La Copa de Europa cumplía 25 años y los participantes en la temporada 1979-80 eran, como siempre, ilustres. El campeón anterior, el sorprendente Nottingham Forest, se postulaba decidido a revalidar su título. Hasta la ronda de semifinales, su camino no resultó difícil, ya que eliminó al Osters de Dinamarca, al Arges Pitesti rumano y al Dinamo de Berlín, de la entonces República Democrática de Alemania.
En esa penúltima ronda aguardaba un hueso duro, el Ajax de Amsterdam, que había dado muestras de su poderío al apabullar al HJK Helsinki, con un escandaloso resultado global de 16-2, Omonia Nicosia (10-4) y Racing Estrasburgo francés (4-0). Después de dos igualados enfrentamientos, los ingleses repetían presencia en la final al derrotar al Ajax por un global de 2-1.
Por la otra parte de la tabla acudía el dueño de la competición, un Real Madrid que, con seis títulos, dominaba claramente el ranking histórico del torneo.
Los españoles eliminaron al Levski Spartak de Sofía para encontrarse en segunda ronda con un fuerte Oporto, que quedó eliminado por el valor doble de los goles marcados en campo contrario. También tuvieron que remontar en la siguiente fase, donde se enfrentaron al Celtic de Glasgow. Tras perder en Escocia por 2-0, consiguieron la proeza en la vuelta al derrotar al Celtic por 3-0 y asegurar su pase a la semifinal. Allí le esperaba uno de los ogros de la competición.
Los alemanes del Hamburgo tenían un potentísimo equipo plagado de grandes futbolistas en todas sus líneas. En defensa, destacaban su excelente lateral derecho. Manfred Kaltz y el jefe de la zaga, Ditmar Jakobs. Al mando del centro del campo estaba el genial Felix Magath, que surtía de balones a la delantera, donde sobresalían el fabuloso Kevin Keegan y el gigantesco ariete Horts Hrubesch. Así pues, el Hamburgo se presentó en Madrid para disputar el encuentro de ida dispuesto a seguir aumentando la leyenda negra que arrastraba entonces el Real Madrid en enfrentamientos ante equipos teutones.
Sin embargo, dos goles de Carlos Santillana acabaron con el poderío alemán para dejar al Real Madrid a las puertas de un final que no disputaba desde su último entorchado, en 1966. Para ello, solo bastaba con aguantar ese resultado en el Volkspark Stadion, que para el partido de vuelta se convirtió en una auténtica olla a presión.
El Hamburgo salió a por todas y atacó sin tregua con la idea de voltear la eliminatoria. Consiguieron igualarla a los 16 minutos, tras un penalti marcado por Kaltz y un cabezazo de Hrubesch. A partir de entonces, los protagonistas fueron los dos jugadores ingleses del encuentro. Cunningham marcó un hermoso gol de vaselina en el minuto 31 que volvía a dar esperanzas a su equipo. Pero en esa primera parte quedaban todavía por ocurrir muchas más cosas.

Kevin Keegan demostró por qué fue el ganador del Balón de oro en la temporada anterior y se encargó de ofrecer una verdadera exhibición. Kaltz y Hrubesch volvieron a marcar para poner el marcador en 4-1 al acabar los primeros 45 minutos. Pudo recortar otra vez distancias Cunningham, pero su disparo se estrelló en el larguero.
En la segunda mitad, el equipo blanco bastante hizo con aguantar los ataques de su rival, que consiguió el definitivo 5-1 justo al final del encuentro, poco después de que Vicente Del Bosque fuese expulsado por dar un manotazo a Keegan. Por lo tanto, la historia continuaba y el equipo madridista seguía siendo vapuleado cada vez que pisaba tierras germanas.
En la final del torneo, el Nottingham Forest derrotaba al Hamburgo por un gol a cero para hacer historia y convertirse, hasta el día de hoy, en el único club de Europa que ha ganado más títulos continentales que ligas de su país.
Aquella noche de finales de abril de 1980, el Real Madrid se presentó en Hamburgo soñando con alzar su séptima Copa de Europa. Lo malo es que el despertar fue bastante duro al tener que admitir que había sufrido una atroz pesadilla.
El Hamburgo, por su parte, aun tuvo que esperar tres temporadas para levantar, al fin, el trofeo que le acreditaba como mejor equipo de Europa.
Recuerdos de un tiempo en el que el fútbol tenía menos focos y repercusión que en la actualidad,menos belleza,quizás,pero un halo de autenticidad y un brío menos sofisticado por el refinamiento técnico que lo maniata en nuestros días.
0