Me declaro poco defensor de los sistemas de juego, lo reconozco, pero solo en el sentido numérico. Cambiar a los jugadores de ubicación en el campo, pasar de tres líneas a cuatro, o jugar con cinco delanteros no nos va a garantizar el éxito si no tenemos unos mecanismos tácticos adquiridos previamente. Hay sistemas ofensivos y sistemas defensivos, o así es como lo entiendo yo, prueba de ello es ver semana tras semana como diferentes equipos defienden con un dibujo y atacan con otro. Mis críticas van principalmente por la ruptura sistemática del dibujo y que en ocasiones sobre todo en el fútbol base lleva a confundir al jugador, por miedo a romper esa línea de 4 jugadores. «¿Debo saltar a por un rival?
La respuesta rápida es no porque rompo la línea». Por otro lado si respetáramos en su totalidad la formación sería sumamente complicado generar ciertas superioridades numéricas. Los sistemas determinan a mi entender dos aspectos, primero la ubicación sobre el terreno de juego y segundo la movilidad requerida para cada puesto. No es la misma movilidad exigida a un lateral en un sistema 4-4-2 en línea que en el caso de un 4-4-2 en rombo y aún así las movilidades las marcan las cualidades del jugador. Habrá que escoger al jugador en función del sistema que queramos emplear en cada situación o viceversa, primero el sistema de salida para luego escoger a los jugadores más apropiados.
Y es ahí donde me quedo con los dibujos, con el factor movilidad y aprovechamiento de espacios. Me gusta cambiar de sistema y de «modelo de juego», respetando unos conceptos fundamentales como la movilidad defensiva, las ayudas, las vigilancias… es sinónimo de riqueza y de resiliencia al contexto.
Pongamos a prueba nuestra memoria, ¿recordáis el partido de nuestra selección frente a Italia en el que caímos por 2-0 en los octavos de final de la Euro ’16 quedando fuera de la competición? Pues bien en aquel partido creo que la superioridad de los italianos estuvo en el dibujo, 5-3-2 en defensa, 3-5-2 en ataque. España fue incapaz de leer la superioridad en los sectores exteriores con Barzagli, Florenci y Pellé por la derecha y con Chiellini, Sciglio y Éder y lo pasó realmente mal, en cuanto Iniesta o Cesc saltaban para tapar a su par… balón dentro y superioridad en el carril central.
El «baño» táctico del ahora actual entrenador del Chelsea al salmantino fue considerable, sin respuesta por parte de este. Ahí tenemos un ejemplo del beneficio que nos puede dar un dibujo, pero también hay que tener los jugadores, la implicación volitiva y el conocimiento táctico del sistema.

En nuestro caso esta temporada empleamos en 27 jornadas cinco sistemas diferentes; 4-4-2 con los medios en línea, 4-2-3-1, 4-4-2 en rombo, 3-1-4-2 y el que más me gusta, el 3-4-3 con línea de medios en línea, sí la disposición fuera en rombo buscaríamos otros aspectos. No voy a desgranarlo ahora, pero la elección de un sistema u otro depende principalmente de dos factores, el rival y los jugadores de los que dispongo y su estado de forma.
Con el factor rival intentamos minimizar sus virtudes y maximizar sus defectos. Si por ejemplo sabemos que el rival sufre llevando efectivos a las zonas de balón escogeremos un sistema que les obligue a moverse y que a nosotros nos facilite circular el balón con claridad y facilidad, o sí tienen dificultades a la hora de defender los centros laterales jugaré con extremos puros a pierna buena. A la hora de minimizar sus virtudes… si es un equipo asociativo al que le gusta iniciar todas sus acciones en corto pasando por las tres fases del juego ofensivo intentaremos que no se encuentren cómodos con un posicionamiento avanzado y un sistema que acumule jugadores en sus primeras líneas de creación aunque ello conlleva también ciertos riesgos como el balance defensivo acumulado tras ser superada alguna de nuestras líneas de presión.
Sé que con este artículo habrá quién me atice por decir que los sistemas no sirven o están sobrevalorados, que son solo números. Muy lejos de la realidad, lo único que con este artículo intento dejar claro es que el uso de un sistema u otro no puede ser ajeno al jugador o de su desconocimiento, al igual que un mismo sistema puede ser empleado con dinámicas diferentes. Insisto en que al jugador hay que dárselo todo y tiene el derecho y el deber de saber porque se comporta de esa manera y decirle que el sistema se rompe porque sino no tiene viabilidad. Conozco casos, uno muy concreto en el que en la charla previa a un partido de 2ª B el entrenador le dijo al grupo que iban a salir con defensa de tres sin nunca antes haberla trabajado. Ir a la guerra sin haber cogido un fusil antes sería lo más parecido. Si los dibujos nos dan esas alternativas empleémoslas de la manera correcta.