En un suspiro. La gloria o al infierno. La derecha o la izquierda. A lo mejor al centro. Esta es poca cosa. Fichada por la Real Sociedad y se cree muy buena. Se lo voy a detener y que se joda. Menuda soy yo. Joder, encima tiene que ser hoy cuando el seleccionador está pendiente de dar la lista. En el momento más estresante de mi carrera tiene que estar sobre la mesa el acudir al Mundial. De puta madre.
La última vez lo tiro al palo izquierdo. En el partido de Copa igual. Igual ahora cree que me tiraré a la izquierda y tira a la derecha. O la muy astuta creyendo que me tiraré a la derecha pensando que hará lo contrario que siempre, hace lo de siempre. Capaz es. No me fio nada. Son momentos como estos los que hay que demostrar que nadie me ha regalado nada.
Qué tire ya de una maldita vez. La verdad es que ha sido un partidazo, podré decir que lo jugué de titular. Y lo peor es la espera, no quiero pensar. Lentísimo pasan los segundos desde la carrera de la delantera hasta que el balón toma portería. Desde la televisión es otra cosa. Recuerdo a mi padre gritando, como si los jugadores a kilómetros de distancia pudieran oírle.

Mi madre dando consejos al cancerbero. Cómo podía pararlo si se tiraba en tal dirección. De locos. Algo ridículo. Aunque ojalá estuvieran desde alguna vieja televisión gritándome con el fin de parar este penalti.
Meses de entrenar duro, días dándolo todo sobre el césped. Todo se reduce a si hay gol o no. Cincuenta por ciento de posibilidades de alegría o llanto. No hay que dejar de mirar a los ojos, hacer ver que no vas a dejar que pase el balón. Ella tiene sus motivos para marcarte, faltaría más. Aunque tú puedes más. Todo es muy frágil. Quiero saber qué espera el árbitro que no pita. Solo tiene que silbar y no es capaz de hacerlo el muy torpe.
Ahora me viene a la memoria todo tipo de música. Parezco la protagonista de un videoclip. Hay rock, clásica, algo de flamenco no falla. Y bandas sonoras de cine de todo tipo. Épica, mucha épica. Ahí, estilo HBO. Esto está visto para sentencia. Hubiera agradecido más rapidez. Esto es malo para la salud. A lo tonto he debido perder un año de vida, mínimo, de puro estrés.
Y por fin sonó el silbato. El corazón a mil cada segundo. Se acerca en carrera y ha golpeado de puta madre al balón. No es sorpresa. Ignoro el cómo. Cierro los ojos y me tiro a la derecha. Todo el balón contra mi muslo, el dolor por el balonazo y los gritos de júbilo indican que se ha logrado. Joder, somos campeonas.