En una Bundesliga que, al menos de momento, se presenta muy abierta, el Borussia Moenchengladbach lidera una clasificación que acumula cinco equipos en tres puntos. Si en algo radica el secreto de su éxito, es en la intensidad que su nuevo entrenador, Marco Rose, le ha aportado al equipo.
Este Borussia Moenchengladbach del extécnico del RB Salzburgo es uno de esos equipos en los que la intensidad no debe confundirse con un planteamiento centrado en la defensa. Es un equipo intenso, sobre todo, en ataque. Rápido, directo, presionante, atrevido y vertical.
Rose suele formar con un 4-3-3, aunque en ocasiones presente un 3-5-2, que durante el partido puede convertirse en un 3-4-3 por la posición de los laterales. Aunque en función de esa colocación sobre el campo, o simplemente por efecto de las rotaciones habituales, sea difícil que repita alineación, podemos aventurar un once tipo bastante probable.
En portería es imprescindible el veterano suizo Yann Sommer, un guardameta rápido y ágil, de reflejos, de los que hacen milagros. A pesar de ser un seguro para un equipo de este nivel, tiene cierta costumbre de despejar más que de agarrar, lo que a veces resulta peligroso.
Dos centrales jóvenes, como Elvedi y Ginter, son fijos en el eje de la defensa. En caso de jugar con tres atrás, les acompaña el veterano canterano Jantschke. En el lateral derecho, el austriaco Stefan Lainer es un todoterreno. Por la izquierda, reparten minutos el veterano sueco Wendt con el argelino Bensebaini, más poderoso y expeditivo en defensa.

Si pensamos en una línea medular de tres, ya que cuando son cinco se le incluyen como carrileros los laterales que ya hemos comentado, suelen aparecer dos interiores y un eje. Este aparece a diferente altura que, según partidos, puede situarse por delante o por detrás de los interiores.
El interior izquierdo suele ser Zakaria, potente y muy capacitado para la recuperación, suele ser quien asoma más cerca de la defensa. A la derecha, con mayor talento creativo, se sitúa normalmente Kramer. Entre ellos puede aparecer el joven eslovaco Bénes, muy combinativo y móvil para empezar el juego desde atrás, y que además tiene buen pie para las jugadas a balón parado. En funciones más parecidas a las de un mediapunta, puede formar el joven alemán Neuhaus, que aparece en posiciones más adelantadas que Bénes, con mayor vocación vertical.
El tridente de ataque es verdaderamente un vendaval. Son rápidos, intercambian posiciones constantemente y tienen la portería entre ceja y ceja. En derecha, pegado a la cal, aparece Patrick Herrmann, un buen regateador y finalizador de cara a gol, que suele aparecer en diagonal con muy buena intuición para situarse en el área. Es de estos jugadores que suelen estar en el sitio y lugar adecuados.
Por el centro, Alassane Pléa, un ariete generoso, que sabe combinar con sus compañeros y repartir goles, abriendo espacios para que los demás delanteros puedan atacar la portería rival y ejerciendo de nueve rematador cuando las circunstancias lo sugieren. Ya ha llamado a las puertas de su selección, y Deschamps seguramente volverá a contar con él. A su lado, otro francés, de herencia ilustre.
El joven Marcus Thuram es, como podrán imaginar, hijo de Lilian Thuram, aunque su juego es muy diferente al del campéon del Mundo en 1998. Si su padre formaba como lateral derecho, Marcus ejerce de extremo izquierdo, aunque sea una especie de falso nueve que sorprende llegando al remate y aparece poco en el juego combinativo o buscando desbordar por banda.
El joven Embolo, o los míticos capitanes Stindl y Raffael, suelen aparecer en las rotaciones o como sustitutos de los miembros de este tridente, aportando también minutos de calidad en ataque.

Como decíamos al inicio del artículo, el Borussia Moenchengladbach es un equipo muy intenso. Ese es un concepto que suele aliarse frecuente con la actitud defensiva, pero que en el caso de los de Marco Rose, lo aplican al juego ofensivo.
Atacan con voracidad, buscan espacios y mezclan desplazamientos en corto con pases profundos o balones colgados. Tiran constantes desmarques y, aunque salen combinando, una vez que el balón pasa la línea del centro del campo, tratan de encontrar el camino más corto hacia el marco rival. Apenas juegan hacia atrás o de espaldas.
Trabajan muy bien en ataque las jugadas a balón parado. Sobre todo cuando Bénes está en el campo. Arrastran muy bien a la defensa rival en este tipo de acciones para encontrar aclarados para sus rematadores.
A la hora de defender, es un equipo peculiar. Si bien a estas alturas de siglo XXI no podemos hablar de equipos de élite que defiendan al hombre, este Moenchengladbach hace lo más parecido que se pueda encontrar a una defensa individual.
Esto se debe a la presión tan fuerte que hacen todos los jugadores sobre el rival que ocupa su zona. Al ir tan encima del rival, se convierte en un equipo engorroso, que a veces roba en posiciones peligrosos. Pero si por calidad individual o por una buena combinación, el rival elimina defensores, se puede ver generando opciones claras de gol. Además, este plantemiento le lleva a cometer bastantes faltas.

Como cuando hemos hablado de otros equipos de la Bundesliga, sigo pensando que el Bayern Munich, en principio, debe estar por encima de sus rivales. Manteniendo la teoría de que cuando los bávaros despierten, se acabarán llevando una competición que marcha tan igualada, cabe reconocer que el mérito de los potros, como es conocido este equipo en Alemania, es indudable.
Este equipo trabajado, alegre y eléctrico se mantiene en cabeza y, si no tiene que enfrentar grandes problemas de lesiones, debe estar al menos en la pelea de los puestos de Champions hasta el final. También dependerá de su desarrollo en la Europa League, en la que actualmente marcha segundo de un grupo con Basaksehir de Turquía, Roma y Wolfsberger austriaco.
Veremos hasta dónde le llega el oxígeno al equipo de Marco Rose, pero de momento, si quieren vibrar con un equipo intenso en campo rival, no duden en seguir a este Borussia Moenchengladbach.