La corbata hace tiempo que hizo un corte de mangas que escuece al chándal. Irónicamente, quien va a trabajar día a día con los jugadores es la persona que menos poder tiene sobre qué fichar. La ilusión de que tiene derecho a voz y voto. Si lo que pidiera no vende lo suficiente en un barrio del lejano Japón, no tiene sentido. Mandó traer un delantero, pero el presi tuvo acceso a un vídeo de su sobrino sobre un defensa central que revienta Youtube. Más puede eso que cualquier folio redactado por la mano de un profesional.
No es la forma de hacer las cosas. Con prisas, sin dejar las pausas pertinentes para ver poco a poco resultados. Qué vicio. Se ha perdido la paciencia entre ruidosas cifras de fichajes de un mercado que hace tiempo se volvió loco. Loco e irreal. Mataron al fútbol. Dan urticaria los proyectos a largo y manda el ahora mismo. El último gol te salva o manda a casa. No hay visión de conjunto.
No sois dioses. Debéis estudiar y ver errores, cambiar y esperar. Volver a analizar. Una temporada, dos y tres, buenas no pueden servir de parche. No puede quedarse el hambre de triunfo en el equipaje del aeropuerto. De eso nada. Hace falta más profesionalidad y menos actos de Nike. Más autocrítica, en los momentos difíciles no actuar a la ligera. Una mano en el hombro y palabras sinceras de confianza pueden más que cualquier amenaza de o goleas a este o fuera. O pasas de ronda o fuera. El fútbol no entiende de amenazas. Entiende de equipo.

Sobran egos y faltan compañeros. Todos se creen con derecho a estar en el once y pocos los que sólo confían en su trabajo. También escasea el conocer el lugar que corresponde a cada uno. La realidad es incómoda a veces, como una camiseta que queda pequeña. Aunque hay que mirarla a la cara y sobrevivir en la jungla de especulaciones. El rival también juega queridos amigos.
Y nadie tiene la culpa de nada. Los fichajes que no funcionan vienen solos. El sistema que no cuadra, se coloca con arte en la pizarra por arte de magia. Todos son un todo que no ven más allá de ellos mismos. La capacidad de análisis también está de luto. No se trata de gastar, se trata de hacerlo bien.
La prensa no es un cuchillo que clavar por la espalda. Tiene una misión mucho más elevada que la de servir a tus caprichos de ego pretencioso. Así que tenéis que volver a poner los pies en el suelo. Levantaos y seguid, no hay otra. Todo lo visto hasta ahora, no es la forma de hacer las cosas.