A falta de 7 jornadas para que concluya la Bundesliga, el Bayern Múnich de Guardiola, se ha proclamado campeón tras vencer a domicilio al Hertha Berlín por 1-3, consiguiendo los tres puntos que lo coronan como vencedor, y que le otorga al equipo alemán la posibilidad de disfrutar del fútbol durante las jornadas restantes de competición.
Esta realidad suele ser la que se repite cada año en las diferentes Ligas europeas. Y digo suele porque nada tiene que ver la situación de la Bundesliga, que ya tiene su campeón, con lo que estamos viviendo en la Liga Española este curso.
Aquí parecía que todo estaba decidido. El equipo de Ancelotti lideraba la clasificación el pasado domingo con una ventaja de 4 y 3 puntos a Atlético y Barcelona respectivamente. La afición blanca, los medios de comunicación y los sitios de apuestas deportivas de todo el mundo daban como vencedor de Liga al Real Madrid. Un equipo que solo ha necesitado tres días para encadenar dos derrotas consecutivas, frente a Barcelona y Sevilla, y colocarse a falta de 8 jornadas, tercero de la tabla.
La situación ha dado la vuelta y con una desventaja de tres puntos respecto a sus vecinos colchoneros, y de dos frente al conjunto del Tata, la competición está más emocionante que nunca. Tenemos que echar la vista atrás para recordar un curso futbolero tan apasionante como éste en el que parece que todo está por decidir. Concretamente a la temporada 2006/2007 cuando el Real Madrid se proclamó campeón de Liga en la última jornada, empatado a puntos con el Barcelona, tras vencer al Mallorca en el Santiago Bernabéu con un gol de Reyes en el minuto 82 y alzarse con el título gracias al goal average.
Aquella temporada solo fue una lucha a dos bandas entre los equipos de Capello y Rijkaard que llegaban a la penúltima jornada empatados a puntos. Un empate fue el resultado de ambos partidos, Barcelona-Espanyol y Zaragoza-Real Madrid, que mandaba a los líderes de la tabla a jugárselo todo en el último enfrentamiento de la competición. Disponían de 90 minutos para consumar el esfuerzo que llevaban haciendo desde meses atrás y fue el equipo del italiano el que recogió el fruto a tanto trabajo.
No hay otro motivo para marcharse cinco años atrás que para recordar una vez más lo intenso que es el fútbol y que todo está en juego, que todo está por ganar y que los atléticos, blaugranas y madridistas tienen todo por dar en este tramo final.

Así que no se den por vencedores ni tampoco por vencidos. Quedan ocho partidos que se jugarán como ocho finales en las que todo puede pasar y seguramente pasará. Porque no hay nada ganado pero tampoco perdido. Porque en el fútbol tan solo es necesario un segundo para que el transcurso de un enfrentamiento dé la vuelta, y conociendo nuestra Liga, conociendo a nuestros jugadores, seguro que vamos a disfrutar de un final trepidante que nos va a mantener en vilo durante las próximas semanas. Porque a mi parecer, esto sigue siendo cosa de tres.