Llevamos siete jornadas de Liga y esto no hace más que incrementar el interés con el transcurso de cada partido. Lo que hace tres semanas parecía estar inclinado hacia un club concreto, ahora ha cambiado de repente. Y es que no hay nada más variable que el calendario futbolístico y lo que ello conlleva en cuanto a puntos, clasificación y estado de ánimo. Y nosotros, aficionados y medios, somos muy dados a especular y a poner el grito en el cielo cuando dos partidos seguidos no salen como uno espera o desea.
Pero pongámonos en situación. Lunes 15 de septiembre, final de la tercera jornada de Liga. El Real Madrid había disputado hacía unas horas su derbi liguero contra el equipo del Cholo en el Bernabéu dejando que los colchoneros se llevasen los tres puntos a casa tras los goles de Arda Turán y Thiago. A su vez, el Barcelona ganaba en casa al Athletic de Bilbao con dos tantos del brasileño Neymar, que situaba a los culés en cabeza de la tabla con 9 puntos tras tres victorias consecutivas.
Los tres equipos que se disputaron la Liga la temporada pasada no se encuentran solos este año puesto que el Valencia y el Sevilla están a la altura de los grandes peleando en la cabeza de la tabla. Ese lunes, ambos equipos habían sumado los tres puntos en sus respectivos partidos.

El caso es que tras la conclusión de esa jornada el equipo de Carlo Ancelotti se encontraba con 3 puntos en la tabla, a 6 del eterno rival y a 4 del Atlético de Madrid. Las hipótesis sobre el peor arranque liguero posible no se hicieron esperar y las acusaciones hacia Florentino Pérez por haber vendido a Di María y a Xabi Alonso tampoco. Además, las críticas al entrenador madridista salieron a flote por las rotaciones y el estilo de juego que estaba empleando. Vamos, lo que es una realidad en contra en toda regla.
Todo lo contrario sucedía al otro lado del Manzanares porque tras ganar al Real Madrid el conjunto colchonero estaba a dos puntos del equipo de Luis Enrique. Por su parte, los culés habían conseguido un pleno de victorias y lideraban la tabla, jugando bien o no, pero con 9 puntos en su ficha.
Ahora, cuatro jornadas después, el escenario es otro. El Barcelona sigue liderando la Liga con 19 puntos, seguido por el Valencia con 17 y el Sevilla como tercer equipo con 16. El conjunto de Ancelotti pasa a ser cuarto con 15 puntos por encima del Atlético de Madrid que ya ha descendido a una quinta posición. Y en este momento, cuatro semanas después el Real Madrid golea y brilla con su fútbol y ya volvemos a ponerle como candidato al título, cosa que no hicimos hace unas jornadas.

Imagino que todos los interesados en fútbol conocen cómo está la clasificación actualmente. Pero necesito pasar por ahí para llegar hasta la cuestión que me llama. Lo que pretendo decir es que no hay nada más cambiante que el Fútbol. Que los que un día están arriba al día siguiente han perdido el ángel y han caído unas posiciones en la tabla. Que aquellos que golean sin esfuerzo, en el próximo partido pueden perder la puntería, y los que no contaban con esa suerte recuperarla del mismo modo.
Porque esto es Fútbol, el deporte más inestable y tornadizo que existe. Porque un mal pase, un pie colocado erróneamente, o el despiste más insignificante te cambia los resultados y sucede todo lo que no esperabas. Así que, ahora que nos queda tanto por ver, porque el curso no ha hecho más que empezar, debatamos, opinemos, pero mantengamos la realidad pensando que esto varía en cada segundo de partido que transcurre.
Y sobre todo, y lo más importante, disfrutemos del mayor espectáculo.