En numerología, el número 50 se identifica como un símbolo de libertad. Asimismo, se asocia con la capacidad de tomar decisiones para resolver distintas situaciones con éxito.
La única ocasión en la que una selección ha tenido la posibilidad de ganar tres campeonatos del mundo consecutivos fue en Inglaterra 66. Brasil, campeón en 1958 y 1962, llegó dispuesta a ganar la copa con un Pelé como máxima estrella Mundial a sus 25 años.
En su debut, los brasileños vencieron a Bulgaria por 2-0, aunque Pelé sufrió una lesión que le apartó del siguiente partido ante Hungría, que venció sorprendentemente a los cariocas por 3-1. En el último encuentro, los brasileños se la jugaban ante un rival de cuidado; la Portugal de Eusebio. En un partido muy duro, los lusos ganaron por 3-1 y dejaron fuera a la gran favorita.
Cuatro años más tarde, a pocos meses para el comienzo del mundial de México 70, Brasil llegaba a este campeonato en una situación bastante distinta a la de la última Copa del mundo. El entrenador era Joao Saldanha, que estaba muy discutido por una gran parte de la afición. Saldanha no era muy partidario de Pelé, del que incluso sospechaba que tenía la vista deteriorada. En uno de los partidos de preparación, la estrella brasileña quedó fuera del equipo titular y ese hecho provocó la inmediata destitución del seleccionador.
El sustituto fue Mario Zagallo, que lo primero que hizo fue mantener una reunión con los pesos pesados del equipo y escuchar sus opiniones para poder sacar sus propias conclusiones. La primera de todas fue la de devolver a Pelé la condición de estrella indiscutible del equipo. A continuación, Zagallo hizo sus propios cálculos hasta estar seguro de dar con la solución al dilema que se le había planteado.
En el combinado brasileño había hasta cinco jugadores que solían jugar con el número 10 en sus respectivos equipos. Pero en aquella selección solo había sitio para uno de ellos… o no. Evidentemente, la camiseta con el 10 solo tenía un dueño, que no era otro que Edson Arantes do Nascimento.

Jairzinho partiría desde la banda derecha con el 7 para llegar a convertirse en el sucesor del inolvidable Garrincha. Gerson jugaría con el 8 para ubicarse en el terreno de juego como mediocentro, aunque con bastante libertad para incorporarse al ataque.
La posición de delantero centro se le adjudicó a Tostao, que cumplió con creces como goleador. Y para terminar de resolver la ecuación, uno de los jugadores más talentosos del equipo, Rivelino, destacó como extremo izquierdo.
En la fase de grupos, Brasil se clasificó como líder con relativa facilidad al vencer a sus tres rivales, Rumanía, Checoslovaquia e Inglaterra. Con 8 goles a favor y tres en contra, la canarinha llegó pletórica a su duelo de cuartos de final ante Perú, a la que doblegó por cuatro goles a dos.
En semifinales esperaba otro rival muy duro, Uruguay. Pero Brasil no se amilanó y derrotó a la celeste por tres tantos a uno.
Aquella Copa del mundo ya había dejado imágenes para la historia del fútbol, como la parada de Banks a Pelé, que está considerada como una de las mejores de todos los tiempos. En la semifinal, se pudo disfrutar de una de las jugadas más bellas jamás contempladas en un terreno de juego cuando Pelé dribló al portero uruguayo, Mazurkiewicz, sin llegar a tocar el balón. Quizá el hecho de que la pelota no acabase besando las mallas convirtió la jugada en más legendaria, si cabe.
De esta manera, se llegó al último partido del campeonato, donde los brasileños deleitaron con una de las exhibiciones más completas que se han visto en un campo de fútbol al golear a Italia por cuatro a uno.
Simplemente, Zagallo pensó que tenía una oportunidad única de multiplicar la magia brasileña por cinco y al juntar a Gerson, Tostao, Jairzinho, Rivelino y Pelé, consiguió que aquella selección se convirtiese en uno de los equipos más recordados de la historia de este deporte.
Haciendo honor a la numerología, la suma de los cinco dieces dio lugar a un 50 que era una mezcla perfecta de libertad y éxito. Una mezcla que elevó el fútbol a la categoría de arte, plasmado en el césped por cinco genios que formaron una de las mejores selecciones de todos los tiempos.
Bonito y curioso relato
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