La casualidad se define como una mezcla de situaciones que pasan fortuitamente y no se pueden prever. En la temporada 1977/78, dos equipos modestos triunfaban conquistando la Copa en sus respectivos países. Por un lado, el Ipswich Town ganaba la FA Cup en Inglaterra mientras que, en Holanda, el AZ´67, con solo once años de existencia, se alzaba con el triunfo en la Copa de los Países Bajos. Para la mayoría de la gente, se podría considerar como una simple casualidad. Sin embargo, el tiempo se encargaría de demostrar lo contrario, ya que, con estas conquistas, los caminos de ambos equipos se cruzaban para crear una rivalidad en la que, incluso, se daría la posibilidad de una revancha.
Una temporada más tarde, los dos clubes se enfrentarían en la primera ronda de la Recopa de Europa con el triunfo inglés por un global de dos goles a cero. Al final de esa misma temporada, un jugador del AZ( Kees Kist) se convertiría en el primer holandés en ganar la prestigiosa Bota de Oro.
La Copa de la UEFA de la temporada 1980/81 se iniciaba con varios aspirantes al triunfo final. Equipos con tanta enjundia como Juventus, Manchester United, Hamburgo, PSV Eindhoven, Oporto, Steaua, Dinamo de Kiev o Barcelona partían con la vitola de favoritos indiscutibles para alcanzar la gloria. Nadie contaba, en principio, con los protagonistas de esta historia.
El Ipswich Town dejó en la cuneta a Aris de Salónica (6-4 global), Bohemians de Praga (3-2), Widzew Lodz (5-1), Saint Etienne (7-2) y Colonia (2-0) para plantarse en la final de la competición. 23 goles a favor por tan solo 9 en contra. Una verdadera barbaridad.
Por su parte, el AZ´67 fue eliminando sucesivamente a Red Boys (10-0), Levski de Sofía (6-1), Radnicki (7-2), Lokeren (2-1) y Sochaux (4-3). 29 dianas a favor y 7 en contra.
La revancha, por tanto, estaba servida.
En el equipo inglés, Terry Butcher, Arnold Mühren y John Wark escoltaban al ariete, el goleador Paul Mariner. El entrenador era Bobby Robson. Frente a ellos, entrenados por Theo Vonk, los holandeses contaban con John Metgod, Hugo Hovenkamp y Jons Jonker como pretorianos de su gran estrella, el ya nombrado Kees Kist.
Se esperaba una final, a doble partido, entre dos escuadras ofensivas, divertida y con muchos goles. Efectivamente, el enfrentamiento no defraudó a nadie.
En el encuentro de ida, jugado en tierras británicas, el Ipswich no dio opción a su rival y venció por 3-0, con dianas de John Wark, Frans Thijssen y Paul Mariner. Todo parecía sentenciado, pero el AZ no se iba a rendir, ni mucho menos.
En Holanda, Frans Thijssen, de nuevo, marcaba a los 4 minutos para poner aún más difícil la victoria local. Pero Kurtz Welz y John Metgod daban la vuelta al resultado, que volvió a equilibrar John Wark con su tanto. Antes del descanso, Pier Tol ponía de nuevo en ventaja a su equipo. En la segunda mitad, Jons Jonker establecía el 4-2 para que su afición soñara con la remontada, aunque ese marcador ya fue definitivo. De nuevo, los ingleses salían victoriosos del duelo con el pujante club holandés.

Sin embargo, esa temporada, el AZ conquistaría Liga y Copa rebelándose ante los gigantes de su país; Ajax, PSV Y Feyenoord.
Las derrotas frente a los ingleses hicieron al AZ más fuerte, por eso sigo pensando que ambos equipos no se encontraron por casualidad, sino por causalidad.
Esa reflexión de Roosevelt es la actitud que los llamados equipos menores deberían tener presente cuando se enfrentan a los equipos superiores,y seguro que a veces,como hemos visto que sucede,logran lo que por lógica no debería ocurrir,y triunfan.
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