Los octavos de Champions se acercan. Es inevitable por mucho que algunos necesiten que los días del calendario se eternicen con el único ánimo de intentar recuperar el juego y las sensaciones que han desaparecido. Lo cierto es que, si mañana se jugaran las eliminatorias, el único que podría ir con cierta seguridad al choque sería el FC Barcelona
En cuanto al R.Madrid, qué decir de un equipo cuyo único argumento para no pensar en una hecatombe contra el PSG es apelar a su historia de amor con la Champions. Sin duda un acto de fe y poco bagaje para un conjunto que se va a enfrentar a un equipo que marca goles por inercia como la manzana de Newton cae del árbol. Ese Madrid al que le cuesta horrores dejar su portería a cero mostrando por momentos desajustes defensivos grotescos. La pinta que tiene la temporada del conjunto de Zidane es que en verano los millones tendrán que tapar los resultados.

Si hablamos del Sevilla, tras la, por muchos incompresible, salida de Berizzo ha llegado al banquillo un entrenador que parece no saber donde está. Cuesta entender cómo la directiva del conjunto de Nervión se decidió antes por Montella que por Xavi Gracia. Soy de la teoría de que a la hora de elegir técnico, si se duda entre dos del mismo nivel se apueste siempre por aquel que conozca la Liga. En el Sevilla aun duele el rejonazo del Real Betis, a lo que se une el Manchester United en un horizonte de Champions muy poco halagüeño. Se habla de que se va a intentar hacer hasta cuatro cambios en el mercado de invierno para evitar lo que a todas luces huele a temporada para olvidar.
Y finalmente está el FC Barcelona. Un equipo al que, a los impresionantes resultados se le ha sumado ahora un juego que cada vez hace recordar más épocas que se creían no volverían. El Chelsea no será un rival fácil, comandados por un Hazard en el mejor momento de su carrera. Sin embargo en el Barsa se cuentan por decenas las buenas noticias. Jordi Alba, Messi, Iniesta, Vermaelen…
Pese a todo, afortunadamente el fútbol es un deporte en el que todo puede pasar. Bendito fútbol y bendita Champions…