Llegaba al Calderón uno de los equipos revelación de la presente temporada, el Málaga. Los andaluces estaban desplegando un fútbol vertiginoso y descarado durante toda la temporada que les tenía en una posición cómoda y con buenas expectativas para la afición. Pero cualquier buen aficionado atlético, tras repasar la alineación de su equipo, consideraría un cambio fundamental, mucho más allá de la baja de Miranda o la vuelta a la titularidad de Griezmann: la recuperación de Tiago.
El centrocampista portugués es vital para el buen funcionamiento del equipo de Simeone. Viendo que Gabi no está tan fino como en la pasada temporada, Tiago se vuelve aun más importante en el eje colchonero. Como un auténtico comandante, el luso corta, roba, distribuye, apoya, presiona y ordena a sus compañeros con precisión casi quirúrgico. Rara vez elige mal. Ciertamente le tiene el puesto ganado a Mario Suárez, mucho más timorato, inconsistente y poco fiable, a pesar de ser también un futbolista de buen nivel.
Alrededor de Tiago, el ritmo de balón del Atlético de Madrid ha mejorado respecto a partidos anteriores sin el portugués y la presión ha funcionado mucho mejor, embotellando los intentos de salidas malaguistas en el primer tiempo. No satisfecho con dominar la zona ancha, ha abierto el marcador en el minuto 11 con la especialidad de la casa: rematando un córner.
Pese a la superioridad rojiblanca en el partido, el Málaga, que contaba con la importante baja de Amrabat, no se limitó a ser una comparsa, demostrando una conjunción de seriedad defensiva, buena distribución en la media y mucha movilidad arriba. De la necesidad de vender a las estrellas que llegaron de la mano de los petrodólares ha conseguido hacer virtud con un equipo plagado de incomodidades para sus rivales. El manejo de Darder en zona de creación (incluso bajando a recoger el saque de Kameni cuando más presionaba el Atleti) y el constante intercambio de posiciones de los habilidosos Samuel, Samu Castillejo y Juanmi hace difícil neutralizar completamente su peligro.
Pasada la media hora sin que los locales hicieran que su dominio ampliara el marcador, Simeone decidió replegar ligeramente a su equipo, invitar al Málaga a abrir espacios para buscar la contra. Pese a que a los boquerones no les quemaba la pelota, no conseguían penetrar las líneas defensivas rojiblancas, quienes tampoco lograban conectar los contraataques que el Cholo esperaba.

Así, tras unos minutos de aburrimiento, en el minuto 41 Griezmann culminó en el segundo palo una bella combinación entre Arda Turan y Mandzukic, en una de las pocas ocasiones en las que el serbio cayó hacia la banda para combinar. Al descanso, el partido parecía casi resuelto para el Atletico.
Salió el Málaga al segundo tiempo buscando un juego algo más directo, consiguiendo que Santa Cruz bajara algunos balones peligrosos en la frontal para la segunda línea formada por Juanmi y «los Samus». El paraguayo hizo sufrir en algún balón aéreo al joven Giménez, quien, sin embargo, suplió sin desentonar en absoluto a Miranda.
En el minuto 57 entró Raúl Jiménez por Mandzukic, que llevaba doliéndose del cuello desde un encontronazo en la primera parte. El mexicano, desaparecido durante bastantes jornadas en los planes del Cholo, mostró bastante personalidad, movilidad y lucha, aunque estuvo bastante obtuso de cara al gol. Le cuesta mucho levantar la cabeza para definir cuando tiene el balón en los pies, lo cual le hace tener mucha tendencia a disparar «al muñeco». Suya fue una gran oportunidad con un cabezazo a pase de Ansaldi (gran partido del argentino, que confirmó que el lateral izquierdo es suyo y no de Siqueira) que desbarató sin necesidad de moverse Kameni.
En una segunda parte más abierta y de juego más directo, en el minuto 19 una jugada rápida por banda izquierda fue culminada con brillantez de «nueve» puro por Santa Cruz en el segundo palo. Con el 2-1 la tensión se instalaba en un partido que el actual campeón había dominado, pero no había cerrado.
Fueron minutos que poco mediocampismo, de brillantes combinaciones rápidas y llegadas a las áreas sucesivas sin resultado (Moyá y Kameni salvaron a sus equipos en una buena intervención por cada bando). Brillaron en esta fase las mágicas combinaciones entre Arda y Griezmann, que sacaron un muestrario de clase que esperanza a la parroquia colchonera, pero que en este día no dio mayores réditos en forma de goles.

Al Málaga se le complicó el sueño del empate cuando, en el minuto 73, Jiménez forzó una falta de Samu por pelear un balón largo. El resultado fue la segunda tarjeta para el malagueño y la tranquilidad casi definitiva para los colchoneros, que se volcaron sobre el marco de Kameni hasta que en el 83, justo tras un algo discutido cambio de Saúl por Griezmann, una nueva acción a balón parado culmina con una buena asistencia en área pequeña de Tiago a Godín para sentenciar el encuentro. Desde entonces al final, ni los ataques del Málaga ni la postrera expulsión de Gabi fueron mucho más que meras anécdotas.
El Atlético de Madrid se llevó los tres puntos, el Málaga la sensación de que se trata de un equipo interesante, incómodo para sus rivales y que puede estar orgulloso de sus perlitas de la cantera. Para los rojiblancos queda la vuelta de Tiago al mando de las operaciones, la confirmación de Ansaldi, la solvencia de Giménez como sustituto de Miranda, los destellos de la sociedad Arda & Griezmann y la esperanza de que Raúl Jiménez pueda ser alternativa a un Mandzukic que a veces desespera por su escasa movilidad. ¿Y Cerci tras su rajada? Pues no jugó ni un minuto a pesar de estar medio segundo tiempo calentando… y eso que ya venía calentito de antes.