No todo en esta vida es Real Madrid, Barça, PSG o Manchester City. Hay miles de apasionados aficionados que, aunque sigan a equipos de Primera División, cada fin de semana no ven en su estadio a serios candidatos al Balón de Oro, ni a las estrellas que copan los titulares de la prensa deportiva. Pero no por ello dejan de poder disfrutar de grandes jugadores.
Son los cracks del pueblo, los que dejan su impronta en la retina de los afortunados que les ven cada dos domingos, y los que sorprenden de vez en cuando al pisar el campo de uno de esos equipos grandes, haciendo pensar a esos aficionados de morro fino ¿por qué no habremos fichado ya a este tipo? Son fenómenos que se sienten cómodos en las sombras, en esos equipos algo menores, donde pueden desarrollar su potencial sin la presión de los máximos resultados.
Algunos de esos ejemplos claros en los últimos años son muy conocidos y, a fuerza de grandes actuaciones, admirados y valorados, incluso temidos, por sus rivales. Cualquier aficionado sabe que cuando su equipo juega contra el Celta es posible que se la líe Iago Aspas, igual que en las anteriores temporadas a nadie se le escapaba que Morales era el grandísimo peligro del Levante.
Hoy vamos a elegir cuatro ejemplos de superhéroes de barrio que se conformarán con que sus equipos salven la categoría, a poder ser, sin pasar demasiado sufrimiento.
Isi Palazón, vallecano de adopción
Isaac Palazón Camacho salió de la murciana Cieza, su tierra y la del mito del Real Madrid con el que comparte un apellido. Abandonó el equipo de su pueblo con 13 años para ingresar en las categorías inferiores del Real Madrid, donde fue cortado un año después, para recalar en la cantera del Villarreal. Al no poder continuar progresando, a los 20 años volvió al Murcia, donde llegó al primer equipo a finales de 2014, tras media temporada en el filial.
Dos temporadas y media allí, para pasar a la Ponferradina, y de ahí al Rayo en invierno de 2020, con 25 años. Con apenas dos años en el equipo rayista, ha calado en el corazón de la afición vallecana como si se tratara de un canterano de toda la vida.
Futbolista alejado de la imagen de glamour y belleza que parece acompañar a gran parte de la élite de la profesión, su cabeza rapada y su escasísima altura galopa por el Estadio de Vallecas con una mezcla de entrega, tesón, picardía y calidad. Zurdito fino en el trato del balón que suele partir de la banda derecha hacia el interior. Siempre vertical, siempre ofensivo. Muy destacable en la búsqueda del pase imposible y con un gran disparo lejano, en la presente temporada cuenta ya con dos goles y una asistencia.
Aleix García encontró la estabilidad
Siete clubes y cuatro países con solo 25 años. La carrera del tarraconense Aleix García no se puede decir que haya sido tranquila hasta ahora. Este mediocampista de corte creativo arrancó en la cantera del Villarreal, algo que tiene en común con nuestro anterior protagonista, Isi Palazón.
Con la mayoría de edad recién cumplida, le llegaron los cantos de sirena de la Premier. El Manchester City, que habitualmente ojea jóvenes talentos en España, apostó fuerte por él. Cuatro millones de euros le mandaron para Inglaterra. Con 20 años le llegaron las cesiones. Primero, cerca de su casa, al Girona. Después, al Mouscron belga.
Más tarde, su carrera parecía entrar en un carrusel peligroso para su progresión. Media temporada en el Dinamo de Bucarest rumano y otra media en el Éibar. En verano de 2021 volvió a Girona para formar parte importante del proyecto de ascenso a Primera División y encontrar la estabilidad en su carrera.
En la presente temporada, Aleix García se ha asentado junto a Oriol Romeu para aportar lo que el equipo necesita en la medular. Para compensar creación y destrucción, posición y ruptura. García maneja el ritmo del equipo con más de un 90% de aciertos en el pase, pero también es capaz de asomar por el área para poner a prueba un extraordinario disparo lejano.
Que le pregunten a Oblak, que sufrió este fin de semana para evitar que marcara su primer gol de la campaña. Es cuestión de tiempo que lo consiga. También ampliará a buen seguro las dos asistencias que lleva, sobre todo dada su maestría en las jugadas a balón parado.
Edu Expósito, cabeza y corazón
El barcelonés Edu Expósito, hijo del periodista de Cope Ángel Expósito, parece sentirse agradecido de haberse quedado en Primera a pesar de que su equipo de la pasada campaña, el Éibar, cayera a Segunda. Al menos, eso parece viéndole jugar. Petición expresa de Diego Martínez al llegar al Espanyol, está dando a los 26 años sus mejores momentos de futbolista que combina en el campo cabeza y corazón. Lucha e inteligencia.
Otro caso de jugador que resulta ser profeta en su tierra tras tener que dar algunas vueltas por la geografía española. En el caso de Edu Expósito, su formación se desarrolló entre el Gavá y la mítica Damm barcelonesa. Salió de casa cuando el Deportivo de La Coruña se fijó en él para la cantera. Desde allí, a los 23 años, recaló en el Éibar para empezar a llamar la atención en la Primera División española.
Seguramente fue el mejor en la triste pasada campaña del equipo vasco. Así, Diego Martínez hizo justicia y le rescató para otro proyecto en la máxima categoría. Apenas cuatro millones y medio de euros para un jugador que ya ha aportado dos goles y una asistencia en lo que va de Liga.
Bueno en la ejecución del balón parado y en el desplazamiento de media y larga distancia. Aunque lo que más llama la atención de su juego es la capacidad para leer el juego y ser capaz de aparecer en el área cuando más se le necesita.
Édgar Badía, el cerrojo necesario
Cerramos la lista con un portero, como demostración de lo difícil que es guardar la meta de un equipo pequeño. Aun con cara de joven travieso, el barcelonés Édgar Badía cuenta ya con treinta años. Ha sido uno de esos casos de jugadores de tardío triunfo. Se trata de un portero ágil, capaz de llegar de palo a palo. Sin ir más lejos, ya lo demostró ayer mismo en la espectacular parada a penalti lanzado por Muriqi. Muy seguro en disparos lejanos e inasequible al desaliento cuando el rival les asedia.
Édgar se crio en el fútbol base del Espanyol, pero al no terminar de dar el salto al primer equipo, se fue a probar suerte a Granada. Tras un breve paso de media temporada por el Granada, encontró la opción de jugar en el Reus Deportivo. Pero con casi 27 años, le llegó la oportunidad de embarcarse en el Elche.
Llegó como titular, aunque acabó su primera temporada perdiendo el puesto con Gazzaniga. A la siguiente campaña, el exmadridista Kiko Casilla arrancó como primer portero, pero a mitad de campaña, Badía le ganó el puesto y se asentó como titular indiscutible gracias a actuaciones, a veces, casi milagrosas.
Si,son muchos esos jugadores que sin llegar a triunfar en equipos de relumbrón si llenan de satisfacciones a los aficionados de sus clubes y consiguen destacar en el panorama nacional.Y es curioso que casi todos tengan una carrera de trotamundos,pasando por varios equipos antes de asentarse en el que le permite demostrar sus cualidades.
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