el ritmo, ese dribling que le hacía parecer una hoja de papel, ese era el Cruyff futbolista.

Para nuestro director, Antonio Ros, Cruyff es un recuerdo ligado a su padre. Tanto él como su hermano Paco Ros recuerdan como su padre les explicaba que se trataba de un jugador único, posteriormente, gracias a internet, han podido bucear en las imágenes que demuestran que su padre se quedaba corto en la definición. Además, también iniciaron su contacto con el fútbol gracias al Dream Team, y cuenta Antonio que recuerda la tranquilidad con la que veía los partidos por televisión, consciente de que la victoria era casi segura. Tanto le marcó a Antonio aquella época que ahora no concibe otra manera de entender y de jugar al fútbol que no se base en el balón y el juego ofensivo. Por eso, cuando decidió crear este proyecto que es nuestra web, el nombre le surgió prácticamente solo, como una obligación natural, como recuerdo a las alegrías que el sistema usado por el holandés, el 3-4-3 que nos da nombre, ha dado a los amantes del buen fútbol a pesar de ser considerado al principio como una locura de planteamiento.
Paco Ros nos aporta algo más en la línea de la capacidad de innovación de Cruyff. Recuerda la revolución que supuso el hecho de que, en sus primeros entrenamientos con el Barça, situara a Zubizarreta como jugador de campo, modernizando el concepto del portero. Porque, como dice el compañero Paco, era un adelantado a su tiempo que se enfrentaba con cualquiera por sus ideas, defendió los tres defensas a pesar de parecer un suicidio, apretó a Núñez para que el dinero estuviera en el campo y no ingresado en el banco, vio venir a Guardiola como recambio de Milla, cuya salida parecía un desastre en su momento pero que a él no le inmutó. Criticaba a Stoitchkov ante la prensa para picarle y hacerle salir enchufado. Paco lo resume diciendo que creó un modelo de fútbol, de futbolista y también de entrenador. Nada menos.
Pero como todos los genios, siempre arriesgaba, pero no siempre acertaba. Víctor M. Martín nos recuerda dos cosas que le llamaban la atención de Cruyff y que eran muy nombradas en su época de entrenador: su poca autocrítica ante los medios (era mítica su costumbre de culpar a los jugadores y no reconocer ni un error) y sus cambios de planteamiento cuando jugaba en el Bernabéu (siempre se recordará un marcaje al hombre de Guardiola sobre Butragueño). También algunos fichajes extraños y poco comprensibles para el nivel del equipo blaugrana (los Escaich, Korneyev, Eskurza o Vucevic dejaron mucho que desear), o decisiones en las que le falló el instinto, como la recordada titularidad del andorrano Lucendo.
Con todo ello, con luces y sombras, se nos fue un genio incontestable del fútbol mundial. Al igual que a nosotros, los redactores de TresCuatroTres, a muchos de nuestros lectores seguro que les aparecen grandes recuerdos cuando se habla de Cruyff. Sería muy bonito que nos los dejarais por escrito como comentarios a esta entrada para dibujar entre todos su legado, animaos.
Por todo lo que le has dado al fútbol, GRACIAS JOHAN, GRÀCIES JOHAN, BEDANKT JOHAN.